El ángulo jurídico del consentimiento informado para las vacunas contra el Covid-19: Con el Dr. Pereira Campos

Quienes quieran vacunarse contra el Covid-19 en Uruguay deberán firmar un consentimiento informado.

Esto sería una exigencia de parte de los laboratorios con los que se firmó contrato, Pfizer/BioNTech y Sinovac, aunque esos contratos son todavía confidenciales.

Todavía no se conoce tampoco cómo sería el formulario, pero en otros países lo que se firma es una constancia de que las vacunas, como todo medicamento, pueden tener efectos adversos.

Así lo informó El País. Según publica ese diario, la novedad tomó por sorpresa a la comisión asesora de vacunación. Los técnicos no están en contra de esta firma, que sería una garantía para todas las partes, pero sí se considera que puede terminar desestimulando a quienes tengan dudas respecto de si inmunizarse.

Al conocer la información, el abogado Santiago Pereira Campos escribía que “la firma del consentimiento informado tiene gran incidencia en la eventual litigación vinculada con la vacuna”.

Esta mañana profundizamos desde ese ángulo con el Dr. Pereira Campos, quien es también profesor titular de Derecho Procesal en la Universidad de Montevideo.

Candela Stewart

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3 Comentarios

  • El título legal -y vinculante- es: CONSENTIMIENTO INFORMADO,
    de hecho lo es y es un eufemismo de: si algo falla, ve a reclamar al pie del arcoiris, eso firmaste informadamente.
    °
    La vacuna, se anunció que no será obligatoria y a la vez se hace énfasis en la conveniencia de inocularse, se apela a la ética, se convoca a la solidaridad; y está bien o muy bien.
    °
    No tan ético, solidario y conveniente, luce blindar cualquier eventual responsabilidad ante efectos adversos y consiguientes reclamos legales que no significan especialmente prestigio del laboratorio y la autoridad sanitaria del país, sino concretamente, DINERO.

  • Mi impresión cruda sobre esto es que globalmente, a la sociedad le conviene que la gente se vacune pero el riesgo individual todavía es incierto.

    Normalmente cuando alguien con poder real necesita que uno haga algo, lo «exhorta» a hacerlo pero sin obligar y en lo posible compromete al exhortado con la decisión para poder descargar responsabilidades.

    Lo cierto es que saben que las vacunas del COVID todavía no tienen ni cerca de los años de experimentación que tenían hasta ahora las otras vacunas. Si bien hay muchas cosas que se pueden acelerar con dinero y horas de trabajo, los tiempos biológicos no.

    Por ejemplo, hay vacunas para gatos que se sabe que el aluminio que contienen para generar la inflamación (que a su vez genere la reacción inmune) aumenta la probabilidad de desarrollar cáncer de piel. Eso no se supo al año de administrarla, sino a los muchos años de observar la incidencia de cáncer en gatos vacunados con esa vacuna vs los gatos que no recibieron la vacuna.

    Un gobernante o un laboratorio no pueden asegurar que esta vacuna no tenga efectos a largo plazo porque todavía no se pudo observar el largo plazo. Pero por otro lado, la emergencia obliga a pensar que colectivamente es mejor vacunar y asumir ese riesgo que dejar al virus propagarse libremente o seguir con la economía frenada 10 años, probando la vacuna con voluntarios a ver qué efectos tiene en ese largo plazo.

    En definitiva, es políticamente razonable que los gobiernos nos «exhorten» y nos traten de convencer pero nos dejen la libertad de no hacerlo, por si algo sale mal. Es razonable comercialmente también que los laboratorios se saquen de encima la responsabilidad por si algún estudio muestra que la vacuna tiene algún efecto a largo plazo. Todo esto es en definitiva consecuencia de que la vida real no consiste en elegir entre lo malo y lo bueno, sino el riesgo menor. Eso se llama «gestión de riesgos» y es lo único que existe en el mundo real (lamentablemente). La idea de que uno pueda «pasarle» la responsabilidad total de sus decisiones personales a otro es una quimera porque nadie puede comprar ese problema a escala de millones de personas.

    Lo positivo del consentiemiento es que hace tomar conciencia al paciente de que la medicina no es magia y que el médico no es una autoridad sobre el cuerpo de los pacientes. El médico asesora, es un idóneo y conviene tener algún médico de confianza para gestionar mejor los riesgos de salud que tenemos. Pero al final, la decisión última es del paciente.

    • – Así que, por ejemplo, si yo decido que me practiquen la eutanasia pero el procedimiento indicado por mi médico fracasa, no lo puedo hacer responsable a él, sino que la culpa es mía porque no espiché…

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