En aquel momento —verano de 2018, inicio de la segunda temporada de Oír con los ojos— Lucía venía de comentar la obra de la recientemente fallecida Ursula K. Le Guin; algo de natural o de inevitable había en pasar a Atwood. "Fueron muy amigas", empezó por explicar. Pero las unieron muchas cosas: la hiperproducción de libros, los muchos géneros literarios practicados, la defensa del medio ambiente, el feminismo, el modo de involucrarse en política. En literatura, la docencia, la crítica, la ciencia ficción y también algo bastante singular: la reescritura de clásicos. Le Guin es autora de Lavinia, novela dedicada a un personaje menor de la Eneida; Atwood, de The Penelopiad, interesante versión del poema homérico con señalado cambio de protagonista.
Atwood se reivindica como autora de ficción especulativa antes que de ciencia ficción; ha llegado a mostrar los recortes y las evidencias que toma de la historia para la escritura de sus novelas. Es también por esto —es decir, no solo por la serie que la cadena Hulu está produciendo (con ayuda de la autora) desde 2017, y que ahora, en 2020, podemos ver en Uruguay, doblada al castellano, a través de TNU— que sus libros, muy en particular su novela The Handmaid’s Tale, en nuestro idioma El cuento de la criada (Salamandra), publicada hace ya treinta y tres años, son absolutamente contemporáneos.
¿Qué es lo más atrayente, lo más inquietante de The Handmaid’s Tale, la novela? ¿Cómo es su visionario diálogo con el mundo de hoy, en particular con la actualidad política y social norteamericana? ¿Qué hace que pueda ser tan buena fuente para una exitosísima serie de televisión?
Desde el inicio, en su columna "Madame Bovary soy yo" Lucía presentó ejemplos muy claros y significativos de cómo la literatura influye en la realidad. En este caso explicó quiénes son las handmaids, los personajes literarios que inspiraron a muchísimas mujeres alrededor del mundo para manifestarse de manera muy sutil y poderosa pidiendo la despenalización del aborto.
Sucedió primero en Estados Unidos, luego en otros países; recientemente en Argentina, en Buenos Aires, frente al Congreso: mujeres vestidas todas del mismo modo, con túnicas rojas y bonetes blancos, caminando en perfecto orden, se manifestaron para exigir un cambio; el proyecto de ley que despenaliza el aborto en las primeras catorce semanas de embarazo. ¿Cuál es el origen de ese modo de vestir? ¿Qué representa? ¿Cuál es la historia de esas unánimes figuras?
La votación en el senado argentino motivó, por otra parte, que la autora de la novela —que ya más de una vez se había expresado vía Twitter reclamando a las autoridades que consideraran la posición de las mujeres de condición más vulnerable— enviara una carta al gobierno de Mauricio Macri bajo el título ¿Un Estado esclavista? en la que enfatiza su posición: deben ser las mujeres quienes decidan si quieren ser madres o no.
Todo comenzó con una novela de imaginación: mujeres obligadas a embarazarse y a dar a luz, entre muchas otras expresiones de totalitarismo con las mujeres como principales oprimidas, bajo el peso de una severa teocracia. Los personajes, luego, saltaron del libro, caminaron por las ciudades y se hicieron sentir. The Handmaid’s Tale, además de un alto ejemplo de distopía o de ficción especulativa, es un símbolo grande y sensible. En estas tres columnas, Lucía analizó las principales razones.
Resumen en La Conversación
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