Entrevista con el investigador e historiador René Boretto, desde Fray Bentos, y con el arquitecto Willy Rey, desde Bonn, Alemania.
EN PERSPECTIVA
Lunes 6 de julio, hora 8.13
EMILIANO COTELO: El Paisaje Cultural Industrial de Fray Bentos, que tiene como eje el célebre frigorífico Anglo, fue declarado ayer Patrimonio de la Humanidad.
Así lo definió el Comité Patrimonial de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) en su reunión anual celebrada en Bonn, Alemania.
La declaración no abarca solo las instalaciones del frigorífico, ícono de la revolución industrial en Uruguay y famoso porque allí se fabricaba el corned beef. Incluye unas 300 hectáreas, porque están abarcados los muelles sobre el río Uruguay, el matadero, los campos contiguos dedicados en su momento al pastoreo de ganado, una escuela, el barrio obrero, las residencias del entonces personal jerárquico del frigorífico y los lugares de esparcimiento.
Es el segundo bien material uruguayo que es declarado patrimonio de la humanidad, luego de que le tocara ese honor al barrio histórico de Colonia del Sacramento en el año 1995.
¿Cómo se llega a esta declaración? ¿Qué beneficios implica, qué desafíos trae para el departamento de Río Negro y para el país?
Vamos a conversarlo por un lado con René Boretto, investigador y uno de los promotores de esta declaración, y por otro lado con el arquitecto Willy Rey, que se encuentra en Alemania participando en la reunión anual de la Unesco. Rey es el director del equipo multidisciplinario que redactó el dossier en el que se basó la Unesco para la decisión de ayer.
La resolución estaba por llegar. Todos los antecedentes indicaban que en esta reunión de la Unesco en Bonn, Alemania, iba a ocurrir, pero no se sabía exactamente cuándo, porque las deliberaciones se extienden por varios días. Por eso en Fray Bentos se había exhortado a la población a estar pendiente, porque había que organizar el festejo repentinamente cuando la noticia arribara.
¿Cómo fue eso ayer, René?
RENÉ BORETTO: Efectivamente, con el Museo de la Revolución Industrial se había hecho todo un plan, un proyecto, que ahí estaba, pendiente de lo que sucediera en Bonn. Habíamos convocado a una vigilia, que al fin y al cabo no fue tanto vigilia, fue ya meternos de hecho en un festejo en el que salieron las campanas al vuelo, la gente con vehículos con sirena. Algo así como los momentos deportivos importantes de Uruguay, este hecho convocó a la comunidad, que, inmediatamente después de reunirnos en un ícono de Fray Bentos como es el Kiosco de la Reina en la plaza Constitución, se desplazó en caravana hacia el viejo frigorífico Anglo. Ahí, al pie, al lado del gran puerto ultramarino por donde el Anglo exportaba todas sus cosas, se hizo un breve acto con vecinos, muy emotivo.
EC – La hora de la noticia no estuvo tan mal, permitió que la gente después de almorzar se enterara de esto y saliera a festejar durante la tarde, con el solcito calentando, la mejor hora en estos días tan fríos.
RB – Realmente, para todos fue una sorpresa. Sabíamos que iba a ser en esos momentos, por suerte tuvimos la posibilidad de seguirlo muy de cerca de través de una transmisión en vivo y en directo que hizo Unesco en su sitio web.
EC – Vamos a los antecedentes. Rosario, ¿cuáles son tus preguntas por ese lado?
ROSARIO CASTELLANOS: Esto era una fija, porque tenía un informe anterior que lo recomendaba. Así que sorpresa no fue, en todo caso fue la comprobación de que finalmente un trabajo que llevó mucho tiempo había culminado con éxito.
Willy, tú me habías contado en su oportunidad que mucha gente de muchas disciplinas trabajó durante mucho tiempo.
WILLY REY: Exactamente. Un dossier normalmente es un trabajo multidisciplinario, porque en los bienes patrimoniales intervienen aspectos de orden material, inmaterial, científico, humanístico, y eso implica la necesidad de coparticipación de distintos actores profesionales. Por supuesto que también hay aspectos económicos, de gestión, financieros, sociales, ambientales, que tienen que ser tenidos en cuenta porque en ese sentido Unesco, sobre todo por medio de Icomos, el organismo técnico, establece exigencias muy grandes en una multiplicidad de aspectos.
El bien no solo tiene que ser valioso por su condición específicamente histórica, cultural, artística, sino que tienen que darse una serie de elementos coincidentes en lo que tiene que ver con el buen tratamiento, la autenticidad, la integridad del bien. Todos estos factores son muy muy considerados cuando se evalúa un bien de estos.
RC – Además hubo un ida y vuelta. Ustedes enviaban parte del trabajo e Icomos pedía más cosas. ¿Fue algo así?
WR – Sí. A diferencia de lo que ocurrió con Colonia, a Colonia no se le requirió un dossier de este tipo. Era un tiempo en que Unesco identificaba estos bienes y los integraba a la lista del patrimonio mundial sin un dossier de estas características. Básicamente se pedía un inventario, un informe, después había unas visitas inspectivas, pero no había más nada, se decidía por sí o por no.
Hoy la situación es muy distinta, con acierto Unesco exige un dossier realmente complejo, que hay que desarrollar, y además hay que demostrar que al país le importa. Un bien que va a ir a la lista del patrimonio mundial tiene que tener la máxima protección legal del país, se tiene que mostrar una verdadera preocupación del país por ese bien. Y ese es el caso de Fray Bentos, porque hay una gestión importante, que inició en el caso del museo René Boretto y que hoy sigue el arquitecto Delgrosso. Hay un trabajo en continuidad que va dando sus frutos, va teniendo sus efectos. Hay por un lado un componente técnico complejo pero por otro tiene que irse dando cuenta de una buena gestión. Y este, repito, es el caso de Fray Bentos.
EC – El proceso llevó 10 años, ¿verdad?
WR – No, se empezó a trabajar en el año 2007. En esa época yo era el presidente de la Comisión del Patrimonio, y se empezó a vislumbrar, junto con el intendente Lafluf –que en ese momento estaba en su primer período en la Intendencia–, la posibilidad de elevar la candidatura de Fray Bentos. Ahí empezó un trabajo conjunto con el Ministerio de Vivienda, el Ministerio de Cultura y la Intendencia. Fue un trabajo sostenido, se formó una comisión de sitio que integraban estos organismos. Y hace unos dos años ya directamente se empezó a trabajar en la redacción del dossier, incorporando todos los avances en materia de gestión que se habían ido dando a lo largo de esos años.
EC – Entonces fueron entre siete y ocho años, ¿para llegar a qué? Hemos estado hablando de patrimonio de la humanidad. ¿Qué quiere decir que un sitio como este sea declarado por la Unesco patrimonio de la humanidad?
WR – Quiere decir que los bienes que integran esa lista tienen una condición de excepcionalidad en el mundo y de universalidad. Son elementos absolutamente diferenciales, excepcionales, pero al mismo tiempo son bienes que le importan a la historia de la humanidad, que están vinculados a la historia de la humanidad en su conjunto o de una parte importante de la humanidad.
En el caso del frigorífico Anglo, así conocido, lo que importa es una industria de escala mundial –el frigorífico no abastecía al Uruguay, abastecía al mundo–, que estableció ciertos modos de consumo, ciertos modos de mercadeo y que generó un proceso inmigratorio hacia el Uruguay de gente proveniente de más de 55 naciones, gente de todos lados llegó a trabajar a este centro. Se había dado una factoría de escala mundial, y para nosotros es muy importante porque es el primer bien patrimonial en el campo alimenticio que se conecta con la carne. El primero y el único, obviamente. Hay patrimonios que están conectados con la producción de arroz, con la producción de caña de azúcar, pero este es el primero que se integra a la lista mundial como un lugar de producción de carne. Eso tiene también connotaciones simbólicas y económicas importantes para el país.
EC – La declaración de la Unesco no abarca solo el frigorífico, o lo que fue el frigorífico, sino también un conjunto de estructuras vinculadas, por ejemplo los muelles e incluso los campos que se utilizaban para el pastoreo del ganado que luego iba al frigorífico. ¿Por que? ¿Cómo se logró incluir también estas otras áreas?
WR – Es todavía mayor que eso. Porque la Unesco define por un lado un área que es la de mayor interés patrimonial, que se llama área núcleo, y por otro lado un área buffer o de amortiguación, porque si hay efectos de contaminación del paisaje o cualquier elemento que pueda alterar la armonía de ese bien patrimonial, quizás una amortiguación permita separar.
Ambas zonas, núcleo y buffer, tienen que estar muy particularmente custodiadas. Por eso es más, porque el área núcleo que es el frigorífico y una importante área verde que lo acompaña abarcan unas 277 hectáreas. Pero además de eso, existe una zona buffer todavía más grande que involucra el área fundacional de Fray Bentos, el área del río hasta los límites jurisdiccionales con Argentina y un área verde productiva que rodea también al área núcleo. O sea que estamos hablando de una superficie cercana a las 2.000 hectáreas.
RC – ¿Qué implica la declaración en este caso en particular? Porque muchas veces se considera poco menos que una maldición una declaración patrimonial. Pero en este caso Fray Bentos la recibió como una bendición. ¿Qué se espera que signifique la declaración para la zona, para la región?
WR – Yo creo que es realmente un bien lo que nos ha pasado, porque una declaratoria de este tipo implica el reconocimiento de una excepcionalidad en el mundo muy grande. Al momento hay 1.007 lugares en la lista mundial, en la sesión de ayer se agregaron unos veintitantos lugares más.
Esto implica por un lado que vamos a integrar circuitos turísticos realmente importantes. Importa porque estamos al lado de una ciudad como Colonia, que también es patrimonio, por lo tanto ambos se van a potenciar enormemente en esta zona de América del Sur. Yo diría que Uruguay tiene el área más concentrada de bienes patrimoniales en la zona del Río de la Plata, incluyendo parte de Argentina y parte de Brasil.
Pero por otro lado esto exige compromisos. Nosotros cuando hicimos el dossier también involucramos compromisos. El país va a tener que hacer inversión en el área, va a tener que desarrollar una línea de gestión importante y va a tener que tener también un enorme cuidado y una fiscalización sobre ese bien. Por un lado tenemos beneficios económicos que se van a ir proyectando en el tiempo, y por otro lado tenemos compromisos y acciones que desarrollar, porque nos hemos comprometido a eso.
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EC – En cuanto al movimiento turístico que puede provocar la decisión de la Unesco, la experiencia hasta ahora habla de que puede producirse un aumento de 40 % en la presencia de visitantes del exterior. Esos son los antecedentes.
WR – Exactamente. Normalmente hay un crecimiento que va produciéndose de forma más pautada, relativa, en los primeros años, pero que va consolidándose a medida que las rutas turísticas empiezan a incorporar el sitio como parte de los atractivos.
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EC – René Boretto tiene una larga trayectoria como investigador e historiador local en Fray Bentos, es autor de varios trabajos, entre ellos Fray Bentos. Patrimonio cultural e industrial, publicado en 2014. Ocupó las direcciones de Cultura y Turismo de la Intendencia de Río Negro y fue el creador del Museo de la Revolución Industrial que se ha instalado en el exfrigorífico Anglo. René está en Fray Bentos, del otro lado del teléfono.
Del otro lado de otro teléfono, pero en Bonn, Alemania, se encuentra el arquitecto Willy Rey, que fuera presidente de la Comisión del Patrimonio entre 2007 y 2008. Es catedrático de Historia de la Arquitectura Nacional en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República, y director del equipo multidisciplinario que redactó el dossier que se presentó al Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, la ONG responsable de proponerle a la Unesco los bienes que aspiran a recibir el título de Patrimonio de la Humanidad.
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EC – Arquitecto Rey, desde el punto de vista de los apoyos económicos que puedan venir el exterior, ¿qué implica una declaración como la que ayer se aprobó con respecto al paisaje industrial Fray Bentos?
WR – No hay que pensar tanto en inversiones que van a llegar a los efectos del proceso de restauración, conservación, etcétera. La Unesco normalmente apoya en términos técnicos y eventualmente puede haber algunos apoyos de orden económico, pero la apuesta no está allí. Las situaciones se producen porque aparecen nuevos actores en la escena, actores privados, a los que les va a interesar desarrollar actividades comerciales, inmobiliarias, etcétera, no dentro del área núcleo, obviamente, pero sí en áreas cercanas, porque siempre “cotiza” estar cerca de un sitio que tiene royalty, que tiene esta condición.
Pensemos en Colonia. Allí se multiplicó la inversión a partir de la declaratoria de sitio perteneciente a la lista del patrimonio mundial. Se canalizó rápidamente y han sido cada vez más las inversiones en un área con esa condición. Esa condición es un valor, tenemos que tenerlo en cuenta.
Por otra parte, nos exige invertir. Tenemos que empezar a invertir en el área, tenemos que desarrollar actividades internas, por ejemplo dentro del área industrial, con programas razonables, que la capacidad de carga del lugar acepte, soporte. De hecho esto ya ha empezado, el LATU se ha instalado allí, la futura UTEC tiene va a estar allí. Todos estos elementos son fundamentales, porque le van a dar movimiento, presencia de gente, uso, y todo esto es fundamental para el patrimonio.
EC – ¿Existe alguna estimación de cuáles son las inversiones que se requieren para acondicionar las construcciones históricas, varias de las cuales todavía están con un deterioro importante?
WR – Es verdad. Pero no todo se tiene que llevar a un estado nuevo. Uno supone que algo que se va a restaurar va a quedar tal cual era, y eso no tiene demasiado sentido. Esto es un vestigio, este vestigio tiene que estar en un estado tal que no deje de mostrar su condición de vestigio, parcialmente. Tiene que permitir ingresar actividades nuevas, de acuerdo a necesidades contemporáneas, y por supuesto que algunas partes van a tener tratamiento de restauración. Pero no pensemos que este frigorífico va a estar como podía estar en los años 60, en su última etapa. Eso no va a suceder.
EC – Entiendo, pero ¿hay algún número? ¿Qué números se manejan en cuanto a la inversión que todavía falta?
WR – No sé, hay que ir midiéndolo en función de los actores que empiezan a aparecer en escena. Desde el año pasado tenemos la UTEC, que se va a integrar dentro del núcleo industrial. Esto es interesante, pero todavía no sabemos el dimensionamiento que va a tener o que va a alcanzar, hasta dónde va a llegar. Tiene que ver con un proceso en el tiempo, no se pueden hacer evaluaciones económicas en ese orden.
RC – La declaración, el dossier también implicaba presentar un plan de gestión para el lugar. Por lo que estamos hablando nos estamos dando cuenta de que no se intenta congelar el sitio, sino por el contrario, revitalizarlo. ¿En qué consiste ese plan de gestión? ¿A qué están obligados, de acuerdo a lo que le plantearon a Unesco?
WR – Ese es un componente fundamental del dossier, es el capítulo 5 del dossier, que a su vez muchas veces se presenta separado. Allí uno establece modalidades de gestión de áreas que deben ser de interés prioritario, tener respuestas a problemas urgentes, porque no todas las instalaciones industriales están en la misma situación, en alguna medida hay también un plan S.O.S., hay investigaciones que hay que desarrollar.
RC – Por ejemplo, ¿cuáles se establecieron como prioritarias?
WR – Aquellas zonas del área industrial que tienen hoy un proceso muy grande y que pueden generar la pérdida del sitio. Hay áreas que no tienen cubierta que están en una situación particularmente mala, porque el ingreso de agua, el ingreso de lluvia produce un deterioro todavía mayor.
Hay áreas que tienen una parte archivística muy importante. Por ejemplo, el archivo del frigorífico, que es realmente muy valioso, tiene que estar en un área estanca, tenemos que mejorar esas áreas. Ahí sí hay que hacer inversión directa. De hecho mucho ya se ha hecho, pero hay que continuar, es un trabajo permanente.
Y las investigaciones son muy importantes también. Porque sabemos poco de alguna parte de la historia y de muchos bienes, por ejemplo, que hay debajo del río. Este fue uno de los pedidos y recomendaciones que nos hicieron, hay que desarrollar investigación subacuática. Y lo digo en dos sentidos, porque tenemos que hacerlo, y porque el Uruguay todavía no ha firmado la Convención del Patrimonio Subacuático. Esto es importante, tenemos que ir pensando que tiene que ser así y trabajar también en esa área.
EC – ¿Qué es lo que se va a buscar en el agua?
WR – Lo cito simplemente como ejemplo. Evidentemente hay muchísimos restos en la zona vinculada al muelle, eso requiere un proyecto específico que hay que desarrollar. Y lo mismo podríamos decir de cierto patrimonio que puede estar enterrado. Realmente son muchas las líneas que tenemos que desarrollar. Acompasadamente, nadie nos pone un revólver en el pecho y nos dice que esto tenemos que resolverlo en tanto tiempo. Sí tenemos que tener armados los proyectos de investigación para diciembre de 2016.
EC – Volvemos a Fray Bentos con René Boretto. Veía unas declaraciones del intendente electo, Óscar Terzaghi, que dijo que las visitas al frigorífico Anglo formarán parte de una ruta turística vinculada con la industria del litoral, además de riquezas naturales que tiene el departamento, como áreas protegidas en la zona de Nuevo Berlín y en el balneario Las Cañas. ¿Han avanzado en esta dirección?
RB – Precisamente, una de las cosas a las cuales hay que apuntar es no dejar el tema de Fray Bentos como una burbuja, sobre todo teniendo en cuenta que se acaba de demostrar que la actividad que se cumplió durante más de 300 años en la región binacional transfronteriza con Argentina en el manejo de la industria agroalimentaria ha generado en ambos lados del río Uruguay una cantidad de lugares que pueden ser motivo de una conexión turística cultural.
De ahí viene la idea de establecer un relacionamiento mayor para poder ofrecerle al turista potencial –que lo tenemos en gran cantidad, sobre todo el argentino, porque ingresa por el puente internacional– toda esa posibilidad de que se encuentre con un racconto, con una realidad de lo que era este procesamiento de la industria de la carne y de la alimentación en general. El río Uruguay, con sus campos, con sus puertos profundos, todo ese esquema que aprovechó la industria con esos elementos que hoy es realmente interesante concatenar en un aprovechamiento turístico. No se puede dejar de lado a Fray Bentos solamente como un sitio o como un lugar de convocatoria concreta y específica, sino que lo más importante va a ser utilizarlo para potenciar todo lo que hay en los alrededores.
EC – ¿Cómo sigue todo este proceso? ¿Cuáles son los próximos pasos que tienen previstos en Río Negro?
RB – Hay que tener en cuenta y hay que hacer notar la presencia de esa comisión de gestión que mencionaba Willy, creada en el 2008 e integrada por dos delegados de la Intendencia de Río Negro, un delegado de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación y un delegado de la Dirección Nacional de Ordenamiento Territorial. Esa comisión de gestión ya ha sido considerada por la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación como comisión de sitio o como la base de la comisión de sitio.
Ahí hay un tremendo trabajo de tipo administrativo, de adecuación de toda esta realidad, para poder llevar la defensa del sitio a una realidad palpable. Sobre todo teniendo en cuenta lo que decía Willy, el impacto que pueda causar no solamente el movimiento de turismo, sino también la apetencia de los privados en cuanto a la parte de construcciones o la parte económica que va de la mano de los negocios que se desean instalar en la zona.
Tú mencionaste en algún momento que había 10 años de trabajo, de antecedentes. Hay una referencia muy interesante del año 1997, que fue la primera vez que conversamos con Unesco. Lo hicimos en un congreso que se hizo en Grecia, en Tesalónica. En esa oportunidad recibimos algo así como las instrucciones, el formato que después fue desarrollado con el apoyo de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación y la delegación de Unesco en Uruguay.
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Transcripción: María Lila Ltaif