Editorial

Taxis, aplicaciones para celulares y la libertad del consumidor

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Por Leonardo Costa ///

El reciente fallo de la Comisión de Defensa de la Competencia, órgano desconcentrado del Ministerio de Economía y Finanzas, sobre el uso de aplicaciones en celulares para la contratación de servicios de taxi en Montevideo nos hace detenernos brevemente hoy para analizar el impacto de esa resolución en las preferencias del consumidor.

Sin dudas, es un triunfo para el consumidor pues fortalece su poder de elección en el servicio, le permite acceder en menor tiempo al transporte y por sobre todo hacerlo sin que nadie intermedie en su relación con el conductor del taxi, vale decir quitándole poder a las organizaciones como las patronales del taxi y su arcaico sistema de radio llamadas.

El fallo administrativo, de fines de junio de este año, tiene un doble contenido dispositivo: por un lado, impone el cese inmediato de la conducta de prohibición e imposición de sanciones a todos los afiliados al Centro de Propietarios de Automóviles con Taxímetro del Uruguay por utilizar otros medios de pedidos de taxis diferentes a los desarrollados o promovidos por dicha gremial, quedando permitido el libre uso de cualquiera de los sistemas de contratación de taxis como ser Easy Taxi; y, por otro, le impone una sanción pecuniaria al mencionado Centro de Propietarios por la conducta contraria a la libre competencia en un mercado relevante como el del transporte urbano. En síntesis, se pone del lado del consumidor y de la libertad de elección, castigando el poder abusivo en el mercado del taxi.

El fallo impone una regla que implica que la relación económica y contractual del servicio de taxi puede ser de carácter directo entre el conductor del taxi y el pasajero, sin necesidad de intermediarios que a las partes nada le aportan. Es de pensar, que de prosperar esta modalidad de contratación, y la consecuente pérdida de poder en la relación comercial de las asociaciones de propietarios, el servicio tenderá a ser mejor en términos de tiempo de espera para el consumidor y probablemente en el futuro el precio mas bajo.

Esta modalidad de contratación por medio de aplicaciones en los celulares ha revolucionario el mercado mundial del transporte urbano, generando nuevas opciones de servicios para el consumidor. Esta forma de relacionamiento entre el consumidor y el taxista llegó para quedarse como forma de contratación directa del servicio e impondrá cambios irreversibles sobre el servicio de transporte. Los números a nivel regional son una clara demostración de lo antes mencionado: los pedidos de taxis por celular aumentaron en Brasil en un 82 % en el Carnaval de São Paulo en 2014, en Bogotá el 90 % de los usuarios del servicio de taxi ha utilizado alguna aplicación para hacerlo en el año 2014 y así en todos los mercados mundiales el uso de las aplicaciones para el uso del servicio de taxi ha crecido de manera exponencial.

La resolución de la autoridad uruguaya va en consonancia con decisiones en igual sentido que se han adoptado en Brasil y en la Comisión Europea. En Europa se ha entendido en principio que el uso de servicios alternativos de transporte compartidos por particulares como es el caso de Uber no son violatorios de normas comunitarias. Si bien el servicio del tipo de Uber es diferente a los mecanismos de uso de taxis por aplicaciones de celular, pues el primero implica un mecanismo no profesional de transporte de libre fijación de la tarifa, lo importante es la tendencia de los reguladores hacia la libertad de opción del consumidor.

El nuevo modelo de negocios que se abre con estas aplicaciones cambiará el mercado de los servicios, sin dudas, pero también acercará al productor de bienes al consumidor eliminando progresivamente jugadores de la cadena productiva.

La ley y el marco regulatorio del transporte deben propender al empoderamiento del consumidor y el prestador directo del servicio como forma de fomentar la libertad y la iniciativa privada. Entre el monopolio y la libertad, la opción debe ser para el consumidor una sola: la libertad.

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