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Entrevista, viernes 24 de junio: Francisco Panizza

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Entrevista con el politólogo Francisco Panizza, desde Londres.

EN PERSPECTIVA
Viernes 24.06.2016, hora 8.50

EMILIANO COTELO (EC) —El Reino Unido decidió abandonar la Unión Europea por 51,9 % a favor del brexit contra 48,1 % a favor de la permanencia.

Los resultados del referendo se conocieron en las primeras horas de la mañana en lo local, madrugada en nuestro país.

Apenas confirmados los números, el primer ministro británico, David Cameron, que impulsaba la continuidad en el bloque, anunció que presentará renuncia, “porque el país necesita un líder nuevo para llevar a cabo las negociaciones de ruptura con la Unión Europea”. De todos modos, aclaró que recién dejará su puesto en octubre.

(Audio David Cameron)

EC —“Creo que el país necesita un nuevo liderazgo. Haré todo lo posible para guiar el barco en los próximos meses, pero no debo ser el capitán que lleve al país a su próximo destino. No hay que establecer una agenda precisa ahora, pero deberíamos tener un nuevo primer ministro en octubre, cuando tendrá lugar el congreso del Partido Conservador.”

Estamos con Francisco Panizza, politólogo uruguayo radicado en Londres, profesor en la London School of Economics.

¿Estás temblando? ¿Estás bien agarrado?

FRANCISCO PANIZZA (FP) —Estoy recuperándome. Con el paso de las horas uno se da cuenta de que no estaba soñando sino que es la realidad y la realidad hay que enfrentarla.

EC —Las encuestas daban la pauta: el resultado era incierto. Las tendencias estaban muy parejas entre el no y el sí. Finalmente el margen terminó siendo de unos 3 puntos.

FP —Un poco menos de 4 %, 3 y algo.

EC —Así que esto podía pasar.

FP —Esto siempre fue posible. Las últimas encuestas, no encuestas de boca de urna, sino encuestas que se hicieron ayer, daban un margen muy estrecho a favor de quedarse. Yo miré televisión hasta última hora, serían las 11 de la noche, esa era la última información, y me fui a la cama pensando que me iba a levantar con Gran Bretaña permaneciendo en la Unión Europea. Y alrededor de las 5.30 de la mañana, cuando puse la radio, ahí tuve el shock de que el país en el cual he vivido por más de 35 años a partir de hoy ya no es el mismo.

EC —Tampoco es la misma la Unión Europea. Podría decirse que el mundo cambia a partir de un hecho como este….que fue posible… ¿por qué? ¿Cuál es el primer análisis que se está haciendo?

FP —En términos de la reacción personal me hizo acordar del 11 de setiembre [de 2001], cuando [los atentados a] las Torres Gemelas: eso de que reaccionás y te das cuenta de que el mundo ha cambiado fundamentalmente. No es la misma dimensión, por supuesto. Las víctimas del 11 de setiembre son otra cosa. Pero es esa sensación de que el mundo ha cambiado y principalmente Inglaterra ha cambiado de una forma muy importante. Además no es un cambio abstracto, como pasa en las elecciones generales, que sale un partido y entra otro. Es un cambio que va a tener implicaciones muy profundas para todos los que vivimos acá, para nuestra vida cotidiana, para nuestros viajes, para nuestra residencia, etcétera. El mundo de hoy no es el mundo con el cual yo me fui a acostar anoche a las 11 de la noche.

EC —Sí, cuesta imaginarse, entre tantas cosas, los trámites que se vienen ahora para desenganchar efectivamente al Reino Unido de la Unión Europea.

FP —Es el trámite, es la incertidumbre. Creo que las que lo van a sufrir más no son mi generación o la generación de los británicos de más de 60 años, que votaron una mayoría muy grande a favor de salirse, sino -triste y paradójicamente- va a ser la generación de los jóvenes, de los menores de 30, los cuales votaron a favor, en una forma también muy importante, por quedarse. Esto les quita toda una serie de cosas que la juventud de hoy en Europa da por supuestas: la posibilidad de viajar de un país a otro libremente, de trabajar un año aquí y otro año en otro país…Todo eso ahora está en el aire. Realmente no sabemos qué va a pasar, cuáles van a ser las consecuencias para esa juventud británica. Y también para los miles y miles de jóvenes europeos que uno ve acá en Londres todos los días. Tú sales a las calles y [ves que] están llenas de jóvenes de todos lados que vienen, algunos a quedarse por varios años, otros para trabajar por seis meses en un bar para aprender inglés, etcétera. Todo eso que [hace Londres, la ciudad], va a cambiar.

EC —Dicen algunos análisis (El País de España): “El mensaje a propósito de los riesgos económicos que implicaba la salida de la Unión Europea, repetido hasta la saciedad por el establishment político, evidentemente no caló en la mayoría de los votantes británicos, sobre todo en el norte e Inglaterra]”. ¿Cuáles son las primeras lecturas que se hacen sobre el significado, lo que hay detrás de este voto?

FP —Creo que hay muchas cosas, algunas específicas de este país, que tiene una larga historia de escepticismo y de semidistanciamiento con relación a la Unión Europea, pero que hacen parte de un contexto más general, claramente visible en Europa –y que en Estados Unidos se puede asociar a fenómenos como el de Trump y el de Bernie Sanders–, de rechazo al statu quo, al establishment, de no creerle al establishment, a una clase dirigente y a una élite dirigente socioeconómica que han permitido que se desarrollaran situaciones de desigualdad enormes, que han impuesto políticas de austeridad por cuatro, cinco años. Creo que los que han sufrido más esas políticas de austeridad y también los que han resentido más la muy importante migración que hay hoy en este país han votado decididamente en contra.

En términos de divisiones, hay grandes divisiones en el país. Mencionaba divisiones en términos de fajas etarias: la gente mayor votando por irse, la gente más joven votando por quedarse. Divisiones geográficas: Londres y Escocia votando fuertemente por quedarse en la Unión Europea, y las provincias, las ciudades chicas, las zonas rurales y Gales votando por irse. Y también divisiones socioeconómicas y culturales: la gente con mayor nivel de educación votando por quedarse y la de menor nivel de educación votando por irse.

En definitiva, tal vez cuando la historia se escriba en algunos años este sea uno de los grandes hitos históricos en la reacción contra la globalización. Creo que esto es el fin de un proceso de globalización que dejó grandes perdedores; es el rechazo de los perdedores de la globalización a un [velo] de globalización bajado en el cosmopolitismo culturalmente y en los mercados económicamente.

EC —El factor inmigración, todo indica, fue importante en la toma de decisión de la mayoría de los británicos. Veía que el año pasado el neto de migración en el Reino Unido fue de 330.000 personas que ingresaron. Para muchos en esa colectividad británica, más allá del impacto económico positivo o negativo que pueda tener esa llegada de gente de otras zonas, ha estado en juego la propia identidad del país y de la patria. ¿Cómo es esto?

FP —Efectivamente, creo que más que importante fue decisivo. Si hay un factor que tengamos que señalar, seguramente no el único, pero el más importante claramente, el que decidió el voto, fue sin duda la inmigración. Como tú decías, en términos de cuestiones socioeconómicas hay muchos argumentos para decir que la inmigración ha sido positiva para este país. Pero [la discusión] va más allá de la economía, va a cuestiones de identidad, va también a cuestiones que creo que son muy discutibles en términos de la presión que el crecimiento de la inmigración pone en cuestiones como servicios públicos, […] sociales, etcétera; pero fundamentalmente fue un rechazo al principio básico de la Unión Europea, que es la libre circulación de ciudadanos por todos los países de Europa. Las repercusiones del voto de ayer no se van a sentir solo aquí, sino seguramente también en otros países de la Unión Europea, donde ya hay partidos nacionalistas de derecha, en países como Francia y Holanda, nada menos, pidiendo que ahí también se hagan referendos.

EC —Recordemos que la presencia del Reino Unido en la Unión Europea es algo relativamente reciente. La incorporación recién se produjo en el año 1973, y al poco tiempo además, a poco de andar, ya hubo un referendo para intentar salir, que fracasó. Eso, junto con esa historia, con la demora en ingresar a la Unión Europea, con los matices, con las distancias que siempre marcó el Reino Unido, por ejemplo el no formar parte de la zona euro, habla de que siempre hubo algo de "ruido" en la relación. O sea que este resultado del referéndum de ayer no sale de la nada. No es que no tenga antecedentes.

FP —Sin duda, ese es el factor específico británico que yo marcaba de un fenómeno más general de rebelión contra el establishment, muy representado por la Unión Europea, más fácil de representar en la Unión Europea como una elite burocrática y no democrática que desde Bruselas toma decisiones que afectan al resto. O sea, ha habido una historia, desde el comienzo mismo, de un euroescepticismo muy fuerte aquí y que se ha manifestado en [decisiones] concretas, la más visible y más significativa el no entrar en el euro, y la otra no entrar en Schengen, el acuerdo por el cual en el resto de la Unión Europea los ciudadanos no tienen que mostrar documentos para entrar y salir. En fin, ha habido pasos que han contribuido a crear este clima de opinión.

Incluso el primer ministro actual, David Cameron, la mayor parte de su mandato como primer ministro fue muy crítico de la Unión Europea. Creo que eso le hizo perder credibilidad cuando de repente salió a decir “si salimos de la Unión Europea se acaba del mundo”. La gente decía: “¿Cómo?, tú hasta hace cinco meses decías que la Unión Europea no servía, que la Unión europea esto y esto y esto otro, ¿y ahora nos vienes a decir que si no salimos se acaba el mundo?”. No tiene credibilidad.

EC —La decisión de Cameron de renunciar se conoció hoy. Era obvio que tenía que renunciar después de un resultado como el que ahora se da, pero no lo va a hacer de manera inmediata, va a esperar a octubre, al congreso de su partido. Autoridades de la Unión Europea ya se han mostrado desconcertadas por ese proceso; esperaban algo más rápido. ¿Cómo se está examinando esta otra noticia?

FP —Efectivamente, ha dicho que no va a renunciar hasta octubre, simplemente por dos razones. Primero, porque se necesita alguien en los próximos días o semanas para tratar de estabilizar la economía inglesa, y si renunciara hoy sería todavía más desestabilizante. Pero segundo, porque obviamente tiene que haber un proceso de elección interna en el Partido Conservador, y sería muy difícil que ese proceso se llevara en menos de dos o tres meses; sería casi imposible.

También dijo que él no va a activar el mecanismo legal por el cual se le notifica a la Unión Europea que Gran Bretaña se va a retirar, sino que lo va a hacer su sucesor. En cuestiones prácticas, eso significa que en los próximos tres meses, hasta octubre, no va a haber ningún tipo de negociación, obviamente se mantiene el statu quo, el Reino Unido continúa siendo miembro de la Unión Europea. Recién dentro de tres meses el sucesor de Cameron comenzará a activar ese mecanismo y a partir de ahí se entrará en un proceso que puede llevar hasta dos años de negociación de la enorme y muy compleja cantidad de tratados, regulaciones, etcétera, que actualmente relacionan a este país con la Unión Europea, a ver cuáles se mantienen, cuáles se van, etcétera. O sea que tenemos por delante un período de dos años, dos años y medio, durante el cual va a ser muy difícil saber cuál va a ser el resultado final.

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Transcripción: María Lila Ltaif

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