Repetición escolar cayó al mínimo histórico
Foto: Daniel Rodriguez / adhocFOTOS
La repetición escolar cayó en 2022 al nivel mínimo que registran los antecedentes históricos en Uruguay. Según datos oficiales primarios que adelantó el viernes El Observador, en 2022 solo el 2,83% de los alumnos quedaron repetidores.
El presidente de la Administración Nacional de Educación Pública, Robert Silva, sostuvo que el resultado se debe a la aplicación de estrategias que sustituyen a la repetición, que todavía está vigente en Primaria. Dentro de esas líneas de trabajo, Silva mencionó las tutorías para los alumnos con más dificultades y el programa de maestros comunitarios que vincula a las familias con las escuelas y la trayectoria educativa de los niños.
«La explicación de la baja histórica en la repetición del Uruguay en primaria es por el gran trabajo de miles de docentes con nuevas estrategias que este gobierno ha establecido y que han impactado favorablemente en el aprendizaje y tránsito de los niños».
La transformación educativa que iniciará en marzo elimina la repetición en primero, tercero y quinto de escuela. El mecanismo sí permanecerá en segundo, cuarto y sexto.
La Tertulia de los Lunes con Miguel Brechner, Martín Bueno, Diego Irazábal y Ana Laura Pérez.
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3 Comentarios
Esto me confirma lo que vengo diciendo hace años: los dos bloques ideológicos piensan exactamente lo mismo en lo que hace a la educación. Si las autoridades presionan a los docentes y plantean eliminar la repetición, entonces la repetición desaparece. ¿Quién diría? Esta es una discusión mal planteada. La repetición no es un recurso pedagógico, no es un instrumento pedagógico, es simplemente una forma de darle una nueva oportunidad al estudiante sin «regalarle» la certificación de un nivel al que no llegó. Claro que mucha gente en la sociedad resiste este ideología hegemónica. Un sistema que no certifica niveles adquiridos, no garantiza aprendizajes y devalúa el valor mismo de la educación. La educación en la que el establishment cree es una educación pensada como proceso de socialización y de reafirmación emocional de un individuo que no conozca el fracaso, las metas ni la frustración. Lamentablemente afuera del sistema lo espera un régimen capitalista despiadado, que con criterios mucho menos meritocráticos que los de la educación los va a condenar al fracaso perpetuo y los va a encontrar sin el menor entrenamiento en la resiliencia. Seguimos felicitándonos de logros simbólicos que han sido decretados administrativamente. Lamentablemente tengo razón y la ideología de la derecha y de la izquierda coinciden en el «siga, siga».
La educación como remiendo estadístico para zurcir un ranking, además de un error, tampoco es educación; el problema no es tanto que el niño o el adolescente repita, el problema es que se le estigmatice por ello como un fracasado (los mensajes de los oyentes lo ilustran) , y el otro problema, ese si mayor es que pase por el ciclo y no aprenda lo mínimo para desarrollar su intelecto.
Enfatiza Irazabal sobre la visión holística y acuerdo con él, es entonces contradictorio ralear en el peso de la currícula a Filosofía e Historia, materias imprescindibles para desarrollar pensamiento crítico holístico, incentivar la curiosidad de pensar y saber.
Un sindicato que me desagrada en sus métodos (FENAPES) no sólo con éste gobierno sino en los anteriores también, tiene y tenía varias razones pedagógicas y empíricas más que fundadas que no fueron atendidas por no habilitarlo como interlocutor válido, hay que reconocer tal omisión.
La reforma en curso es menos que una reforma y es un retoque nomás.
Luego de charlar hoy con una amiga ingeniera civil sobre este tema y el consenso que generó el pase social por izquierda y por derecha, ella me decía algo en tono de broma: Al final era fácil. Tantos años debatiendo sobre cómo reformar la educación, sobre el problema de la calidad de los aprendizajes, sobre qué reformas curriculares se precisan, sobre la gobernanza, el rol de los sindicatos, etc. ¡Y la solución estaba ahí, al alcance de la mano, en la punta de la lapicera de los jerarcas! En realidad el sistema siempre estuvo bárbaro, los estudiantes aprenden, somos un país con una juventud muy preparada, culta y esmerada, pero los bochaban de gusto. Ahora los evaluamos como se debe y concluimos que todos tienen un rendimiento satisfactorio. Tarea concluida con un éxito rotundo. Llegó la hora de felicitamos y pasar a otra cosa. ¿Para qué van a seguir haciendo cambios si el impacto en un sistema con 100% de éxito asegurado ni se va a poder medir? Yo le agregué que ahora hay que hincarle el diente a la UdelaR, eliminar la reprobación para «articular» mejor con ANEP y todo estará de perlas. Sus ojos muy grandes se abrieron, porque ella es docente universitaria. ¡Vos sólo dales un rato más! agregué. Apuramos el café y nos fuimos cada quien a sus labores sin decir nada más. Si hay algo que sabemos es que a los expertos que manejan estos temas, lo que pensemos esos cavernícolas que todavía defendemos la reprobación no les importa. Yo lo que les pediría es que por lo menos manden a sus hijos y nietos a la educación pública. Yo no comería en un restaurante en el que el cocinero no se atreve ni a probar lo que hace.