Ec. Pablo Rosselli sobre el Instituto Nacional de Colonización: ¿Tienen sentido sus objetivos? ¿Cuál es su verdadero impacto en la economía uruguaya?
Analizamos el tema con el economista de Exante, quien hace unos días disparó desde su cuenta de Twitter una serie de cuestionamientos en relación a los objetivos y a los logros del INC
EMILIANO COTELO (EC): Las discusiones políticas en torno al Instituto Nacional de Colonización (INC) son bastante frecuentes. Uno de los temas claves en esos debates es la obligación de los colonos de residir en los predios del Instituto. Justamente, en el borrador de proyecto de Ley de Urgente Consideración se establecen modificaciones en relación con este tema…
Con ese telón de fondo, el economista Pablo Rosselli disparó desde su cuenta de Twitter una serie de cuestionamientos de fondo en relación a los objetivos y a los logros del INC. Por ejemplo, señaló que es necesario contar con estudios sobre el impacto que tiene este instituto; se preguntó cómo se comparan los ingresos de los colonos que viven en sus predios con los ingresos de otros trabajadores rurales; objetó por demasiado pequeña la extensión promedio de los establecimientos de Colonización…Y fue más allá todavía: puso en duda uno de los objetivos centrales del INC, que es la radicación de población en el campo.
Teníamos pendiente analizar este asunto con el economista Pablo Rosselli, socio de EXANTE, por eso lo invitamos esta mañana a conversar.
ROMINA ANDRIOLI (RA): Para empezar, Pablo, ¿por qué le dedicaste un hilo en Twitter a este asunto?
PABLO ROSSELLI (PR): En realidad no es la primera vez que hago algunos comentarios en relación con el INC. Recuerdo algunos comentarios en algunas tertulias con ustedes y también algún otro tuit en el pasado.
La realidad es que el INC es una entidad estatal que maneja una cantidad formidable de recursos, sin que exista, en mi opinión, un debate serio sobre los objetivos y resultados que logramos con esos recursos.
Por el contrario, las discusiones se centran en asuntos de segunda importancia, como la obligatoriedad de radicarse en el campo… Con esto no estoy desestimando en absoluto que las normas deben cumplirse… y si no se cumplen, es razonable que haya sanciones… y si nadie las cumple y nadie es sancionado, entonces es razonable revisarlas.
Días atrás escuchaba una entrevista a la presidenta del Instituto en la cual señalaba que el INC tiene poca capacidad de fiscalizar el cumplimiento de la obligación de vivir en el predio. Es probable que muchos colonos no estén cumpliendo con esa obligación… Pero, de nuevo, concentrarnos en esto me parece enteramente secundario.
RA: Pablo, decías que el INC maneja una cantidad formidable de recursos… ¿Cómo es eso?
PR: En la órbita del INC hay unas 610.000 hectáreas (números redondos). De ese total, hay unas 230.000 hectáreas que no son del instituto sino que son propiedad de colonos que las compraron al Instituto pero que, siendo propietarios, igual mantienen algunas obligaciones (entre ellas, la famosa obligación de vivir en el predio).
Hay otras 380.000 hectáreas que son propiedad del Instituto. No sabemos a ciencia cierta cuál es el valor de mercado de esas tierras (y deberíamos tener una valuación anual o algo así de esos recursos) pero asumiendo un valor promedio de US$ 3.000 por há, las tierras propiedad del INC tendrían un valor de US$ 1.100 / 1.200 millones… Es una cifra formidable… sensiblemente mayor, por ejemplo, que el valor del patrimonio contable de ANCAP (US$ 800 millones en 2018). Sobre ANCAP se discute todas las semanas… sobre el INC, discutimos a veces a propósito de si fulano o mengano vive en el predio.
Por lo tanto, parece crucial contar con una evaluación de los resultados que la sociedad obtiene con estos recursos.
RA: En tu hilo de Twitter se desprende una visión crítica tanto de los resultados como de los objetivos del Instituto… ¿Es verdad?
PR: Sí. En relación con los resultados, en mi hilo de Twitter planteaba algunas preguntas (porque no tenemos estudios públicos) que igual trasuntaban una visión crítica.
El INC tiene dos o tres grandes objetivos: facilitar el acceso a la tierra a los trabajadores rurales, promover un acceso más igualitario al recurso tierra y promover la radicación de la población en el campo.
Cuando uno mira la superficie con la que cuenta el INC y la cantidad de colonos, la primera conclusión que se obtiene es que la extensión de los predios es muy pequeña… Considerando las tierras en arrendamientos, la extensión promedio está en torno de 100 hectáreas… Con esa superficie es muy difícil tener producciones eficientes… y por eso cabe preguntarse si los empleos que se generan a través de esta política son realmente mejores que los empleos rurales que se generan en el resto de la superficie agropecuaria del país… Cabe preguntarse cómo se compara la productividad en estos establecimientos con la productividad general del sector agropecuario… Es necesario contar con estudios independientes sobre este tema, pero la presunción negativa, en mi opinión, es muy fuerte.
RA: Más allá de este asunto sobre la eficacia del INC, de tu hilo también surge una crítica a los objetivos del INC. ¿Por qué?
PR: Acá tenemos dos temas… Francamente, el objetivo de radicar la población en el campo no parece un objetivo relevante en el siglo XXI.
La realidad es que la mayor parte de la población del país quiere vivir en centros poblados… Y cuesta visualizar las ventajas de invertir recursos públicos para revertir esa tendencia… Pero pensemos además que en total hay unos 5.200 colonos (entre propietarios y arrendatarios), una fracción totalmente insignificante de la población del país.
EC: Pero ¿qué hay del otro objetivo, la promoción de un acceso más igualitario a la explotación de la tierra…?
PR: Sin dudas que la igualdad debería ser un objetivo muy relevante para la sociedad uruguaya… y nuestra sociedad se caracteriza por una preferencia relativamente alta por la igualdad en el concierto latinoamericano.
Sin embargo, el activo tierra no es esencialmente diferente a todos los demás activos que se utilizan en la producción de bienes y servicios… Y no se nos ocurre tener instituto para garantizar el acceso igualitario al capital de las empresas… Con la tierra parece haber una suerte de fijación, de considerar que la tierra es un activo diferente a los demás… Desde un punto de vista económico, no hay razones para pensar eso.
Al margen de esa consideración, tampoco tiene sentido este objetivo porque no hay chance alguna de lograr un impacto relevante… El INC tiene menos del 5% de la tierra del país… es tan pequeño ese porcentaje que no puede tener un impacto relevante en el acceso a la tierra y mucho menos, puede tener un impacto relevante en la igualdad o desigualdad en el uso de ese recurso.
RA: Pero alguno podría argumentar entonces que hace falta que el INC tenga más tierras. De hecho, esa ha sido la estrategia de los gobiernos del Frente Amplio.
PR: Sí… pero el problema es que ya tenemos en el INC un volumen enorme de recursos… Decía recién, unos US$ 1.100 / 1.200 millones en tierras propiedad del Instituto…
A junio de 2019 había unas 50.000 hás todavía sin arrendar (con un valor de esa tierra en torno de US$ 150 millones). En promedio, por cada colono que arrienda tierra del INC, el país tiene invertido unos US$ 330.000.
La masa total de recursos que el Estado tiene invertidos en tierra es enorme y el monto invertido por beneficiario también es enorme… Esos recursos tienen costos de oportunidad muy elevados… se puede hacer mucho con tanto dinero… se pueden construir centros educativos, se puede invertir en centros penitenciarios (tema en el que Uruguay está completamente en falta), se puede invertir ese dinero en erradicar asentamientos… en Uruguay viven más de 200.000 personas en asentamientos… La verdad es que invertimos muy poco en resolver estos problemas… y tenemos mucho dinero invertido en tierra, persiguiendo objetivos muy dudosos y probablemente no cumpliéndolos…
No hay ninguna otra política pública en la que el Estado invierta la suma de US$ 300.000 por beneficiario…
EC: En definitiva, Pablo, planteas una visión muy crítica hacia el INC…
PR: Planteo una visión muy crítica pero insisto también en que es necesario contar con estudios que nos permitan entender mejor los resultados de esta política…
Hay que entender la productividad de los establecimientos… hay que entender cuántos colonos tienen, además de las tierras de colonización que explotan, tierras en su propiedad o en arrendamientos de mercado. Hay que entender cuántos colonos son realmente pequeños productores y cuántos son productores no tan pequeños, sino que tienen una parte de tierras del INC, a las cuales acceden en condiciones ventajosas, y otras tierras adicionales que arriendan o compraron en condiciones de mercado…
Hay que entender el impacto del INC en términos de sectores dentro de la producción agropecuaria. Históricamente el INC fue importante en el desarrollo de la lechería. Tenemos que entender cuál es la importancia actual del instituto en la lechería.
Creo que revisar los objetivos del INC y también hay que reflexionar sobre cómo perseguir los objetivos de un modo más eficiente…
EC: ¿Qué quiere decir eso? ¿Podrías llevarlo a algún ejemplo concreto?
PR: Tenemos problemas de gestión, claramente. Tenemos un 25% de los arrendatarios que no está al día con sus rentas. Es un porcentaje enorme de morosidad: es cierto que hubo momentos donde fue mayor, pero uno de cada cuatro incumpliendo con su obligación es un número muy grande. A junio del año pasado había 50.000 hectáreas sin arrendar… es una superficie muy grande de tierra para que no esté arrendada.
Y tenemos también problemas de diseño de la política… Al final, lo que hace el INC es otorgar tierras en arrendamiento a un precio subsidiado… El subsidio de la renta es más o menos la mitad del valor de mercado. Pero la realidad es que no hace falta que el Estado sea propietario de las tierras para subsidiar las rentas… Si visualizamos esta política como lo que realmente es – una política de subsidio a la tierra arrendada – podríamos definir otros criterios para regular el acceso a ese beneficio. Por ejemplo, podríamos pensar en subsidios transitorios… Entre los economistas hay mucha discusión, y prima el escepticismo en relación a los efectos que tienen los subsidios en el desarrollo de actividades económicas. Hay una presunción de que los subsidios no funcionan para desarrollar la actividad económica. Más allá de esa presunción, donde no hay mucha duda es que los economistas entendemos que los subsidios deben ser transitorios. No tiene sentido establecer un subsidio permanente a una actividad o a un productor… con subsidios transitorios podríamos concebir políticas más eficaces, que permitan a pequeños productores desarrollar su emprendimiento, recibir un mayor apoyo al comienzo y prescindir del subsidio una vez que hayan alcanzado cierto umbral de ingresos y rentabilidad… y con eso podríamos volcar recursos a nuevos productores… Pensemos que esta política termina anclando un montón de recursos en pocos beneficiarios.
Y también podríamos concentrar los esfuerzos en algunos rubros agropecuarios o en algunas zonas del país.
En fin, me parece que debemos revisar los objetivos del INC, es necesario comprender mucho mejor los impactos que estamos logrando, deberíamos pensar si no podemos diseñar mejor las políticas de desarrollo agropecuario y tenemos que ser conscientes del enorme costo de oportunidad que tiene tener US$ 1.100 o 1.200 millones en tierras. Perfectamente podríamos concebir un rediseño de estas políticas que permitiera reducir la tierra en propiedad del instituto, sin verse afectado alguno de los objetivos, y liberando recursos para otras políticas que probablemente son mucho más productivas para la sociedad.
EC: Dijiste al pasar que podría desarrollarse este tipo de políticas sin que el Estado fuera propietario de las tierras…
PR: Por supuesto: uno podría rediseñar los subsidios, podríamos reducir la cantidad de productores beneficiarios, porque seguramente hay productores que no precisan de estos beneficios, y el instituto podría vender parte de sus tierras, liberar recursos para que el Estado los aplique a otras políticas: asentamientos, educación, centros penitenciarios, infraestructura…
EC: Ahora, tú dijiste que se puede desarrollar una parte de estas políticas sin que la tierra sea propiedad del Estado. Lo que pasa es que en ese caso el subsidio hay que pagarlo mes a mes.
PR: Eso sería formidable.
EC: De la manera que opera hoy el subsidio, digamos, «no se ve». Porque el subsidio está en la propiedad de la tierra acumulada, y se activa porque el colono paga menos arrendamiento del que debería pagar en condiciones normales…
PR: Hoy, el costo de la política es en realidad un costo oculto: el Estado tiene invertido USD 1.100, 1.200 millones en tierra, y hay dos costos: por un lado el Estado paga intereses por la deuda pública que tiene, pagando 3, 4 % anual. Y hay un costo de oportunidad: el Estado deja de hacer cosas que debería estar haciendo, que tienen una tasa de retorno social muy superior a 3, 4%. Pero no lo vemos, porque está oculto. Si el INC no tuviera la propiedad de la tierra, pero recibiera todos los años una transferencia de rentas generales, pongamos, de USD 50 por hectárea. Eso multiplicado por 300.000 hectáreas creo que son USD 15 millones. Si todos los años el Estado recibiera el presupuesto, probablemente todos estaríamos preguntando mucho más qué es lo que se está logrando con esos USD 15 millones.
Ese también sería un cambio positivo porque le daría más transparencia a la política y por lo tanto, poniéndola bajo el escrutinio público, todos seríamos más exigentes.
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Foto: Fachada del edificio del Instituto Nacional de Colonización. Crédito: presidencia.gub.uy
18 Comentarios
Me extraña que un economista como Rosselli afirme que la tierra es un factor económico como cualquier otro. La tierra es un bien económico de singulares características, no puede «producirse por el trabajo humano», no puede trasladarse, no es homogénea y su localización es determinante en su valor y uso. Tener la propiedad o usufructo de la tierra no es igual a tener otro tipo de capital. Las teorías como la Geografía Económica y la teoría de la localización, entre otras se encargan de demostrar que es necesario un tratamiento diferencial con este bien si se busca el desarrollo y las formas de explotación y ocupación de la misma son relevantes.
Excelente entrevista!
Me hubiese gustado saber por rubros la superficie de cada colono pero esto no cambia de todas formas el muy interesante análisis de Rosselli
Es lo que pasa cuando un economista opina en calidad de sociologo, agrnomo etc. Es tan miope su razonamiento que daria para escribir un libro corriigiendolo. Hay mucho desconocimiento de Roselli. Maneja muchos datos erroneos y saca conclusiones lineales muy economisistas. Muy obtusas. Tendrian que invitar a alguien que sepa, para hacerle el contrapunto e informar mejor al oyente.
A pesar de tener una estrecha relación con el sector agropecuario, y de comprender el sentir al respecto, no puedo menos que estar de acuerdo con en planteo en términos generales.
El Sr. Rosselli, como contribuyente tiene el derecho y la obligación profesional de hacer esas preguntas.
Lo que se debe realizar es un estudio de impacto de la inversión en el INC, y compararla con el resto de las actividades de inversión del Estado.
Similar ejercicio debería realizarse con muchas otras actividades que realiza el Estado, intentando que todas ellas nos dejen conformes en cuanto al destino de los impuestos que pagamos.
Excelente entrevista.
Revulsiva!
Felicitaciones por el profundo análisis, sus conocimientos y el gran aporte que ha hecho al debate.
Esperemos que el tema continúe en discusión y aparezcan los argumentos racionales de los no economicistas.
Una vez más agradecer su tiempo dedicado al tema.
La opinión del señor Rosselli, es tan respetable como la de cualquier persona . Analizar como un costo para el país , que Colonización tenga tierras para repartir , es cómo pensar que todo lo que se haga en bien del desarrollo de la comunidad es solo un costo . La tierra es un bien social y su tenencia es un derecho para quien quiera trabajar. Que haya mucha gente interesada en apropiarse de ellas no justifica , quitar la obligatoriedad de habitarla para ser colono, casi que es el fin último , arraigar familias en el medio rural. Si no veremos gente muy pudiente , haciéndose de tierras, mientras viven de otros rubros. Como descendiente, de los primeros colonos (Valdenses )que vinieron a éste país , pienso que será una lamentable decisión, quitar esa condición de radicarse en el campo !!
Empieza este Uruguay que se renueva, a mirar en profundidad y criticar sus vacas sagradas. Vivimos en un país repetidor de mitos y leyendas: bienvenida la mirada que nos advierte que el Rey esta desnudo, aquello que llaman algunos filosofo, la conspiración del silencio.- Este es un análisis frío y prolijo, con el cual se podrá concordar o no, pero que tiene fundamentos racionales y que desafía al Uruguay batllista, estatista y reguladora preguntarnos con seriedad, si lo que parece estar bien, aun bien intencionado, en realidad no tiene un resultado malo y caro.
Es muy buena la entrevista y muy respetable lo que dice el Ec. Roselli. Es obvio que su análisis lo realiza desde un punto de vista muy económico. Contiene algunos elementos muy mal trabajados, pero consecuentes con la óptica de la economía. A manera de ejemplo: Decir que en promedio 100 hectáreas es muy difícil realizar producciones eficientes es un gran error. En primer lugar porque una cosa es el promedio y otra es como es la asignación de superficie por rubro de producción. No es posible meter en la misma bolsa las producciones intensivas (como la granja, que con 100 hectáreas serían latifundistas) con la ganadería. En segundo lugar, la eficiencia y la productividad son dos conceptos bien diferentes.
Desde el punto de vista conceptual, y para no ser muy extenso, el análisis económico de un programa social (como el del INC) no es relevante, pues no se pueden evaluar solo con los números de ganancia/pérdida o por el resultado económico. Se mide en estos casos los impactos y otros elementos que no se consideran en la economía. Solo decir que aquellos programas sociales que se evaluaron solo económicamente son los que más han fallado. La pregunta a hacerse es Qué pasaría si se evalúa socialmente los programas económicos?
Dice usted bien la pregunta final, Félix.
Acaso la tierra es mas que un bien económico exprimible, acaso es también una casa que no es la casa o el apartamento de alguno, es la casa de todos.
La tierra está viva al igual que un ternero angus, al ternero se lo puede faenar, vender… comer; carnear la tierra se puede…pero no se debe.
Los primitivos aborígenes de estas tierras australes, en su candidez incivilizada, creían que como el aire y el agua, la tierra era de usufructo para todos; así les fue.
Lo que le molesta a Roselli no es tanto el ratio de rentabilidad, le molesta profundamente el rango de propiedad de la tierra.
Parafraseando aquello de «todo el poder a los soviets»; «toda la propiedad al mercado».
Es interesante lo que dice Roselli. Toda la política de mantenimiento de la población rural y de la cultura en Europa estarían equivocadas si fuera por lo que dice Roselli. Otro tanto se puede decir de los subsidios de los EEUU a la producción de maíz, por ejemplo. El debate muchas veces gira en torno a conceptos como el de «soberanía alimentaria», que sería algo así como el tener suficiente población con el oficio de producir alimentos para poder comer sin depender de otros. Porque el saber hacer algo es también un activo de una sociedad. El paradigma de la economía colonial consistente en producir commodities y comprar todo lo demás es también una forma de empobrecer culturalmente una sociedad y de volverla más vulnerable.
En Europa se maneja la noción de la «ruralidad» como capital cultural de la sociedad, que no es conveniente perder. Los propietarios de tierras europeos suelen tener parcelas muy chicas, dos o 3 ha ya alcanzan para que viva una familia. Roselli en cambio piensa que 100 has. es poco campo para que una producción sea rentable y que no hay ninguna razón para querer radicar a la gente en el campo ni mantener actividades intensivas en mano de obra, como la lechería o la granja. Para él, el éxodo rural es un dato de la realidad y como buen liberal, cree que la realidad es algo que hay que observar, pero jamás intentar modificar. Así es que los campos del Uruguay serán cada vez más desiertos verdes, carentes de poblados y de vida comunitaria. Apenas si el departamento de Colonia conserva rasgos del nivel de desarrollo de la vida rural europea. No es raro que en Colonia la criminalidad sea muy inferior a la del resto del país.
El éxodo rural a las ciudades es una fuente de población desempleada asegurada, aún en países industrializados. En esos países industrializados se pone este aspecto en la balanza: los desempleados son más caros que los chacareros subsidiados. Acá simplemente los dejamos llegar, primero revuelven basura, hacen changas, mendigan, limpian parabrisas, cuidan coches, hasta que de a poco sus hijos y nietos van entrando en delito, del cual rara vez se vuelve. Más pobreza sin trabajo en las ciudades de hoy es más marginalidad mañana. Justamente lo que no precisamos en las periferias de las ciudades de este país. .
Es claro para mí que Roselli está haciendo política y que la ventana de oportunidades de un cambio de gobierno lo ha activado notablemente. Es un momento en el que ciertos actores pueden tratar de fijar agenda, apoyándose en el sesgo ideológico del nuevo gobierno.
Me parece muy interesante introducir el tema en la discusión pública. El análisis de Pablo – no soy economista . parece lógico pero, en mi modesta opinión, es muy limitado. Hay una gran cantidad de aspectos de la economía y la sociedad rural que Pablo no introduce en su análisis. Yo creo que el aporte de Pablo es insuficiente porque su óptica está muy sesgada a la productividad de los recursos económicos en general. Creo que hay que aprovechar la oportunidad para convocar a otros especialistas en otras áreas involucradas en el quehacer rural, en la demografía, en la sociología, etc. para que podamos tener un panorama más integral de la situación. Vale el aporte pero no es integral. Al no serlo, es poco útil.
Desde el punto de vista de la economía del país tal vez se podría hacer con esa inversión muchas cosas, pero en ese análisis no se tiene en cuenta lo que producen las tierras del INC, no se tiene en cuenta que actualmente el INC está haciendo contratos a 10 años luego de la aprobación del colono y vencido el plazo puede renovar éste contrato ó no, tampoco se tiene en cuenta la realidad del sector y la dificultad de los pequeños productores de acceder a la tierra ya que en libertad de mercado no puede competir con productores con solvencia económica y productiva. No se debería pensar que la realidad nacional se debe medir solo en dinero ni en los números que arroja la economía desde el estado y sí poniendo en la balanza que el país en un todo debe funcionar en armonía, la mayoría de los productores de colonización hacen un aporte económico al país, pero también social y cultural en sus regiones, por eso la mayoría de las colonias cuentan con Sociedades de Fomento y todo lo que ellas implican en la dinamización socio-productiva
Se podría debatir muchísimo sobre este tema, lo estrictamente económico seguramente quedaría en un plano inferior frente a todo lo que en definitiva envuelve el INC
Hay un error en el relato sobre la función del INC que en el fondo comparten tanto el Ec Rosselli como gran parte de la izquierda. El INC no se creó para una repartija de tierras entre gente mas o menos necesitada, sino como instrumento de Desarrollo Rural. Su acción debe ir modificándose en función de la realidad del País y del mundo, lo cual de algún modo está previsto en la ley al plantear varias formas de acción. Tampoco un Ente debe hacer lo mismo que hace 70 años. Antel seguiría con teléfono a magneto?.En fin, habría mucho para comentar.
Ing. Agr José Claramunt (ex funcionario y ex Gerente General del INC)
El Inc tiene muy claros sus fines. Marcados por Ley.
Una ley que limita derechos constitucionales, como la propiedad.
A pesar de tener 70 años, dada las perspectivas de extranjerizacion y concentración de la tierra, la ley 11029 es de plena vigencia. Importante para la soberanía nacional, y permitir el acceso a la tierra a quienes tienen vocación de trabajo en la misma. Con ello lograr el afincamiento de la población en el medio rural, y con ello servicios de salud, educación, comunicación, así como esparcimiento.
Una cosa es el acceso a la tierra a quienes lo necesitan, y con eso lograr la movilidad y dignidad social.
Y otra es la repartija de tierra que se hizo en algún momento a amigos y correligionarios, con tarjetas.
Como mucho sabemos existió, antes del 2005.
Que un economista le esté hincando el diente al INC me parece una alerta importante, para cuidar el recurso tierra, y tierra del Estado.
Además sabemos que en los últimos 15 años, la tierra se valorizo mucho.
Además el Instituto aumentó su patrimonio, para proseguir la labor colonizadora, gracias al derecho de preferencia para comprar predios, en mérito al artículo 35 de la ley, así como por expropiación y compra directa.
Lo sé con propiedad porque participé como patrocinante del Ente en juicios en los que particulares se oponían a la legitimación del Instituto para comprar.
Leí en los comentarios opiniones muy serias y pensantes, lo cual me deja la convicción de que en el INC se ha trabajado muy bien en beneficio del bienestar y radicación del trabajador rural, y mejora de la producción nacional.
Entiendo que quienes tienen recursos propios que arrienden o compren tierras no afectadas.
No deben aprovecharse de los recursos del instituto, para esas personas no son las tierras afectadas a la ley 11.029.
Recientemente la Suprema Corte de Justicia se expidió a favor de la constitucionalidad de la obligación de residencia de los colonos en las tierras afectadas.
En definitiva los costos sociales serán muy grandes para el país. si solo se reduce el Instituto a lo económico.
Hay una responsabilidad histórica en esto.
Dra. Ana María Batovsky
Orgullosamente hija y nieta de colonos.
Muy interesante y respetable el análisis del Ec. Rosselli, definitivamente debemos revisar las políticas del INC, y las otros entes que tienen inferencia en el traslado de una familia al medio rural. También falta considerar de diversas actividades productivas desde chacrero hasta turismo, soporte para las inversiones, facilidades de acceso a los mercados, y mejora al acceso de servicios básicos en las zonas rurales, mejora en la caminería y seguros para la producción familiar, etc.
Además, me gustaría destacar varios temas en los cuales considero que fue un análisis muy simplista bordeando lo erróneo:
– la tierra es igual que cualquier otro bien
– inc tiene 5000 colonos (tiene 5000 familias, 20.000 o más personas radicadas en el medio rural)
– la gente quiere vivir en las ciudades y punto (en Uruguay hay un montón de gente que si le enseñan y se le da apoyo le encantaría vivir en zonas rurales)
– 100 hectáreas es una cantidad de tierra con niveles de competitividad bajos
– el aporte del colono al país es meramente económico
Y sobre todo me preocupa que este hombre defienda la venta de las tierras del INC, eso creo que es preocupante y seguramente detrás de estas notas vendrán los políticos a querer vender las tierras.
Definitivamente hay que abrir el debate para modernizar a colonización.
Felicitaciones Pablo y clarito.
Incluso hoy 27 de marzo con una pandemia declarada y una crisis agropecuaria declarada lamentablemente todavía no hicieron los cambios en las gerencias y la gestión anterior para hacer daño al pais sigue tomando tierras sin tener en cuenta que el pías esta necesitando ese dinero para temas de primera necesidad.
Espero que puedan cambiar ya las autoridades y hagan las auditorias correspondientes ya que siguen comprando sin sentido alguno y con campos vacíos por el INC.
La sociedad uruguaya tiene muy arraigado el criterio de que una vez que crea un organismo , una institucion o una empresa publica, estatal o paraestatal la misma se perpetua en los tiempos. Se convierten en monumentos sagrados aunque no tengan sentido, objetivos e incluso carezcan de actividad. Nadie dentro de este quietismo mediocre las cuestionan. Es mas en el pais del empate en donde se vive a la sombra del estado y sin casi innovaciones, queda mal visto e incomodo poner el gato arriba de la mesa y hacer cuestionamientos. Contraria a la izquierda vernacula que ve en el Estado siempre un angel estabilizador, moderado, razonable y hasta seguro, interrogarse sobre su existencia. No hay redito politico, tal posible cuestionamiento molesta al elector, cuyo unico sueño es tener un empleo y jubilarse. Por eso nadie cuestiona al INC, que adquire tierras comprometiendo el erario publico, ni al papel del Ministerio de Defensa que durante 35 años fue vitual. O a AFE y al Correo, que a pesar de su nula o casi nula actividad da perdidas desde hace 30 años. Como consecuencia vaya todo el apoyo a quien aparece cuestionando al INC, y que plantea preguntas que hasta la fecha nadie las hace