Se especula con que pueda llegar a los $50 argentinos este año, pero el peso uruguayo continúa manteniendo su relación con el dólar y eso daña la competitividad del país
EMILIANO COTELO (EC) – Como ustedes saben, la plaza financiera en Argentina se puso bastante movida en estas últimas semanas, después de ese “impasse” de relativa calma que se observó en el arranque del año. El dólar, en particular, sigue acumulando subas y ayer cotizaba al público por arriba de los $ 42.
¿Por qué sigue subiendo el dólar en Argentina? ¿Cuáles son las perspectivas para los próximos meses? ¿Y qué impacto deberíamos esperar desde Uruguay? Recorremos estas preguntas junto a la economista Alicia Corcoll, de la consultora Deloitte.
ROMINA ANDRIOLI – Alicia, te propongo que comencemos repasando los movimientos de estas últimas jornadas. El dólar en Argentina estuvo operando en el entorno de los AR$ 42 – AR$ 43 esta semana… valores tan altos como los que teníamos en setiembre, en plena corrida cambiaria. ¿Cómo están viendo ustedes este aumento?
ALICIA CORCOLL (AC) – Como decía Emiliano recién, el comienzo del año fue bastante positivo para la plaza financiera argentina. El dólar se mantuvo más bien estable en enero y llegó a ubicarse incluso por debajo de la “zona de no intervención” en varias jornadas… Pero ya desde mediados de febrero que estamos viendo aumentos bastante pronunciados. Con un tipo de cambio en Argentina en AR$ 42,3 como el de ayer, estamos hablando de una suba de 10% frente a principios de febrero.
Ahora, me parece importante marcar dos cosas. Por un lado, aunque esta suba suena muy alta (y sin dudas lo es), la inflación en Argentina está mostrando mucha persistencia… Y, por eso, el dólar necesariamente tiene que tender a subir en términos nominales. Esta tarde vamos a conocer el dato de inflación de febrero, pero se estima que seguramente ronde un 3% – 4% mensual… y las expectativas de mercado apuntan a que la inflación recién comenzaría a moderarse sobre mitad de año. Entonces, incluso antes de que se diera esta seguidilla de aumentos – con un dólar más bien “planchado” – los analistas en general ya venían manejando proyecciones de suba nominal a lo largo de este año, con un tipo de cambio llegando a AR$ 48 – AR$ 50 en diciembre… Así que, en definitiva, a nuestro juicio era esperable una devaluación nominal importante.
De hecho, el dólar a AR$ 42 es más o menos igual sí que el de setiembre, pero desde ese momento Argentina acumula una inflación de casi 20%.
RA – ¿Y el segundo comentario?
AC – El segundo comentario, Romina, es que hay que tener en cuenta que este movimiento se viene dando en un marco de fortalecimiento del dólar bastante generalizado en el mundo.
RA – Para ahí iba… ¿Qué tan descolgado está Argentina con estas variaciones?
AC – Claramente las condiciones financieras se han vuelto más complejas para las economías emergentes en general en estas últimas semanas. Tenemos al dólar en Brasil en torno a R$ 3,80 – R$ 3,85 (allí acumula una suba de 5% desde inicios de febrero) y se están dando también subas muy importantes en otras referencias emergentes, como es el caso de Turquía o de México, por ejemplo (de 5% y 2% en cada uno).
Igualmente, Romina, el empuje del mundo no alcanza a explicar toda la historia, porque la magnitud de la suba en Argentina fue bastante más intensa que las que vimos en otros mercados (reflejo también de la inflación alta que hay en Argentina y de un mayor nerviosismo por la situación local).
De hecho, también se dio en estas últimas semanas una caída importante de la bolsa y una desvalorización de los títulos argentinos. El índice Merval (que es la referencia de la bolsa argentina) cayó 7% desde fines de enero a esta parte… Y los bonos argentinos sufrieron una desvalorización fuerte en estas semanas. Como contracara, el “riesgo país” subió en forma sostenida en las últimas jornadas y está ahora en niveles cercanos a los 750 puntos.
RA – Está claro. Ahora, ¿cuáles han sido las reacciones del equipo económico argentino? Te lo pregunto porque durante la corrida del año pasado el Banco Central salió a vender dólares por montos muy abultados, pero ahora ya no puede hacerlo en tanto el tipo de cambio se mantenga dentro de la llamada “zona de no intervención”. ¿Es así?
AC – Exacto, se comprometió a no intervenir. Por lo tanto, lo esperable sería que las autoridades dejasen fluctuar el dólar dentro de esa banda hasta el valor que lo lleve el mercado.
Sin embargo, desde mediados de febrero el Banco Central viene promoviendo subas muy significativas en las tasas de interés. De hecho, en las últimas semanas se terminó emitiendo en varias oportunidades un monto de letras superior a lo preanunciado… y eso llevó a que el rendimiento de estos instrumentos subiera de nuevo por encima del 60% anual. Ayer, concretamente, las tasas de corte se situaron en promedio en 64% anual. Tasas que suponen un aumento de casi 20 puntos porcentuales frente a los mínimos de mediados de febrero.
Según fue interpretado, esta reacción lo que indica es que las autoridades se sienten cómodas con un dólar operando más bien sobre el piso de la zona de no intervención, estando dispuestas a resignar competitividad para preservar un clima de calma en el mercado y también para contener las presiones inflacionarias.
Pero tratar de contener la suba del dólar con tasas de interés más altas puede terminar resintiendo aún más una actividad económica que todavía no ha salido de la recesión (al margen de que esa estrategia también supone un costo fiscal muy importante).
RA – Y este escenario, entonces, ¿cómo nos pega? ¿Cuáles son las claves que debemos mirar desde Uruguay?
AC – A ver… Es claro que nuestra relación de precios relativos con Argentina sigue estando sumamente deteriorada. Es cierto que el dólar en nuestro país también subió en el último tiempo, pero subió menos, aproximadamente un 3% desde fines de enero. Así que estas variaciones más recientes implican en el margen una desmejora adicional de nuestra competitividad.
Con los valores que tenemos actualmente de dólar en Uruguay y en Argentina, nuestro tipo de cambio real bilateral está un 30% por debajo de su media histórica, cuando a comienzos de 2018, por ejemplo, teníamos un desvío de sólo 3% (es decir, una brecha muy chica respecto a esa referencia de largo plazo). El cambio, desde esta perspectiva, ha sido drástico sin dudas.
Naturalmente y como ya hemos señalado otras veces en este espacio, esta situación es negativa para varios sectores de actividad. Es un golpe para el sector comercial y para la actividad turística (como ya lo vienen mostrando los últimos datos disponibles) y también supone una Argentina “barata” para el turismo de compras de uruguayos en el exterior.
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Foto: Pxhere