A. Económico

En 2024, hubo la menor inflación de marzo con 0% y en la medición interanual cayó a 3,8%: ¿Qué hay detrás de esto? ¿Va a seguir bajando en los próximos meses? Análisis de Florencia Carriquiry (Exante)

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Foto: Ricardo Antúnez / adhocFOTOS

EMILIANO COTELO (EC):  La inflación de marzo fue de 0% y de esa manera en la medición interanual, cayó a 3,8%, el nivel más bajo desde agosto de 2005. Ese registro del mes pasado fue bastante menor a lo estimado y en ese marco, cabe preguntarse: ¿Qué estuvo detrás de la menor inflación de marzo? ¿Resulta esperable que siga bajando en los próximos meses? ¿Cómo quedan las proyecciones para el cierre de 2024? De eso conversaremos con la economista Florencia Carriquiry, socia en Exante.

ROMINA ANDRIOLI (RA): Florencia, como adelantaba Emiliano, la inflación de marzo  fue bastante menor a lo que se esperaba, ¿verdad? ¿Cómo vieron en Exante los datos publicados ayer por el INE?

FLORENCIA CARRIQUIRY (FC): Dato fue efectivamente menor a lo esperado (0,5% era la mediana de la encuesta del BCU y 0,4% nuestra estimación puntual para el mes).

De esa manera, la inflación interanual bajó más de lo que esperábamos y cayó por debajo de 4% en la medición anual. Se trata del menor valor desde mediados de 2005 y además confirma ya el décimo mes consecutivo con la inflación dentro del rango meta.

RA: ¿Qué estuvo detrás de esa inflación nula en el mes de marzo? Supongo que el dólar tuvo una incidencia importante, ¿no es así?

FC: Exactamente. La caída del dólar en marzo fue un factor clave en el registro de inflación de marzo.

Recordemos que tipo de cambió bajó 1,8% en el promedio del mes y eso se reflejó en los hechos en una inflación transable negativa en 0,6% en el mes.

Esto implica que en promedio, los precios de los bienes que se comercian internacionalmente (se importan o exportan) y en los que por tanto el dólar pega muy directamente bajaron en marzo, y eso además fue generalizado cuando mira rubros. Se vieron bajas tanto a nivel de alimentos (con un descenso en particular de 1,7% en las carnes) y también a nivel de otros rubros no transables no alimenticios.

Y de esa manera, en la medición anual, la inflación transable volvió a caer y se ubicó en sólo 1,3% en los doce meses a marzo.

RA: ¿Y cómo evolucionaron los precios no transables, en los que el dólar no impacta tan directamente?

FC: Inflación no transable también fue algo menor de lo esperado (se situó en 0,4% en el mes) y bajó en la medición anual a 6,2%, permaneciendo todavía levemente por encima del rango meta.

Los rubros no transables son bienes y sobre todo servicios, que no se comercializan con el exterior y por tanto sus precios se fijan esencialmente por la dinámica de oferta y demanda doméstica. No hay una referencia de precios internacional y el tipo de cambio no incide tan directamente.

En estos rubros, la evolución de los salarios a nivel doméstico es clave. Pero en lo que va de este año los salarios no han tenido una moderación tan relevante, que justifique por sí sola la moderación que hemos visto a nivel de la inflación no transable. Concretamente, en enero febrero vimos un aumento del índice medio de salarios de 4,7% nominal que es bastante superior a la inflación no transable que hemos visto en el primer trimestre del año que fue de sólo 2,7% en el mes.

RA: ¿Y eso como debemos interpretarlo? ¿Qué otros elementos estarían detrás del descenso que ha tenido la inflación no transable más recientemente?

FC: Un primer punto es que si bien el dólar incide menos no quiere decir que no incida nada, con una baja de casi 2% del dólar en el mes de marzo, esto seguramente contribuyó también a que la inflación no transable sea tan baja en el último mes.

Y, por otro lado, a nuestro juicio, es bien probable que el hecho de que vengamos con una inflación ya claramente dentro del rango meta desde hace casi un año y con expectativas de inflación moderándose también esté contribuyendo a una moderación en los ajustes de precios de estos rubros no transables en general.

Lo cierto es que con la inflación transable en niveles mínimos de menos de 1,5% anual y la moderación de la inflación no transable a 6,2%, en marzo nuestra medición de inflación subyacente (que no contempla ni precios administrados ni frutas y verduras y que por tanto es una mejor señal de lo que son las presiones más persistentes de inflación) bajó también y se ubicó también en 3,8%.

RA: Con estos datos, ¿cómo quedan los pronósticos? ¿Podemos ver a la inflación bajando todavía más?

FC: En Exante estimamos que la inflación podría bajar algo más en abril, en la medida en que el año pasado como resultado de la sequía vimos aumentos enormes de precios de las frutas y verduras durante todos los primeros meses del año, hasta abril inclusive. Eso es algo que no se está viendo este año. De hecho, la inflación de frutas y verduras en términos anuales ha tenido una moderación muy marcada en estos primeros meses del año y a marzo se ubicó en niveles incluso ligeramente negativos. Es esperable que baje más en abril, que fue cuando estos rubros tocaron valores máximos el año pasado.

Con ese elemento por detrás y contemplando un dólar también muy bajo en abril los pronósticos apuntan a una inflación acercándose incluso al 3% en abril, que es el piso del rango meta. Y si bien en la segunda parte del año la inflación aumentaría, nuestras últimas proyecciones (que estamos revisando en estos momentos) apuntan a que la inflación cierre 2024 cómodamente dentro del rango meta.

Es claro que en esto una de las claves es la evolución cambiaria, pero en la medida en que a priori en nuestro escenario base no esperamos una suba importante del tipo de cambio este año, parece bastante probable que tengamos a la inflación entre 4,5% y 5% al fin de 2024, ubicándose en torno al centro del objetivo que persigue el BCU.

El desafío en adelante será mantener la inflación dentro del rango también cuando el tipo de cambio comience a subir eventualmente. Que en algún momento debería suceder. Y para eso será fundamental que las expectativas de inflación sigan moderándose y anclándose en el objetivo, para que en la próxima negociación salarial (que comenzaría a mediados de 2025) los ajustes nominales de salarios sean menores y contribuyan a una baja adicional de la inflación no transable.

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