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La Mesa TIC, martes 13 de junio

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EC —¿Un ejemplo?

CC —Un tejido, fabricación de cuestiones para medicina, purificación de cuestiones del medioambiente. Ahí hay una mezcla de todos los recursos que pueda haber de electrónica, de software, de biología, de química, al servicio de la fabricación más eficiente. También se incorpora el hecho de que tú puedas tener muchas fábricas o fábricas de distintas partes de un producto para conformar la cadena de valor en distintas partes del mundo. Todas esas fábricas están conectadas a través de internet y hay un proceso central que va monitoreando y sabiendo en tiempo real lo que está pasando.

EC —En esta forma de producción la cadena es una de las bases, cobra más valor que nunca.

CC —Sí, antes de hablar de industria avanzada o 4.0, esa forma de producir en términos de cadena de valor ya estaba establecida en el mundo.

EC —Pero acá funciona de una manera hiperintegrada, hipercomunicada.

CC —Hipercomunicada, muy centrada en el cliente final, con el paradigma de que quizás hasta se pueda fabricar especialmente para cada individuo lo que precisa. Estas son cuestiones muy generales. Se presentan una gran cantidad de desafíos, no quiero equiparar, pero el tema me entusiasma.

EC —¿Cuál sería uno de los desafíos?

CC —Los puestos de trabajo, ese es un enorme desafío y es un tema que hay que discutir muy profundamente. Porque no es que introduciendo automatización la gente se queda sin trabajo. Tiene que ser parte de una política integral, porque si no hay una política integral no tiene éxito ninguna política industrial. Ahí los temas de pleno empleo tienen que ser la premisa. Lo vemos en China, por ejemplo.

FERNANDO FONTÁN (FF) —La industria 4.0 también es una consecuencia del avance tecnológico que ha habido en el sector de tecnologías de la información y en electrónica, ambos sectores trabajando juntos. Quizás lo que estamos viendo ahora, en la industria, es el paralelo de lo que hemos visto en los servicios y todo lo que es la tecnología informática, que ha tenido un desarrollo extraordinario en los últimos años, con un nivel de personalización muy alto. Llevar ese nivel de personalización a las cadenas industriales implica cambiar el paradigma industrial. Y la forma de hacerlo es introduciendo la informática en la cadena industrial como nunca antes había ocurrido. Quizás lo más desafiante en esto, complementando lo que decían mis compañeros, es la necesidad de un abordaje multidisciplinario como nunca en la historia de la industria.

CC —Absolutamente.

FF —Porque uno de los desafíos que se nos plantean es modelar; el concepto de modelar, el concepto de representar con virtualidad los sistemas físicos. Se da la paradoja de que mientras que las telecomunicaciones, la electrónica han avanzado extraordinariamente en sus capacidades en los últimos años –basta con recordar a qué velocidad nos conectábamos a internet hace unos años, o si nos conectábamos a internet, y cómo lo hacemos hoy–, los sistemas físicos, la vida física no ha avanzado a la misma velocidad. Si uno mira a qué velocidad se mueven los vehículos, aviones, barcos, trenes, vehículos en general, los sistemas físicos no avanzan a la misma velocidad que los otros. Entonces con la virtualidad les damos velocidad a los sistemas físicos. Y creo que el gran motor detrás de este nuevo paradigma industrial es darles a los consumidores –porque en definitiva es movida por la demanda de los consumidores– la oportunidad de una experiencia con los productos industriales similar a la que tienen con los servicios basados en tecnologías de la información.

EC —Hace un par de años entrevistamos aquí en En Perspectiva al entonces presidente de la Cámara de Comercio Uruguayo-Alemana, Paul Riezler, que estaba impulsando un convenio con el gobierno en esta materia, convenio que se firmó. Y a propósito del origen de la industria 4.0 Riezler decía: “Alemania es un país que se destacó por ir a la vanguardia de los desarrollos tecnológicos históricamente, y este concepto, el de cuarta revolución industrial, nace de un proyecto del propio gobierno, que analizó y vio que la producción masiva, la robotización de todas las plantas, el empezar a producir de manera masiva para todo el mundo igual llevaba a una competencia, a un producto final y a una masificación del ser humano que no encajaba con la mentalidad de los alemanes. La tendencia de Japón, China, Estados Unidos de sustituir gente por robots y hacer todo igual, masivamente, llevaba a bajar costos, entonces los productos se masificaban, eran más baratos, pero no necesariamente eran lo que el consumidor alemán quería. El concepto nuevo es tener productos masivos o no masivos, no importa si son empresas grandes o empresas chicas, pero lo más individualizados posible, lo más a la medida de lo que el cliente final quiera”.

Es interesante este concepto de que una tendencia productiva surge de la decisión de un país y de un gobierno.

CC —Es un país que tiene una política industrial de avanzada desde hace muchos años y una política de desarrollo científico tan fuerte como esa política industrial. Si no tuviera la política de desarrollo científico que tiene, no tendría el desarrollo industrial que tiene. Hace unos años el gobierno de Alemania había definido “este es el año de la matemática”, y el año siguiente era el año de la química, y todo el país se ponía en clave –todo el país, no solo la educación– de esa disciplina. Esa política científica es la base de una política industrial así. Porque esta definición que vos estás dando, que es muy acertada, del producto lo más a la medida posible, en contraposición con una masificación igual para todos, aguas abajo, si vas para atrás, lo que requiere es una cantidad muy grande de investigación científica y tecnológica en todas esas áreas.

EC —A propósito del debate de si esto genera desempleo, si desplaza puestos de trabajo, Riezler decía: “Alemania es el país más avanzado, lejos, en estos procesos, y es el país que menos desocupación tiene. Es más, hoy está precisando más de 150.000 ingenieros”.

CC —Exactamente, en Uruguay la experiencia del software nos demuestra que pasa eso. La industria del software se desarrolló muy bien y ahora hay desocupación negativa, se precisa cada vez más gente. Porque la clave de esto no es automatizo para producir más barato y tener menos gente, la clave es todos tenemos que estar en ese barco. Entonces la base del pleno empleo es muy importante.

CA —Desde mi punto de vista, hay un aspecto que justifica fuertemente que haya sido un gobierno como el alemán que lo impulsara. Esto, más allá de ir al producto personalizado, desde mi punto de vista también ayuda a las empresas a producir aprovechando mejor los recursos, que cada vez son más escasos.

EC —Expliquemos mejor eso.

CA —Las revoluciones industriales, de la primera a la tercera, se han dado fundamentalmente por los cambios en la fuente energética, la máquina a vapor, el motor a combustión. La tercera revolución industrial está fundamentada fuertemente en las energías renovables y su aprovechamiento, desde la producción hasta la distribución en función de lo que el cliente demande. Si esto no existe como etapa previa, el desarrollo de la cuarta revolución industrial no es factible. La particularidad que tiene esta instancia es que, en lugar de ser una revolución basada en la fuente energética, es una revolución basada en las tecnologías de la información. Pero apunta que los países sean más eficientes y más respetuosos en el uso de los recursos naturales de los cuales dispone. Por eso lo que decía la ministra es determinante: previamente debe generarse un ecosistema para que esto sea posible en algún momento. Pienso personalmente que no es necesario estar absolutamente inmerso en la cuarta revolución industrial, sino que la construcción del camino y todo lo que se hace para llegar ya deja en el país una riqueza de conocimiento y de mejor aprovechamiento de los recursos que favorece obviamente al industrial, pero también al consumidor.

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