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Entrevista central, jueves 2 de junio: Julio Bocca

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EC —¿Cómo es eso?

JB —Cuando un bailarín llega a los 40, 42 años, que es lo máximo en la carrera, y tiene que dejar de bailar…

RC —… pero no se puede jubilar, ese es el absurdo.

JB —A los 42 años seguís siendo joven, vivo, no te pueden estar manteniendo a los 42 años.

RC —Claro, por eso digo que es absurdo que se exija lo mismo que a un empleado público.

JB —Totalmente.

RC —Los años tendrían que por lo menos considerarse dobles.

EC —Hay que pensar en esa transición, en qué pasa a partir de esa edad. Hay que encontrar una fórmula.

JB —En eso estamos. Hay un reglamento y un formato, el del Mercado Común Europeo, con el cual trabajan casi todas las compañías de Europa. Lo pedí, me lo pasaron y se está estudiando pasarlo a las leyes de acá. Allá significa que después de siete u ocho años que trabajás con la compañía si te querés retirar o te dicen “gracias”, podés mantener ese dinero dentro de la jubilación o te sirve para ayudarte a emprender un nuevo trabajo, estudiar, pagarte los estudios, los viajes de estudio. Sirve para el proceso de continuidad en tu vida con otra carrera. Eso es lo que estamos tratando de hacer acá, quizás con alguna AFAP, incluso con que un porcentaje de lo que se lleva la Asociación General de Autores del Uruguay (Agadu) sea para los miembros del BNS.

EC —Estarías atacando un problema que arrastra el BNS desde hace años.

JB —Ojo, no es un problema solo del BNS, es un problema latinoamericano de los bailarines. La idea es, ya que tenemos un mercado común, utilizarlo y que todos los bailarines tengan esa situación. Por supuesto, para bailarines profesionales.

EC —Aquí sería particularmente útil, ¿no, Rosario? Hemos hablado varias veces de este inconveniente.

RC —Absolutamente. Además existió en un momento la posibilidad de jubilarse a los 40 años, algunos maestros lo lograron, pero en determinado momento ese régimen se perdió. Por lo menos la consideración doble de los años, es una profesión que no se puede llevar hasta los 60 años, es de cajón que no se puede llevar.

JB —Eso se perdió en muchos lados, en casi todo el mundo. En Argentina, en el Teatro Colón están ahí, el único que lo tiene en Argentina es el Teatro Argentino de La Plata. En toda Europa, incluso en la Ópera de París, a los 42 te dicen “muchas gracias, sos divino, pero tenés que dejar el camino a otro bailarín”. Y podés dedicarte a un montón de otras cosas, pero tienen armado un sistema en el cual no descuidan al bailarín. Creo que eso es lo que falta acá, completar.

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