Sobre la expresión «Diálogo de sordos»

Estimados amigos de En Perspectiva:
A raíz de un comentario de un oyente escribí estas líneas. Agradezco mucho su publicación.
Marie

Existen una serie de expresiones que son ofensivas para las personas que padecen alguna discapacidad o condición de mayor de vulnerabilidad. 

Hace unos días un diario capitalino tituló como “autista” al gobierno o a parte del poder ejecutivo. Por reclamo de las asociaciones, el medio de prensa tuvo que retractarse y eliminar de inmediato el titular. 

Una comunidad también muy castigada es la de personas sordas. Hoy mismo Emiliano leyó un mensaje de un oyente que al referirse a La Tertulia de los Jueves comenzó su mensaje con un “esto es un diálogo de sordos”…

“Diálogo de Sordos” o “No hay peor sordo que el que no quiere oír” son expresiones de larga data que se siguen usando con gran frecuencia en la actualidad. Quiero creer sin intención manifiesta de ofender o denostar a quien lamentablemente nació o adquirió un déficit auditivo. Se ve que quien lo usa no sabe lo que es vivir con esa condición.

Vayamos a las definiciones, por “diálogo de sordos” se entiende una conversación en la que los interlocutores no se prestan atención o es cuando dos personas que hablan no se hacen entender. 

Al parecer esa expresión surgió de observar a dos personas sordas comunicarse a través de lengua de señas. El problema no era entre quienes se comunicaban y con seguridad se entendían de mil maravillas. El problema es el otro, el de afuera que no entiende y se siente excluido, entonces se burla. 

Esta expresión resulta ofensiva para la comunidad sorda porque significa que las personas sordas no pueden dialogar entre sí o con otras personas, también podría significar que con personas sordas no será posible iniciar o mantener un diálogo. Ambas son totalmente falsas.  

Las personas sordas logran comunicarse de una serie de formas: con lengua de señas, (si han tenido la fortuna de aprenderla), a través de la escritura, (en donde los mensajes de texto han sido de gran utilidad). O también con la lectura de los labios. De allí que el uso de la mascarilla les ha complicado la vida. No lo hemos pensado lo suficiente. 

La expresión: “No hay peor sordo que el que no quiere oír” es un refrán que se usa cuando alguien le explica algo a otra persona y no lo quiere atender o entender sus razones. 

Esta expresión o refrán también resulta ofensiva para la comunidad sorda, porque los trata de tercos, de personas que no quieren entrar en razón, características que nada tiene que ver con la sordera.

En suma, las personas sordas tienen derecho a ser respetadas como todo ser humano sin discriminación. Debemos ayudar a desterrar el uso de términos y expresiones inadecuados y ofensivos. Es momento de cuestionarnos dichos que en otro momento podrían considerarse inocentes pero que ahora no lo son. Y dañan mucho. 

Marie


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Candela Stewart

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7 Comentarios

  • Buen argumento Marie.

    Me pregunto (y sin sarcasmo por si acaso) se eliminaran tales dichos -metáforas-, como usted bien señaló:
    En el fondo último, si no me dicen chicato
    ¿acaso yo vería mejor?
    Si no me dicen viejo
    ¿tal vez rejuvenecería?
    Si no me dicen sordo
    ¿oiría mejor a Mahler?
    Y así, pero las preguntas más importantes a mi parecer son:
    ¿Sería entonces yo más respetado de verdad, sujeto y objeto también, de mayor justicia?
    Más todavía,
    ¿Sería aunque sea un poquito más feliz?

    Es cierto que tales dichos se usan con desprecio y como insulto, entonces
    ¿los insultos deben ser erradicados?
    Además es cierto que se utilizan con humor, entonces esa cosa amoral y bienaventurada nombrada humor
    ¿debe ser tutelada o censurada?

    Y si bien saludo la intención loable en el espíritu de su texto, me permito dudar -siempre lo hago- si de veras vale la pena ir por esos senderos.
    Entiendo que somos hijos de dos tiempos, el nuestro actual y el legado, que cambian las sensibilidades, necesidades, prioridades y demás y por supuesto es muy válido reclamar, desconfío de quien de nada se queja.
    Me permito dudar estimada Marie, sí que lo hago; el tema que usted plantea hace ya tiempo me hace reflexionar y no pretendo laudar para nadie.

    Saludos fraternos.

  • Estimado Juan,

    le agradezco sus palabras, siempre muy atinadas y con gran respeto.

    Estoy convencida que «hay que ir por estos senderos» como Ud dice, no debemos naturalizar expresiones que resultan a todas luces ofensivas por lo que manifesté en la carta.

    ¿A quien le gusta que le digan torpe o necio? a raíz de este tipo de movimientos hemos cambiado la sensibilidad y nos ponemos en los zapatos de las personas que tienen condiciones discapacitantes, y ya no los mencionamos como «discapacitados», nos referimos a esas personas como ellos mismos desean sean citados.

    Personas con tal o cual situación, ya no decimos «sordos» , «ciegos» o «niños Down»,
    porque con ello hacemos centro en una cararterística que no es la única, La persona es más que su condición o patología.

    Como Ud bien dice somos hijos de dos tiempos, en el momento que comencé a estudiar Medicina los profesores se referían a «el enfermo». Hoy por hoy es inadmisible, pregúntele el nombre que es más fácil y la persona se setirá reconocida.

    Al igual que expresiones como «tortura china» o fulanito «está en la picota» ¿sabrán a que se refieren?

    Nuevamente le agradezco sus aportes, siempre muy lúcidos.

    saludos cordiales

    Marie

    • Gracias Marie por considerar mi comentario (escrito desde otra óptica), la fermental variedad de perspectivas me enriquece.

  • Absurdo. Ninguna de las expresiones que refieren a sordos, hablan mal de los sordos, sino por el contrario, de falencias de aquellos que sí pueden escuchar. La verdad que nos estamos yendo de mambo con esto de los «colectivos» o «grupos» que se ofenden por cualquier cosa. No se trata de sensibilidad, sino de sensiblería barata y sin fundamento.

  • Sr. Daniel. Sensiblería barata y sin fundamento corre por su cuenta. Espero que su opinión sea la minoritaria. Quiero creer que estamos evolucionando en el respeto por el diferente. Saludos atentos.

  • Muy de acuerdo, Marie. Tenemos que elegir con más cuidado las palabras que usamos.
    Saludos.

  • Creo que en ningun momento la expresion «no hay peor sordo que el que no quiere oir» los trata de tercos, de hecho la expresion nisiquiera tiene como objetivo hablar de los sordos (sino de los que no quieren oir). Es verdad que hay otros insultos que igualan una discapacidad a un insulto, pero siento que este no es el caso

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