Entrevista con Alejandro Nieto, subcapitán de los Teros, y Sebastián Piñeyrúa, presidente Unión de Rugby del Uruguay.
EN PERSPECTIVA
Miércoles 28.06.2017, hora 8.22
EMILIANO COTELO (EC) —¿Quién dijo que el rugby es un deporte exclusivo de colegios privados y barrios acomodados? El juego de la pelota ovalada ha cargado tradicionalmente con esa mochila, pero en los últimos años viene entrando en lugares que hasta ahora eran impensados.
En alianza con varios organismos del Estado, la Unión de Rugby del Uruguay (URU) está llevando esta disciplina a barrios de contexto crítico e incluso a cárceles de adultos y de menores. Además, se trabaja en escuelas y en liceos.
¿Qué son estas iniciativas? ¿Puede el rugby ser una válvula de escape y cambio en contextos de encierro y de violencia?
Estas son algunas de las preguntas que se me ocurren y que voy a ir trasladando a nuestros invitados.
Estamos con Sebastián Piñeyrúa, presidente de la uru, y Alejandro Nieto, subcapitán de Los Teros, la selección uruguaya de Rugby.
Decía que el rugby ha llegado a escuelas y liceos públicos, barrios de contexto crítico e inclusos cárceles de adultos y de jóvenes. ¿Cuándo toma fuerza esta movida que ustedes han estado impulsando?
SEBASTIÁN PIÑEYRÚA (SP) —Dentro de la URU, uno de los grandes objetivos que tenemos es lo que decías, tratar de sacar el rugby de donde se inició, que es cierto que fue en los colegios privados y sobre todo de origen inglés, tratar de expandirlo un poco más, que cada vez más chicos jueguen al rugby. Eso ya ha quedado en el pasado, en los últimos 15 años, 20 años ya empezaron otros clubes no ingleses o más uruguayos.
EC —Pero igual seguía, y sigue quizás para mucha gente, cargando con el calificativo de deporte “cheto”, deporte “pituco”.
SP —Sí, porque además los equipos tradicionales, los que empezaron, siempre son los mejores, eran los que ganaban los campeonatos, entonces eran los que estaban más en los diarios, en las noticias.
EC —Además acá el fútbol es el deporte popular por excelencia.
SP —Sin duda. Pero ya en los últimos tiempos el rugby se ha tratado de expandir, de masificarse un poco más. Pasamos de tener en los inicios 1.000, 1.500 jugadores federados y hoy tenemos ya cerca de 15.000, ha crecido a pasos agigantados. Y sobre todo ha crecido mucho en el interior del país, lo cual también nos cambió un poco el perfil, porque fue en el interior donde se empezó a trabajar mucho con escuelas, con intendencias, y después se fue trayendo esa idea a Montevideo. Hay un programa que se llama Getting to Rugby, que tiene fondos internacionales y Uruguay una vez que entró al Mundial ha entrado en ese tipo de apoyos de la Federación Internacional de Rugby (fir).
EC —A la fir le interesa que en el mundo, en los distintos países, el deporte se extienda.
SP —Exacto. Le interesan dos cosas: que el deporte se extienda, y que el deporte se haga de hombres y de mujeres. Ha puesto muchos fondos en ese aspecto y Uruguay no ha quedado afuera.
EC —Entonces una parte de este trabajo que ustedes vienen llevando adelante cuenta con apoyo, con recursos que vienen del exterior.
SP —Sí, hoy por hoy en los ingresos de la URU los aportes del exterior son muy importantes. La fir pone bastante dinero para lo que ellos llaman desarrollo, que es esto de lo que estamos hablando: el rugby en las escuelas, en la UTU, en el interior del país. Que no implica solamente traer chicos a jugar al rugby, también implica trabajar en el Instituto de Educación Física con los profesores, logramos que el rugby sea una materia dentro de la carrera, entonces los profesores ya salen con cierta capacitación y eso hace que después puedan dar clases en los liceos o en las escuelas o a los chicos. Hay una cantidad de formación de los docentes para que esto pueda ocurrir también.
EC —Paralelamente están desarrollando lo que podríamos llamar una acción social del rugby.
SP —Sí, hay dos programas y dos caminos bien marcados. Uno es el desarrollo, trabajamos mucho en las escuelas, y después tenemos el rugby social. Estamos convencidos de que el rugby como deporte tiene muchos valores, todos los que estamos vinculados al rugby somos muy pasionales y muy hinchas de este deporte, y creemos realmente que forma muy buenas personas, que te permite afrontar la vida de manera diferente y te fortalece en una cantidad de áreas. Desde ese ángulo vimos que puede haber una oportunidad para llevar eso a la sociedad que está un poco más complicada, a los lugares donde la cosa está un poco más complicada, y ahí metimos un programa de rugby social. Tenemos convenios fundamentalmente con el Ministerio del Interior y con algunos municipios de zonas de contexto crítico, ahí es donde Alejandro está trabajando con un grupo de chicos y llevándolo adelante.
EC —Alejandro está metido en esta parte en particular.
ALEJANDRO NIETO (AN) —Sí, especialmente en rugby social.
EC —Rugby social lo llaman ustedes. ¿Qué es lo que buscan?
AN —En el área de prevención, se busca trasmitir valores […] que capaz que en algunos chicos no están tan marcados, por la falta en el hogar o por el contexto en que se encuentran. De esta manera buscamos que ellos tengan acceso a ese tipo de cosas que están muy buenas y que ellos van desarrollando con el deporte. Y del otro lado la parte de rehabilitación.
EC —¿Rehabilitación de quiénes?
AN —En cárceles. Son las dos partes, una afuera y otra adentro. El objetivo inmediato es el descanso, alejarse de problemas que pueden suceder en el encierro, y obviamente buscar que cuando salgan tengan una impronta un poco más marcada de los objetivos que Sebastián mencionaba recién, de los valores […].
EC —Hablemos más a fondo de los valores y de cuál puede ser la utilidad de este deporte en estos contextos. La gente no vinculada al rugby cuando lo mira de afuera dice “este es un deporte muy físico”; es un deporte de contacto, puede vérselo como un deporte violento. Llama la atención que sirva para incidir en zonas con tendencia a la violencia, que sirva para prevención, para rehabilitación. ¿Por qué? ¿Cómo interviene ese factor?
SP —El rugby es un deporte de contacto, puede ser visto como violento, pero es un deporte que tiene muchas reglas. Por creemos que puede pasar la explicación y el tema y en eso nos basamos para pensar que puede ser muy útil.
EC —Profundicemos en eso.
SP —El rugby es un deporte en el que las reglas están muy marcadas, son muy estrictas y el principio de autoridad no se cuestiona nunca. Así como hay un referee en la cancha que siempre tiene la razón, independientemente de si la tiene o no, de si se equivocó o no, hay un capitán que es el líder del equipo y que todo el mundo respeta, aun si toma una decisión equivocada desde el punto de vista técnico o lo que sea. Cuando no está el capitán, porque no está en la cancha, está también el entrenador y así sucesivamente. El principio de autoridad se respeta mucho, las reglas están muy marcadas y creemos que muchas veces eso es lo que termina encauzando a las personas.
EC —Ustedes destacan eso, que las decisiones del juez se respetan. ¿Efectivamente se da que, en comparación con el fútbol, las protestas casi no existen?
SP —Es así, es mucho más respetuoso en ese sentido. Además es un deporte en el que no existe la simulación; obviamente todos vivimos en Uruguay, todos somos futboleros, todos tenemos más amigos a los que les gusta el fútbol que amigos a los que les gusta el rugby, y creemos que una de las diferencias –lo hemos hablado con gente que incluso está muy vinculada al fútbol, con algunos dirigentes– muy marcadas entre el rugby y el fútbol es esa, en el fútbol a veces existe simulación entre los mismos deportistas para sacar una ventaja, porque inducís al juez a un error. Eso está bien visto, te tirás y te cobran un penal.
EC —La picardía, la viveza.
SP —Exactamente. En el rugby va todo por el otro lado, eso no solamente está muy mal visto, sino que el jugador ni siquiera lo tiene incorporado y realmente no lo hace. Es al revés, si te pegan un pechazo y te tiran, enseguida tratás de pararte para demostrar que no te pasó nada, no te quedás revolcándote para que al otro lo castiguen. Hay una diferencia sustancial en ese aspecto.
EC —Y hay más, ustedes hablan del desarrollo del autocontrol de la fuerza física.
AN —Sí, al ser un deporte de contacto. Creo que es una ventaja para este tipo de valores, está todo muy enmarcado en reglas y te genera el autocontrol el hecho de que tú recibes contacto físico porque la única manera de que puedas hacerlo es dentro de las reglas. Otras maneras son sancionables, y de hecho una sanción en este deporte es algo que a tu equipo –ahí entramos en el trabajo en equipo– lo podría afectar y mucho. No es un deporte muy lineal, en el cual el que está mejor parado es el que tiene mejor resultado.
EC —¿Es un deporte en el que el equipo pesa más que en el fútbol, por ejemplo?
AN —Sin duda. De hecho no creo que encuentren un Maradona de este deporte, no lo hay; si bien hay muy buenos jugadores, no hay un Maradona. Todos tienen un rol y ese rol es muy importante para el equipo.
EC —Además, cuando hablan de los valores del rugby, ustedes destacan la costumbre del tercer tiempo. Vamos a explicar de qué se trata.
AN —Va todo de la mano, es una sucesión de cosas. El autocontrol lleva a que una vez que el juez pita todo lo que sucedió dentro de la cancha terminó ahí, no hay casos de peleas fuera de la cancha, no sucede, porque el deporte lo enseña así. Está muy enmarcado, una vez que termina es costumbre saludarse y es costumbre el tercer tiempo, que es un momento anecdótico para recordar las cosas que sucedieron.
EC —Se juntan los dos equipos, brindan, a veces hay cerveza, ¿no?
AN —Sí, comparten; puede haber un montón de cosas. Principalmente es el hecho de compartir un momento, generalmente lo provee el locatario en el caso de los partidos. Es compartir un momento y recordar anécdotas del partido y así crear lazos.
SP —Exacto, y lo bueno de eso es que se da en todos los ámbitos. Por ejemplo, en el Mundial, cuando terminó el primer partido, que Uruguay jugó contra Gales, estábamos en un ambiente superprofesional, en un país superprofesional de rugby, donde el rugby es pasión, como es el fútbol acá, y los jugadores de la selección de Gales lo primero que hicieron fue invitar a los jugadores de Uruguay al vestuario y en el mismo vestuario destaparon unas bebidas, algo para compartir y se armó el tercer tiempo. Es algo que el jugador ya tiene incorporado, independientemente de si es una superestrella, vive de esto y es un profesional o es un simple amateur.