
Uruguay-Venezuela
Por Homero Fernández
Lunes 09.06.2025
Yeferson Soteldo ha demostrado que la calidad que tiene como jugador es indirectamente proporcional a la de su estatura, lo que le ha llevado a ser pieza clave de la “Vinotinto”.
“Si será chiquito Yeferson Soteldo que es más pequeño que la Pulga”, decía un aficionado de la “Vinotinto” antes de un partido por las eliminatorias entre Argentina y Venezuela.
Mide 10 centímetros menos que Lionel Messi y esa condición física, que en muchos momentos del juego le da ventaja en velocidad y en manejo de la pelota, también ha jugado en su contra.
Provisto de una buena técnica, Soteldo no ha podido jugar en ningún club europeo pese a que le sobra calidad. Allí las exigencias físicas son otras y el pequeño jugador venezolano ha tenido que resignarse a no ser escogido.
Su tamaño se vio dramáticamente contrastado cuando, por ejemplo, en aquél partido contra la albiceleste, tuvo un cara a cara con el golero argentino “Dibu” Martínez de casi 2 metros. Allí, David también venció a Goliat con un penal que ejecutó al estilo Panenka. Es uno de los dos goles que ha sumado en 28 partidos con la selección mayor.
“Cuando tenía 14 años una persona me dijo que no podía jugar al fútbol porque era muy pequeño”, recuerda Soteldo.
A esa aparente desventaja se le sumaba otra mucho más peligrosa.
En el barrio “El Muertico” de Acarigua, los jóvenes también encontraban en la droga y en la delincuencia formas de eludir la pobreza en la que vivían. Muchos de sus amigos con quienes jugaba al fútbol en la calle terminaron muertos o en la prisión.
“Todos eran mis amigos, pero siguieron el camino incorrecto y a mí me salvó el fútbol porque yo me la pasaba en eso también, tuve algo de suerte”, recordó una vez.
Su talento no había pasado desapercibido y las divisiones inferiores del Caracas lo captaron a los 14 años.
Dejó su ciudad y el mal ambiente lleno de ilusiones. Pero, lo traicionó su mala conducta y lo regresaron.
Pasó el tiempo, y entre la decepción y las malas compañías, Soteldo vio de nuevo la luz cuando después de un partido entre selecciones regionales, el director técnico Noel Sanvicente vio cómo el pequeño jugador destacaba y se lo llevó a las categorías formativas del Zamora. Debutó a los 16 años en la primera del equipo y tres años después ya era transferido al Huachipato de Chile por un millón y medio de dólares.
El peregrinaje de Soteldo por las canchas de América no tendría pausa.
En 2021, el Santos de Brasil duplica la inversión y se lo lleva por 3 millones de dólares y no solo eso, le da la mítica camiseta 10 de Pelé.
El entrenador Jorge Sampaoli fue el responsable.
“Con Jorge tuve que cambiar mi forma de jugar. Él se dio cuenta que yo no era un jugador que le gustara marcar. Me dijo: "Conmigo no jugás hasta que no aprendas a marcar". He aprendido mucho”, confesó el venezolano en una entrevista.
Pero, luego tuvo que abandonar el Santos con destino a Toronto, que lo adquiere por 6 millones de dólares, porque Santos aún le debía dinero e intereses Huachipato.
Su romance con el equipo de Pelé no terminaría ahí, porque de Canadá marcharía a Tigres de México y es desde donde el club paulista lo vuelve a pescar por tercera vez.
Cuando se tiñó el pelo rubio algunos le empezaron a llamar “Minion” y otros “Pablo Mármol”, un apodo que aceptó más que aquél que le habían colocado sus amigos de la infancia y que le traía malos recuerdos: “Manzanita”.
Durante una de sus etapas en Santos, a Yeferson le ha tocado compartir cancha y vestuario con Neymar. En una oportunidad estando juntos un periodista los abordó y le preguntó en tono de broma al brasileño sobre quién era más alto, si su hijo o Soteldo.
"Mi hijo ya lo pasó”, dijo riendo Neymar. Y luego añadió: “Pero él es bajito de tamaño, pero es muy grande de fútbol".
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