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Entrevista del 12 de julio de 2022: Isaac Alfie

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Audio y video de la entrevista en este link

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Martes 12.07.2022

EMILIANO COTELO (EC) —El proyecto de ley de Rendición de Cuentas, que ya empezó a tratarse en el Parlamento, abrió un nuevo debate sobre el rumbo económico del país.

Varios jerarcas del gobierno, como la ministra de Economía, Azucena Arbeleche, defienden el proyecto por el volumen de recursos adicionales asignados, que surgen del crecimiento de la economía y de la política de ahorro implementada por el Poder Ejecutivo desde el inicio de este período. Además, resaltan que el Estado está asumiendo un papel más activo para impulsar el crecimiento, por ejemplo, con el Plan Nacional de Obras en Rutas Nacionales que anunció la semana pasada el ministro de Transporte, José Luis Falero.

Desde el Frente Amplio (FA), sin embargo, señalan que la rendición de cuentas refleja tímidamente el rebote de la economía luego de los peores años de la pandemia. Incluso advierten que el gobierno carece de rumbo estratégico para asegurar un crecimiento sostenido de aquí a 10 años.

Sobre esos y otros puntos vamos a conversar con uno de los principales integrantes del equipo económico, el economista Isaac Alfie, director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP).

Empecemos por un hecho de la semana pasada. La semana pasada el gobierno presentó el nuevo Plan de Obras en Rutas Nacionales, que implica una inversión en los cinco años de USD 3.500 millones. Se resaltó por ejemplo que va a haber ejecución de trabajos en 81 % de las carreteras del país. Usted fue uno de los expositores en el acto y habló del cambio en la herramienta a utilizar para las concesiones a privados. Ahí me acordé de una entrevista que hicimos aquí en EN PERSPECTIVA hace cuatro años en la que usted declaró que si la decisión estuviera en sus manos, cortaría con las PPP, con el mecanismo de participación público-privado. En aquel momento, junio de 2018, no tenía ni idea de que iba a ser el director de la OPP en este período, ¿no?

ISAAC ALFIE (IA) —No tenía ni idea, ni tampoco estaba en los planes. Esa es la pura verdad.

EC —En aquel momento lo consultábamos como uno de los expertos, uno de los asesores del sanguinettismo en lo que era un comienzo muy tímido de la campaña electoral interna.

IA —Correcto. Yo basaba mi posición en que, por la forma que se le dio, el instrumento terminaba siendo muy oneroso […] interés implícito, que no todo es interés financiero. Además en aquel momento ninguna de las obras viales se había empezado todavía, capaz que una, capaz que la de […]. Pero estaban todos pendientes, y de hecho se terminan empezando en promedio 30 meses después de declarado el ganador de la licitación, de la adjudicación, y muchos de ellos los termina firmando esta administración, naturalmente respetando los contratos.

EC —En estos días usted dio un dato que provocó polvareda, dijo que por los siete corredores viales adjudicados en el pasado bajo la modalidad PPP el Estado uruguayo se podría haber ahorrado USD 1.050 millones a lo largo de un período de 20 años. ¿Cómo son estas cuentas? Se parecen a unas que hizo en aquella entrevista. Veamos el razonamiento.

IA —No es un razonamiento, es un número que surge de estudiar las doble vías –estas son todas dobles vías– y tramos nuevos respecto […] actuales, con todos los […] actualización y demás, frente a los anteriores, tomando en consideración que estos nuevos proyectos son a 12 años y no a 20, con lo cual también a los anteriores se les quita de su costo lo que se llevaba el mantenimiento mayor de 12 años. Esos números ya […] lo que se dijo es que si lo de esta parte –que es importante, no es tan menor tampoco– se aplica a todo el resto, da eso.

O sea, más allá del número estricto, que obviamente es muy importante, están muy claros los cálculos que se proyectaron en el cuadro. La diferencia de costo total por kilómetro de obra más financiamiento, más mantenimiento, los tres temas juntados. La diferencia está en la forma de contrato, un cambio de contrato que mantiene una modalidad que era lo que había que rescatar de las participaciones público-privado, que es que la empresa que hace la obra, la contratista, toma el riesgo del mantenimiento por todo el plazo. Con lo cual el Estado reparte sus riesgos y ya no asume que cualquier problema que le pase después de tomar la obra, porque está mal hecha y la recibió mal, etcétera, va a ser de su cuenta.

En ese caso teníamos los tres tramos adjudicados con ahorros de entre 47 y 61 %. Y cuando uno miraba –esto es con financiamiento, hubo un cambio importante en el financiamiento–, miraba solo el costo de la obra inicial, el costo capital […] entre 46 y 55 %. Y cuando miraba solo el mantenimiento […] un cambio importante porque antes el costo de mantenimiento estaba dado en el contrato, el Ministerio de Transporte decía “el costo de mantenimiento por kilómetro son tantos miles de dólares por año”. El ahorro ahí sí quedó entre 43 y 49 %; más que el ahorro la diferencia de precio.

Claramente había un tema de contrato como nosotros decíamos, quedaba en una cadena muy larga y no era a beneficio de las empresas constructoras. El mecanismo quedaba demasiado tortuoso y todo ese mecanismo tortuoso terminaba en mayores costos por todos lados. Esos costos de algún lugar se pagan, no hay forma de no pagarlos, y terminamos en eso.

EC —Lo que me genera duda es lo siguiente. Ahora se va por este camino de los contratos cremaf –capaz que usted ahora da algún número más–, que por lo visto son más convenientes. Sin embargo aquel instrumento, el de las PPP, venía fuertemente impulsado desde el exterior, se había empleado en varios países del hemisferio norte, era un modelo aparentemente muy beneficioso. ¿Cómo se entiende que los números tuvieran esas consecuencias que usted está explicando ahora? ¿Qué pasó? ¿Consultores y organismos internacionales nos vendieron un buzón? ¿O las PPP se implementaron mal en Uruguay? ¿Cómo es la historia?

IA —Yo no puedo saber; primero, ni imaginaba esta diferencia de precios. Seguramente hay algo que hemos visto, que alguna parte de la baja de costos capital, naturalmente no estos volúmenes ni por casualidad; se veían también cambios en el mercado, los precios han venido por debajo. No sé cómo se implementaron en otros lados, no sé si […] estrictamente o no…

EC —Pero usted recordará que cuando empezaron a usarse las PPP había experiencia internacional acumulada, hubo seminarios, conferencias para traer aquel “modelo”.

IA —Sí, recuerdo. Hay modelos que a veces no se adaptan estrictamente a […] por ejemplo el tamaño de los contratos en Uruguay. Desde el punto de vista absoluto capaz que en un tamaño de contrato diez veces el de Uruguay todos esos costos pueden quedar muy diluidos. En Uruguay no quedan diluidos, entonces el volumen de capital que hay que poner es mucho menor y todos esos costos en términos de tasa de interés quedan muy altos. Además no sé qué pasó en otros lados del mundo; sí sabía que había renegociaciones importantes en casi todos lados. Que también ese es un problema, porque al final terminábamos con mayores costos por renegociaciones, porque falló esto, falló lo otro, etcétera, no estaba tan claro eso. Pero no sé si en cualquier lugar del mundo el proceso demoraba cinco o seis años entre las primeras presentaciones y el comienzo de la obra. Ahí claramente […] costos, no son menores por las exigencias, y eso todo le agrega costos y rigidez a la parte final. Acá, después de la adjudicación hay más o menos dos meses para firmar el contrato y dos meses para empezar las obras.

EC —Ahora está aludiendo al sistema nuevo, a este del cremaf.

IA —Sí, los cambios en el contrato […], tiene que empezar. No es que va a hacer el cierre financiero, incluso después de adjudicar la obra usted sale a buscar a ver cómo hace el cierre financiero y habla con los financiadores, etcétera.

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EC —Le preguntaba cómo se entendía que fuera tan clara la pérdida comparativa si se utilizaba el sistema PPP en vez de usar cremaf.

IA —Le decía que hay muchos cambios de contrato. Lo que se hizo fue analizar estrictamente el contrato y cómo eran las etapas, y a partir de allí, ver, manteniendo la esencia. La esencia es: hay alguien que asume la obra y alguien que tiene que mantenerla y asumir el riesgo del mantenimiento. A partir de eso en los contratos cremaf –se puso la f al final porque también tiene que tener financiamiento– se fueron haciendo cambios en los puntos que entendíamos más críticos. Entre ellos, los plazos entre la firma del contrato de adjudicación; antes eran seis meses renovables, que se iban renovando y se iban extendiendo los plazos, y pasaron a dos meses.

EC —¿Cómo se logra esa abreviación? Es impresionante, ¿el otro sistema no tenía más recaudo, no implicaba más garantías desde el punto de vista del Estado?

IA —No, por lo siguiente. Los contratos se hacen más chicos, con un contrato más chico también puede entrar más gente, y el que viene, viene con la garantía. Los contratos eran tan grandes que a partir de allí se empezaba todo un proceso para buscar financiadores, hacer los cierres financieros, etcétera. Entre la adjudicación y la firma el promedio terminó siendo 30 meses, acá luego de la adjudicación en 60 días tiene que empezar y tiene que hacerlo con capital propio. Al ser más chicos también es más fácil empezar con capital propio. Además, al ser un contrato más corto no tiene determinados recaudos de tan largo plazo.

EC —Si es más corto, es más exigente para el Estado también, hay que empezar a pagar antes y a corto plazo.

IA —Sí, claro. Y pasa otra cosa, que también es un cambio grande por el tema del financiamiento –esto está reflejado en el coeficiente de financiamiento–: usted acá cada 60 días reconoce la obra, toma la obra y dice “está bien, doy por bueno que todos estos kilómetros están hechos” y cada día se emite un certificado irrevocable por el 70 % del valor de la oferta de ese costo capital. Ese certificado irrevocable es deuda del Estado, ya no es deuda de las empresas como tales. ¿Vio cuando las empresas a veces descuentan sus créditos con el Estado, sus facturas con plazo de vencimiento? Pasa a ser eso básicamente, eso notoriamente tiene un menor riesgo.

EC —Pasando en limpio, la tasa de interés de esa deuda soberana es más baja que la tasa de un crédito que solicita el privado. ¿A eso alude?

IA —Exactamente. Y es por el 70 %; el otro 30 % más el mantenimiento queda sujeto a la disponibilidad de las rutas, con determinados coeficientes, con penalidades, etcétera. Un sistema que ahí sí no tiene grandes cambios frente al anterior. Un 30 % es lo suficientemente alto como para que las empresas tomen sus recaudos y hagan las cosas bien. No es que usted les paga todo y después “si hago el mantenimiento mal no importa porque ya tomé mi ganancia”. Eso es importante. También desde el punto de vista del Estado, el Estado toma ese 70 % y lo tiene que reconocer como deuda y como gasto, que en las PPP no.

EC —También en ese punto el cremaf es más exigente con el Estado que el PPP.

IA —Creo que la exigencia es la misma, y termina siendo menos exigente si es bastante más en cuenta. Pero desde el punto de vista de las cuentas públicas y del gobierno como tal evidentemente sí, tiene un efecto de reconocimiento en las finanzas públicas. A mi modo de ver, en las PPP –y esto lo mismo– habría que registrar directamente la deuda completa o al menos el valor actual de la deuda como gasto. Pero […] las contabilidades no es un invento uruguayo, son los manuales internacionales, así son. De todas maneras, el gobierno optó por esto porque entre otras cosas además ha liberado recursos para ampliar el plan de obras y hacer una cantidad de otras intervenciones que si bien pueden parecer en algunos casos menores terminan siendo mayores porque habilitan determinadas rutas o determinadas características de transporte que son muy importantes y completan algunos circuitos. En general son básicamente puentes, a partir de los ahorros y demás, hay una cantidad de puentes que no soportan camiones más grandes, sobre todo tritrenes, que ya están en el plan y se van a hacer, se van a completar circuitos enteros para que la carga pueda venir de manera mucho más eficiente.

EC —¿Ahora se van a hacer contratos cremaf?

IA —No, desde el punto de vista del gobierno, también […] contratos de obra usuales, no son solo cremaf.

EC —No se va a usar más PPP.

IA —Entiendo que no, en este momento no. Puede haber algunos contratos cuya modalidad no sea quizás el pago de 70 % reconocido en el momento de recepción cada 60 días. Pero las modalidades de contratación se van a ajustar a este esquema que claramente resulta más eficiente desde el punto de vista de la competencia entre privados y se reducen una cantidad de cosas redundantes básicamente. Por ejemplo, las intervenciones de los profesionales, que eran muchísimas en la modalidad que se había adoptado, ahora se focalizan en los aspectos críticos del proyecto y por lo tanto se reducen algunas intervenciones. Todo eso suma y toma mucho tiempo y los tiempos se pagan con intereses al final. Más que en el nombre, yo diría que hubo un cambio de contrato y hay que aprovechar, en algunos casos podrá ser una modalidad de pago a lo largo de la vida útil, depende. Sí entiendo que los cambios de contrato general fueron adecuados y muestran que las cosas se pueden hacer con menos recursos. Y los menos recursos en el fondo, la parte fundamental y la parte del plan de obras, es cargar menos a la sociedad y poder hacer más obras, que en el fondo la mayor cantidad de obras lo que hace es mejorar la calidad de vida de una cantidad de personas, porque mejora las rutas. Y además amplía la frontera de producción en algunos aspectos al bajar los costos de transporte.

EC —Se lo preguntaba porque ayer el ingeniero Diego O’Niell, presidente de la Cámara de la Construcción, en una entrevista con el diario El País decía que el cremaf sirve para proyectos chicos, mientras que para proyectos de mayor envergadura lo adecuado es el esquema de participación público-privado. Decía que el Ferrocarril Central, por ejemplo, no ser podría hacer con cremaf.

IA —Ahí hay alguna confusión. Si se habla de plazos y de modalidades puede ser, usted puede usar básicamente lo mismo… yo le digo “hacemos igual que esto, pero no tenemos un certificado irrevocable, ponemos todo a disponibilidad”. Eso seguramente le va a subir el costo, si es muy grande capaz que el Estado no lo va a poder asumir. Quizás eso es lo que dice el ingeniero O’Neill. Pero hay otras cosas, si usted tiene determinada operación por privado y determinadas actividades, capaz que allí es más adecuado no pagar prácticamente nada cuando recibe y pagar todo por operación con los contratos viales más chicos. Por la actividad puede ser distinto. También hay otros tipos de contratos, de construcción, operación y posesión privada y después transferencia al sector público. No creo que el nombre del contrato haga a la cosa, es el contrato en sí, cómo usted lo plantea, qué exigencias pone, cómo construye para evitar redundancias y poner los incentivos de competencia, cómo lo construye es el punto más importante. El nombre en este caso –que en general nunca hace– no hace a la cosa.

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EC —Pasemos al proyecto de rendición de cuentas. Uno de los capítulos más discutidos es el monto que se agrega para ciencia, tecnología e innovación. En total para este rubro, el proyecto destina USD 52, USD 26 en 2023 y otros USD 26 en 2024. Ayer usted declaró que personalmente le gustaría que se asignara más dinero para investigación y menos para otro lado. ¿A qué se refería concretamente?

IA —Cuando se toman las decisiones de enviar las propuestas obviamente hay una restricción general. Hay que tomar la decisión en función de una cantidad de factores que todos se ponderan. La ponderación que se hace de manera general no es de una persona ni de un equipo, ni de dos personas ni del equipo económico, la ponderación es mucho más general porque todos los ministros entienden cómo son sus necesidades. Al final se termina haciendo un acuerdo, que a usted lo puede satisfacer más o lo puede satisfacer menos, pero es el acuerdo que hay. Es una cosa personal, nada más que eso. No quiere decir para nada otra cosa más que eso.

Había una restricción: el proyecto de rendición de cuentas tiene un aumento de erogaciones bien importante.

EC —Se refiere al aumento global, USD 226 millones en comparación con lo que está previsto para este año, el 2022.

IA —Exactamente, y no solo eso. Eso es lo que aumenta la propia rendición de cuentas, pero el presupuesto ya tenía determinados aumentos para el año 2023 y el año 2024 originalmente formulados. Además el artículo 4 de la ley de presupuesto establece el compromiso de la recuperación de la pérdida de salario real por el efecto pandemia. Eso no está incluido en estos costos, no se agrega acá. Eso ya está, por ejemplo el acuerdo con COFE ya lo tiene puesto y no está aquí, no se cuantificó aquí como algo adicional. Hay una expansión o una asignación de recursos producto de la mayor actividad económica a lo largo y ancho de todo el presupuesto.

EC —Los USD 226 millones según se ha calculado son del orden de 1,3-1,4 % de incremento con respecto a este año.

IA —En total dice usted. Sí, puede ser, no sé.

EC —Visto desde ese ángulo suena a poco.

IA —Pero visto desde ese ángulo también el país… no sé, suena a poco. Creo que en Uruguay hemos despreciado los 1 y los 2 %, y cuando usted mira lo que son en general los balances y las actividades, 1 o 2 % por año es mucho. Tendría que ver si es solo 1,5 %, porque ahí hay que ver qué se está tomando. Además, de vuelta, al aumento general hay que agregarle lo que decía, el incremento de salarios que está fuera de esto. Además hay cosas que usted tiene que tomar sobre su parte discrecional, no puede tomar sobre la parte no discrecional. Por ejemplo, Uruguay tiene una parte enorme de intereses de deuda, ¿sobre eso también vamos a contar si hay aumento de gasto o no? Más allá de que todos sabemos que el aumento de gasto no asegura nada, solo asegura que va a haber más gasto.

EC —Sí, esa es una discusión.

IA —Hay que buscar la eficiencia. Solo asegura que va a haber más gasto, todo el resto no lo asegura. En general cuando usted está bastante más restringido los aplica mejor, por lo menos eso es lo que uno ve medio en general.

EC —Aterrizando concretamente en la partida adicional para ciencia, tecnología e innovación, son USD 26 millones en 2023 y otros USD 26 millones en 2024. Eso se reparte: USD 4 millones a investigación en ANII (Agencia Nacional de Investigación e Innovación), USD 12 millones para la nueva Agencia Nacional Uruguay Audiovisual (ANUA) y USD 10 millones para innovación. ¿Por qué se incluyeron esos USD 12 millones por año de la ANUA en el capítulo innovación?

IA —No conozco esa discusión. Los ministros del ramo entendieron eso, ese punto final.

EC —Eso ha generado críticas, se entiende que está muy bien, que es perfecto que exista ese rubro y que exista la ANUA, pero eso es promoción cultural, etcétera.

IA —No soy el más adecuado para discutir esas cosas. La parte grande, la parte importante de innovación al gobierno le interesa mucho porque es como la parte final de la ciencia. La ciencia tiene una parte básica, que es la formación primero, después tiene la parte de las becas y los doctorados, posdoctorados, maestrías, etcétera, y al final todo eso tiene que traducirse en innovación. Usted tiene la formación, después tiene la investigación teórica sin aplicación y después viene eso aplicado a la sociedad y esa generación de valor importantísimo para la sociedad. Así funciona en todos lados del mundo. Y en general ese proceso de innovación se hace en conjunto con el sector privado, no es solo el sector público. El sector público trata, en todos lados del mundo, de apalancar, de poner una parte de los fondos con el sector privado, de manera de compartir riesgo, pero también de tomar beneficios.

EC —Acá estamos hablando de los USD 10 millones que están previstos específicamente para innovación, 10 millones adicionales anuales van por este camino del apalancamiento con fondos privados. ¿Cuál es el diagnóstico allí?, ¿que la forma como se ha invertido hasta ahora no era la más eficiente?

IA —Sí, el diagnóstico es que en el mundo las cosas se hacen en general de manera distinta, no se financian proyectos individuales, se financia una cartera de proyectos, las universidades en general tienen como una cartera de proyectos que se presentan a concurso y se eligen como carteras para diluir riesgos. Ahí los fondos públicos y los fondos privados financian esas investigaciones de innovación con la esperanza de tener un producto final adecuado. Justamente, el no hacer el financiamiento de a uno permite distribuir los riesgos y tener más posibilidades de éxito. Y el involucramiento del sector privado, que está constantemente viendo lo que está pasando en el mundo y entendiendo las necesidades, las urgencias, las demandas, a usted le da un doble chequeo de que el dinero está invertido en algo que tiene más posibilidades de redituarle a la sociedad. Acá nada es seguro, claramente.

EC —¿Cuál es la diferencia? No se invierte en innovación solo a cargo del Estado, se invierte en proyectos con privados.

IA —No, no es con privados, sino que es financiados también por privados. No sé exactamente los ratios, pero la mayor parte de la inversión en innovación en el mundo es privada, no es pública. El sector público acompaña. Justamente, para disminuir algo los riesgos. También se queda con la parte cuando las cosas salen bien, no es que no se quede, tiene que quedarse, porque además de esos fondos que el Estado se queda va a tener que realimentar a los que vienen.

EC —Ese es el criterio: el Estado forma parte, el Estado corre el riesgo y después se beneficia si el proyecto es exitoso.

IA —Exactamente, ese es el criterio.

EC —Los montos que están previstos para este mecanismo son USD 10 millones por año. ¿Cómo los califican ustedes? de vuelta, ha aparecido el comentario de que estamos hablando de poco dinero.

IA —En este caso particular no es poco dinero, claramente. No es poco dinero cuando uno ve el tamaño de las investigaciones que hay que hacer. Lo ve en el mundo. En algunos casos no son investigaciones de garaje, pero no son cosas supercostosas en general. Todos sabemos que la innovación, salvo los grandes proyectos, son proyectos mucho más a escala humana. Y además, de vuelta, esto es lo que pone el Estado, el privado tiene que compartir, o sea que eso no es el 100 %. Y es en términos anuales, le puedo asegurar que estuvimos estudiando el tema y no parecen ser pocos fondos, por lo menos para empezar. Después los hechos ojalá digan que se precisa mucho más y seguramente aparecerán en función de los resultados que se obtengan.

EC —Se priorizan algunas áreas, según lo que se ve en la rendición de cuentas: tecnología digital aplicada a innovación, donde ya existe un ecosistema con trayectoria y desarrollo exportador; biotecnología; salud humana y animal; nuevos materiales y elementos avanzados, vacunas, farmacéuticas, y por otro lado tecnología verde, energías renovables, nuevos combustibles y nuevos materiales asociados a la economía circular. ¿Cómo se tomó esta decisión?

IA —Quienes están en el tema entienden que en estos momentos las cuestiones están caminando por ahí. Pero, como siempre, los hechos dirán al final del camino cuál va a ser el área. Personalmente no me gusta, porque no creo que uno pueda realmente pensar ex ante “acá sí, acá no”, seguramente pueda haber cosas de química, cosas de física, todo mezclado. Hay un tema que vimos al final de la pandemia y que los propios científicos resaltaron: nunca habían trabajado en equipos multidisciplinarios o muy pocas veces. Los equipos obviamente tienen científicos, pero una investigación, póngale del agro, tendrá ingenieros agrónomos, pero tendrá biólogos y tendrá gente que sepa de data science, de estadística, etcétera. Los equipos ya no son de una sola especialidad, tienen varias especialidades y se complementan. Creo que ese debe ser el marco en el cual el país debe trabajar en el futuro. Por supuesto que esto es un proceso de largo plazo, nadie puede pensar que estas cosas son de un día para el otro, de un año para el otro. Los procesos mínimos son cinco años, siete años.

EC —Volviendo a lo que le preguntaba a propósito del rubro destinado a ciencia, tecnología e innovación, si dejamos afuera a la ANUA, quedan USD 14 millones extra por año. Y eso, señalan desde la comunidad científica, es poco, teniendo en cuenta el objetivo que el propio sistema político ha acordado de llegar a una inversión de 1 % del PBI a fines de este período. Decía por ejemplo Gonzalo Tancredi, de InvestigaUY: “Tendríamos que estar avanzando de a 90 o 100 millones de dólares por año para llegar al 1 % del PBI. Hoy estamos en 0,4-0,5”. ¿Qué dice sobre esto?

IA —Dos cosas. Una cosa es que a usted le hubiera gustado algo más de fondos, preferencias, pero como usted no es el que decide es una preferencia como cualquier otra. Y los demás seguramente tengan más elementos para tomar decisiones que uno en esto. Ahora también, a sentido contrario, si usted pusiera hoy todos esos recursos, seguramente ahí sí los iba a dilapidar. Por una razón, porque las experiencias y las cosas se construyen de a poco, usted no salta de 1 a 10, en este caso de 4 a 10, de un momento para el otro, porque no tiene forma de aplicar bien esos recursos. Las cosas se van construyendo ladrillo sobre ladrillo. Entonces creo que ahí también tenemos que tomar la realidad. La realidad es que partimos de una base y a partir de esa base es que hay que construir. También tenemos que buscar la vuelta y el método, que por lo menos parte de la comunidad científica con la que yo hablo está en esa línea de buscar esta combinación público-privado, de buscar la complementación de los recursos y apuntar hacia la innovación, que es donde tiene que intervenir el sector privado. En la formación básica interviene solo el sector público, eso está muy claro. Son compartimentos complementarios pero separados.

EC —Usted pone el énfasis en que, a efectos de llegar a ese 1 % del PBI dedicado a ciencia, tecnología e innovación, uno de los propósitos que este gobierno se marca es que haya una cuota mayor de presencia de capital privado.

IA —Entendemos que los fondos de riesgo privados deben participar en la parte de innovación propiamente dicha. No es un entendimiento de este gobierno, así funciona en el mundo. Entonces si queremos inventar algo distinto de lo que tenemos experiencia en el mundo, capaz que nos sale bien, pero las probabilidades de que no nos salga tan bien como entendemos son importantes.

EC —Otro tema que a propósito de la rendición de cuentas vuelve al debate: el contador Pablo Ferreri, que fue subsecretario de Economía en la administración pasada, después de examinar el proyecto de rendición de cuentas criticó que falta la mirada de largo plazo. Y confirmó una impresión que ya había expuesto de que al gobierno le está faltando rumbo estratégico. No es la primera vez que lo dice, en marzo acá en EN PERSPECTIVA en un reportaje él admitía que el FA no resolvió los problemas estructurales del país, pero “al menos tenía un rumbo”. Y decía esto:

(Audio Pablo Ferreri).

PF —Uruguay tiene problemas estructurales en los cuales creo que sí, la diferencia es que el Frente Amplio tenía un rumbo, decía para dónde iba, se podía compartir o no, pero había un rumbo claro.

EC —¿Cuál era ese rumbo?

PF —Por ejemplo, quedó plasmado en un informe, un trabajo muy detallado, que llevó mucho trabajo, que se hizo en el gobierno, que lideró la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, que se llamaba Uruguay 2050. Había una mirada de largo plazo. Reitero, se podía estar de acuerdo o no, pero había un pienso, un trabajo y un documento escrito donde se hablaba de sectores estratégicos a los cuales había que privilegiar para ampliar la matriz productiva del Uruguay, aumentar el crecimiento de largo plazo. De eso en este gobierno no he visto nada, no veo incluso el fomento de una agenda de debates sobre ese tema.

(Fin audio).

EC —¿Qué dice a propósito de esta objeción?

IA —[Se ríe]. Yo vi ese trabajo… Le soy bien sincero, un trabajo que hablaba de la cadena de la madera para el 2050 o la cadena de los lácteos… Dos de los sectores más exitosos desarrollados en el país, que el sector público les haga una estructura productiva o les haga la cadena de esto y demás casi me causa gracia, ciertamente. Ya los sectores se desarrollaron, se desarrollaron solos, en la silvicultura y en la lechería el progreso tecnológico que hizo el mismo sector privado. Ahí sí hay una cantidad de investigación, de innovación aplicada que no medimos, la hicieron ellos mismos. Son grandes, ¿les vamos a enseñar a ellos a hacer las cosas?

Nosotros sí tenemos rumbo estratégico y podemos escribir libros enteros, pero el tema son las acciones. A toda esa cadena toda la parte de infraestructura que se está haciendo la va a mejorar y en muchos lados le va a ampliar la posibilidad de producción porque le va a ahorrar costo de transporte. Lugares, zonas donde hoy no es rentable hacer determinada actividad se va a volver rentable hacerla porque el costo de transporte lo va a habilitar. La mayoría de estas cosas son para exportación, en la exportación usted tiene un precio en la aduana que es el precio que usted paga porque es el que le pagan en destino, y de ahí para atrás empieza a bajar. Cuantos más costos tenga para atrás, al final alguien dice “a mí no me sirve producir” y tengo menos oferta.

El gobierno tiene muy claro eso, tiene muy claro el plan de obras, tiene muy claro el tema de la educación y sabe del retorno y dónde tiene que poner los recursos porque si no hay mayor nivel de educación, si seguimos con el 40 % de los muchachos terminando la secundaria, nos falta muchísimo para que las personas puedan desarrollarse y que realmente no sean pobres. Porque ahí está el fondo de la cuestión, es la única manera. Además el plan de primera infancia se potenció y el plan de vivienda para asentamientos irregulares se puso en marcha. El tema de infraestructura no solo son las carreteras y los puentes, está la posibilidad de dragar la laguna Merín para la conexión con la laguna de los Patos, muy importante para la zona este del país. Se está estudiando fuertemente el tema del río Uruguay, a ver si se puede profundizar y mejorar también por allí las cosas.

Ahora se dice que la tasa de crecimiento del país de largo plazo ronda el 2-2,1 %…

EC —Ese es uno de los datos que maneja Ferreri para decir “con eso no alcanza, el Uruguay tiene que superar esa tasa de crecimiento promedio de largo plazo”.

IA —La tasa de crecimiento de largo plazo desde la vuelta a la democracia era de 3,5 %, más o menos, y resulta que ahora es 2,5 %. O sea que algo pasó en el medio que la bajó tanto. Tómese la tasa de crecimiento básicamente y había pasado eso. Yo sé que 2 % es insuficiente para desarrollar el país, aunque en un país donde no aumenta tanto la población, ojo con las tasas totales, lo que importa son las tasas per cápita. De todas maneras es insuficiente porque el país tiene un nivel de ingreso bastante inferior al de otros países de desarrollo superior. Ciertamente superior a la región, pero inferior a lo que uno aspira. De todos modos, reformas se han hecho, a veces uno puede despreciar determinadas reformas, pero las reformas de las telecomunicaciones… La portabilidad seguramente haya llegado tarde pero llegó y es una reforma que beneficia al usuario y a la calidad de vida porque reduce costo y la reducción de costos beneficia a todos.

EC —Pensando en rumbo y estrategia, dejo al contador Ferreri a un lado y voy a un colega suyo, correligionario suyo además, el economista Ricardo Pascale, que publicó hace poco el libro Del freno al impulso. Pascale señala: “en Uruguay la economía debería pasar de la forma más perentoria a una basada en mayor proporción en la incorporación de conocimiento, ciencia, tecnología, innovación, destinadas a la producción de sus bienes y servicios, de un valor único y mayor valor agregado”. Pone énfasis en particular en las ciencias de la vida, como un terreno en el que Uruguay tiene fortalezas que habría que aprovechar. ¿Qué dice sobre este tipo de planteos?

IA —Cuando se plantea el cambio en la innovación que estuvimos hablando antes, yo hablé con Ricardo y me dice: “Sí, está bien, es por ese lado que funciona el mundo”. De ese cambio estamos hablando, de ese rumbo estamos hablando. El presidente de la República, la cancillería, el Ministerio de Economía han marcado un rumbo muy claro en materia de inserción internacional, que por supuesto lleva su tiempo, pero han marcado un rumbo claro y lo han peleado. Esa es una reforma estructural enorme, más grande quizás que muchas de las que pueden tener nombres más rimbombantes o quizás estudios grandes atrás. Esa es una reforma enorme que ojalá se pueda empezar a concretar. Como todo de a pasos, porque si las cosas no se pueden hacer totales hay que empezar igual porque se van acomodando a lo largo del camino.

El gobierno también está planteando la reforma de la previsión social de manera general, eso es importante. Ahí ya es más una cuestión de acomodar las finanzas generales del Estado a mediano plazo, pero también en ese acomodamiento de hacer espacio, porque en los próximos años los gastos de salud y los gastos en cuidados de las sociedades van a seguir aumentando, y en Uruguay también porque estamos en una etapa donde la población claramente ha aumentado bastante la expectativa de vida y la va a seguir aumentando, afortunadamente. Por lo tanto hay que hacer espacio para eso. En eso también se está pensando y no solo cuando se dice “la previsión social hay que reformarla para jubilaciones sustentables”, etcétera, también tenemos que pensar en estas cosas que se están pensando.

Si usted quiere podemos hacer libros enteros, el tema no es solo hacer los libros, es cómo se toman las acciones para cubrir esas cosas que uno sí ve venir y por supuesto está dando los pasos, está planificando, cada uno desde su ámbito.

EC —Pero por ejemplo en la administración Sanguinetti en su momento se puso en marcha toda la política forestal. Fue un gran impulso en una dirección, fue poner la máquina a funcionar con el respaldo del Estado para desarrollar una línea de actividad. ¿Hoy hay algo de eso en el horizonte, en la agenda?

IA —En aquel momento se puso en marcha la política forestal y las zonas francas y eran acciones, nadie en aquel momento lo tomó como una superreforma a largo plazo, y mire lo que pasó. Acá está pasando lo mismo, ese es el punto, usted toma determinadas medidas y cuando las quiere vender como que son las grandes líneas estratégicas… las grandes líneas estratégicas en realidad son otras. Las acciones son muy importantes. Si usted cambia determinadas formas, si usted cambia la forma de contratación es una reforma, es una reforma grande, si le da resultado, por ejemplo. Si usted cambia el foco de cómo invierte los recursos en la innovación es una reforma, a largo plazo lo va a ver.

Yo entiendo a veces determinados reflejos de tener libros escritos y la planificación centralizada, pero en el mundo usted lo que abre son oportunidades. Cuando usted hace un proyecto no prevé todo lo que pasa en el proyecto, el mundo es mucho más rico, afortunadamente, y van cambiando determinadas cosas. Pero cuando el proyecto está lanzado y las cosas van en el camino correcto se van acomodando las acciones para continuar ese rumbo. Eso es lo que está pasando ahora con determinadas acciones que se están tomando y lo que va a pasar en el futuro. Es así, solo que usted tiene que tomar acciones que no contravengan la naturaleza humana, ese es un punto clave, tiene que darles incentivos correctos a todas las personas.

Audio y video de la entrevista en este link

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Transcripción: María Lila Ltaif

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