El Sistema de Protección para el Ganado en el Transporte propone una solución al problema de los machucones que sufren los animales cuando se los traslada hasta el frigorífico y que genera pérdidas estimadas en US$ 8 millones por año. El proyecto, impulsado por el empresario José Lestido, fue premiado por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación.
EN PERSPECTIVA
Lunes 09.11.2015, hora 10.23
EMILIANO COTELO (EC) —¿Ustedes sabían que la cadena cárnica en nuestro país pierde millones de dólares al año en la operación traslado del ganado hacia el frigorífico? No es un problema solo nuestro, afecta a todo el sector en todo el mundo, y la causa son los machucones que sufren los animales cuando suben y bajan de los camiones en los que se los transporta.
La buena noticia es que hay una solución, y además es uruguaya. Se llama Sistema de Protección para el Ganado en el Transporte y acaba de ganar el primer premio en la competencia Emprendedores en la Mira 2015, organizada por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII).
Está con nosotros esta mañana el encargado de desarrollar esta idea, José Lestido.
ROSANNA DELLAZOPPA (RD) —La primera pregunta es cómo un empresario vinculado a la industria automotriz termina involucrado con un tema que puede ser una solución importante para un país agroexportador, tanto Uruguay como los de la región.
JOSÉ LESTIDO (JL) —Bueno, en realidad hay una cuestión familiar ahí, yo tengo dos cuñados que son productores rurales y otros dos que son transportistas de ganado, entonces en todas las reuniones familiares aparecía a cada rato este tema. Me puse a investigar este asunto, pensé que en el Instituto Nacional de Carnes (INAC) debía haber alguna información sobre este punto, y me vinculé a través del INAC con un amigo, Guillermo Pigurina, que trabajaba ahí, ahora está en la industria frigorífica. Él me dijo: contactate con Stella Maris Huertas, que es la veterinaria que dirige el instituto de Bienestar Animal, que ellos han trabajado e investigado este tema. Ahí me vinculé con ella, le expliqué la idea y en seguida abrazó el proyecto.
RD —¿Eso le imprimió algún valor científico al tema?
JL —Claro, exactamente, ahí está la clave de que el proyecto haya sido distinguido: está bien presentado porque está muy bien cuantificado el tema en base a los trabajos públicos que ellos han publicado. Allí determina con precisión cuál es la pérdida en gramos, en kilos, por animal.
EC —Podríamos profundizar en eso, en el problema, estoy seguro de que muchos de nuestros oyentes no tienen ni idea.
JL —Exactamente. En base a los trabajos presentados por ellos se puede determinar con precisión cuánto es la pérdida en gramos por animal.
EC —¿Pero por qué se pierden gramos por animal?
JL —Porque se machuca el animal cuando se golpea, sobre todo en la operación de carga y descarga contra los marcos de las puertas y después dentro de las jaulas, contra las barandas. Esos machucones hay que retirarlos de la carcasa y son gramos que se pierden.
EC —O sea, en el frigorífico al animal una vez faenado se le quita esos machucones.
JL —Se retiran esos machucones.
ROMINA ANDRIOLI (RA) —Hoy en día es una pérdida para el productor, que recibe menos kilos ¿no?
JL —Exacto. Se llama tercera balanza: hay una primera balanza que es el animal en pie, una segunda ya faenado y la tercera es cuando le retiran la grasa, esto, lo otro y los machucones. Eso es una pérdida para los productores.
EC —¿No hay una pérdida también en materia de cueros?
JL —Es menos, también hay, esa no está ni siquiera incorporada en este cálculo. Hay una pérdida en los cueros y también pasa que en general es en las zonas más valiosas del cuero, pero en el proyecto no pusimos esto porque no pudimos cuantificarlo.
EC —Sí pudieron cuantificar las pérdidas en materia de carne.
JL —Exacto, de carne sí se pudo calcular con precisión, pero en el cuero tiene otro problema, porque cuando el frigorífico vende el cuero está con pelos, recién cuando las curtiembres hacen el proceso de pelado aparece la pérdida. De eso ya no hay registros, entonces no pudimos cuantificarlo.
RA —¿Y de cuánto son las pérdidas, cuánto estiman que se pierde por año en el traslado de animales por estos golpes?
JL —¿En el tema carne?
RA —Sí.
JL —En Uruguay a valores de la tonelada de carne internacional actuales y el nivel de faena son, aproximadamente, US$ 8 millones, en Uruguay.
EC —¿Y no había, ni en Uruguay ni en ningún otro país, una fórmula para atenuar esos golpes?
JL —No, precisamente, como te decía, cuando vas a presentar una innovación hay que relevar el estado de la técnica, como se le llama. Para eso hay que hacer una búsqueda internacional de patentes, que fue lo que hicimos, y, por otro lado, el instituto de Bienestar Animal que dirige Huertas se contactó con los otros institutos de las otras universidades en el resto del mundo. Efectivamente pudimos chequear que no había una innovación, un sistema para este tema. Eso fue lo que nos motivó a presentar el proyecto a este concurso.
RD —Escuchándote me surgen dos cosas: esto podría ser realmente una evolución, porque no es solo para Uruguay sino también para otras regiones del mundo, pero al mismo tiempo me pregunto por qué a nadie se le había ocurrido nada hasta ahora. ¿Hay intereses de fondo?
JL —No creo que sea eso, lo que sucede es que la parte de transporte –y esto lo comentábamos con Rosanna antes de la entrevista– es el eslabón menos integrado dentro de las cadenas agroexportadoras, del lado de la producción y de la exportación o industrialización. Nadie ha invertido investigación o recursos en ese tema.
RD —Pero ahora que se trabaja con el concepto de cadena de valor parece muy raro que ni siquiera en el sector productivo, que sería el más damnificado por esto, porque es a quien se le resta el valor de lo que está vendiendo.
JL —Sí. No tendría cómo explicarte por qué no, pero a realidad es que el sector transporte es el eslabón menos integrado.
RD —Pero en esto el transportista no pierde en nada.
JL —En algunas ocasiones les descuentan los machucones, sobre todo cuando hay, por ejemplo, animales caídos. Esto también va en perjuicio de los transportistas.
RA —Vayamos a la solución que ustedes encontraron, ¿en qué consiste?
JL —Se coloca, al interior de la jaula, un material elástico… son placas que se van montando contiguas al interior de la jaula, queda como un material elástico…
EC —Cuando hablamos de jaula hablamos de las barreras que rodean al ganado en el transporte en el camión.
JL —Exactamente.
EC —Entonces, del lado de adentro de esas barreras…
JL —Va a tener un material acolchado, para decirlo de alguna manera, en la faja de 70 cm que involucra la parte de costillares, caderas y qué sé yo, no hacia arriba ni hacia abajo. Eso se monta con un respaldo que es plástico, rígido, pero lo interesante es que es material reciclado. En la propuesta de valor no solamente se reduce la huella de carbono en la fabricación de este sistema sino que además le estamos dando destino a un material que iría a los sitios de residuos. Eso también es una innovación uruguaya, se llama Uruplac la placa esa, que fue premiada también en un concurso de la ANII.
Eso es con respecto a las barandas de la jaula, pero las jaulas tienen la puerta de entrada y reparticiones en el medio. En las puertas van unos “encauzadores”. La novedad que hay aquí es que estos “encauzadores” son unas aletas que se arman y se pliegan, cuando están plegadas quedan paralelas a la pared de la jaula y cuando se arman hacen como un embudo en la puerta pata que el animal no se pegue contra las aristas de la puerta guillotina, que son metálicas. Estas aletas se arman y se desarman con un sistema neumático que toma de la línea de frenos del camión, porque todos los camiones tiene sistema neumático para alimentar los frenos, entonces no es necesario poner un compresor más ni… se toma de la línea del sistema neumático del camión.
RD —¿Todos los camiones que están trabajando hoy en la cadena tienen eso?
JL —Todos los camiones, el 100%, tiene el sistema neumático. Es más, los más modernos ya vienen con una caja con llames para incorporar elementos externos, como este.
RA —Y de esta forma no se pegarían ni con las barandas ni con…
JL —Ni con la puerta, a la entrada y la salida, y además en el momento del transporte irían pegando contra las barandas con un material acolchado.
EC —¿Y qué costo tiene instalar esta tecnología en un camión?
JL —Todavía no estamos en etapa de… Ahora estamos construyendo el primer prototipo, ahí hay una fase de ensayos. Hay que estar preparado porque no hay ninguna idea que funcione bien de entrada, entonces lo que vamos hacer es construir un prototipo, ponerlo en un camión a rodar y ver qué es lo que hay que corregir, porque seguro que algo vamos a tener que modificar y mejorar.
Una vez que el producto esté funcionando vamos a la fase de validación, que es llevar dos camiones idénticos al mismo establecimiento, el mismo día, con destino a la misma planta de faena, uno equipado con este sistema y el otro sin él, de manera que la única variable a despejar sea la utilización de este. Con esas dos tropas se hace el análisis pos mortem con este equipo de veterinarios, que es lo que ellos hacen, es su especialidad, y ahí se hace la medición exacta del impacto del uso de esta tecnología.
RD —¿El proyecto de la ANII implica acompañar en ese proceso de validación?
JL —No.
RD —Ahora corre por cuenta…
JL —No, este proyecto fue distinguido solamente en concurso, si nosotros presentamos el proyecto a la ANII para hacer un contrato y hacer subsidios, ahí por supuesto estarán todas esas etapas. Esta primera parte fue solamente un concurso.
RD —Y toda esta etapa de validación sigue en manos privadas, digamos.
JL —Sí.
EC —Volviendo a la pregunta: ¿qué estimación de costo por unidad hay?
JL —Entre US$ 5.000 y US$ 6.000 sería el producto que se va a vender en kits, cosa que cualquier empresa transportista pueda… Cada empresa transportista tiene su equipo de mecánicos, por más chica que sea.
RA —¿Y esos serían los que deberían asumir este costo, o a qué actor de la cadena cárnica le corresponde?, porque parece que le interesa a muchos
JL —Exactamente, este es el costo que tiene el equipo, ahora, ¿cómo participan los integrantes de la cadena cárnica en él? Primero que a todos les interesa, por lo tanto todos podrían participar en costo y/o financiación del equipo. No es una inversión que deba recaer exclusivamente en la empresa transportista. Y las modalidades de financiación las veremos, puede haber subsidios, financiación… eso se verá. Lo que sí tenemos claro es que es un interés de todos los sectores de la cadena cárnica.
EC —¿Efectivamente ustedes hicieron esas consultas, hablaron con los distintos eslabones de la cadena?
JL —Sí, hemos hablado informalmente, no hay ni pre acuerdo, ni pre contrato ni nada de esa índole, sí está demostrado el interés.
RA —¿Y puede llegar a exigirse también un manejo de buenas prácticas, por ejemplo?
JL —Esa es otra muy buena pregunta. Nosotros vemos que esto tiene el potencial de convertirse en un estándar exigible, tanto sea a nivel privado por un protocolo de buenas práctica de bienestar animal como que de repente las autoridades en la materia –no sé, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca– digan… como fue la trazabilidad, por ejemplo, esto es algo que aporta valor a la cadena a largo plazo y nos interesa promocionarlo, entonces tiene potencial de convertirse en un estándar exigible.
EC —Eso requiere decisiones tanto del sector privado como, en un segundo escalón, del gobierno. ¿Hubo ya conversaciones en esta materia?
JL —No, con el gobierno no, a nivel privado sí.
RD —Ahora ya están en manos empresariales, privadas, casi que personales. ¿Tenés alguna estrategia de cómo seguir con esto?
JL —Hay que subir los escalones de a uno. Lo primero es completar la construcción del prototipo y los ensayos primarios hasta los ensayos de variación por mortem. Una vez concluida esa etapa, con los datos concretos de esto, vamos a salir a plantearlo.
RD —¿Y el instituto de bienestar animal tiene suficiente apoyo político como para que esto sea una herramienta, no solo en sí misma de orgullo nacional, sino que pueda ser incluida en los protocolos, como decíamos?
JL —Claro, pero tenemos que llegar a esta fase primero. Si podemos demostrar que esto reduce los machucones en un porcentaje de… 80 % o más, entonces es una tecnología que tiene un potencial muy importante.
EC —Y de la posibilidad, también, de la exportación, ¿no?
JL —Obviamente.
EC —¿Ustedes están reservando patente, cómo juega ese factor de por medio?, porque la información ya está circulando…
JL —Antes de que tomara estado público iniciamos el proceso de patentamiento.
RA —¿Y a qué mercados, por ejemplo, podría llegar a exportarse?
JL —Lo primero en el sistema de patentes es que tú contratás un espacio de ventana, es una reserva que en las patentes locales es de 18 meses pero en el sistema PCT [Patent Cooperation Treaty], que es uno internacional, es de 30 meses. En ese tiempo tenés que decidir en qué mercados finalmente vas a patentar y hay que ir mercado a mercado. Por supuesto que el objetivo son los mercados en los que hay producción de carne intensiva, Estados Unidos, Australia, Sudáfrica, y los países de la región, Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay.
RD —El potencial es enorme.
EC —Entonces, ¿cuándo tendremos las próximas noticias de este proceso?
JL —El prototipo inicial va a estar pronto, calculo, en la primera quincena de diciembre. Vamos a probarlo y ahí tendremos tres meses de fase de ensayo, las modificaciones y después sí, ya, la fase de… A mediados del año que viene estaríamos ya con la validación hecha, suponemos.
RD —De vuelta en la radio.
JL —Cuando ustedes digan.
***
Transcripción: Andrea Martínez
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