La operativa con tarjetas de crédito cayó más que las que hubo en otros medios de pago, como en las tarjetas de débito o dinero electrónico.
EMILIANO COTELO (EC): En medio del contexto de crisis sanitaria, el gasto con tarjetas de crédito en Uruguay se resintió fuertemente en el primer semestre del año, según indican los últimos datos oficiales del Banco Central del Uruguay.
En concreto, del informe sobre el desempeño del sistema de pagos minoristas se desprende que el gasto con tarjetas de crédito cayó 10% en pesos en enero-junio contra el semestre previo y que la cantidad de transacciones bajó 13% en esa misma comparación.
¿Qué tan esperable era una caída de esta magnitud en el uso de tarjetas de crédito? ¿Qué pasó con otros medios de pago, como el débito o el dinero electrónico? Lo conversamos en los próximos minutos con Alicia Corcoll, economista de Exante.
ROMINA ANDRIOLI (RA): Alicia, el informe del Banco Central destaca especialmente que hubo una disminución importante en la utilización de las tarjetas de crédito, así que te propongo empezar por ese lado. ¿Podemos repasar los grandes números del semestre?
ALICIA CORCOLL (AC): Sí, vamos por ahí. El impacto del COVID sobre la operativa con tarjetas de crédito fue como adelantaban realmente fuerte y de hecho allí vimos caídas más intensas que las que hubo en otros medios de pago, como en las tarjetas de débito o dinero electrónico.
Una primera aclaración que quiero hacer es que los datos se publican en forma semestral, así que lo que voy a estar comentando y comparando son los datos acumulados de enero-junio.
Lo que muestran entonces esos números es que en estos seis meses se hicieron unas 73 millones de operaciones con tarjetas de crédito emitidas en Uruguay, por un total de US$ 2.155 millones. Frente al semestre anterior, eso deja una caída de 13% en cantidad de transacciones y de 10% en monto gastado si lo miramos en pesos corrientes. Y con relación a enero-junio de 2019 las caídas fueron un poco más moderadas, pero igual relevantes: de 6% en cantidad de operaciones y de 3% a nivel del gasto.
Para ponerlo en perspectiva, el gasto con tarjetas de crédito venía creciendo – en pesos – a un promedio de más o menos 15% anual, así que hubo un quiebre de tendencia bastante claro frente a la dinámica de estos últimos años.
RA: Ahora, ¿qué tan generalizada fue esa caída?
AC: En realidad, las estadísticas se publican solo con apertura entre tarjetas de crédito emitidas por bancos y tarjetas de crédito emitidas por empresas financieras no bancarias, sin detalle por ejemplo de lo que sucede a nivel geográfico.
Igual surgen algunas conclusiones interesantes: el gasto con tarjetas de crédito bancarias – que son más o menos el 65% del total – cayó un poquito más (12% versus el semestre previo) y el gasto con tarjetas de crédito no bancarias bajó un poco menos (6% en esta comparación). Digo que esto es llamativo porque la verdad es que desde hace unos cuantos años estaban siendo en mayor medida los bancos los que impulsaban el dinamismo a nivel de tarjetas.
RA: ¿Y qué pasó con las tarjetas de débito? ¿Allí también hubo un golpe tan fuerte?
AC: Sí, en el caso de las tarjetas de débito también hubo una caída en enero-junio frente al semestre anterior, pero menos intensa. Concretamente, entre enero y junio se hicieron 106 millones de compras con tarjetas de débito uruguayas, por el equivalente a unos US$ 2.970 millones. Esto supone un 5% menos de transacciones que en el semestre previo, pero en términos de gasto, incluso, hubo cierto incremento, de 3% en pesos.
Y con esa cantidad de operaciones, estamos hablando de una intensidad de uso – en promedio – de unas 6,2 transacciones al mes con tarjeta. Es un uso menor al del semestre anterior (cuando fue de 6,6) pero que igual siguió siendo alto y bastante mayor al uso que se les dio a las tarjetas de crédito. Cuando hablamos antes no lo comenté, pero en tarjetas de crédito el uso fue de unas 3,2 operaciones al mes con las bancarias y de 3,8 en las no bancarias en ambos casos cayendo algo más que lo que cayó el débito.
RA: El Banco Central también publica estadísticas de dinero electrónico. ¿Podemos explicar qué es lo que se incluye dentro de este instrumento ¿Y qué dinámica tuvo en estos meses?
AC: Lo que se mide ahí es básicamente la operativa de las tarjetas prepagas (como la tarjeta Prex o la tarjeta Midinero), donde uno puede cargar dinero o en algunos casos incluso recibir su sueldo allí. También se computan lo que se llama “instrumentos de alimentación” (lo que antes conocíamos como “ticket alimentación” y que ahora se canaliza a través de tarjetas) y, finalmente, también se incluye el dinero que uno puede tener guardado en billeteras electrónicas (como Paganza).
GRAFICO MONTO OPERADO E INTENSIDAD DE USO
En ese caso también hubo un freno, pero la evolución no fue tan negativa. De hecho, la cantidad de compras que se hicieron con dinero electrónico subió 1% en el semestre y el monto creció un 10% en pesos. Marcaba recién que igual se vio un freno porque el gasto con dinero electrónico venía subiendo a tasas super altas: el año pasado un 30%. Son, de todos modos, montos todavía muy chicos en comparación con los otros instrumentos: movió en el semestre unos US$ 370 millones (crédito y débito sumaron unos US$ 5.100 millones).
RA: ¿Y cómo interpretan ustedes estos números? ¿Cómo concilian estas variaciones con el desempeño que está teniendo el consumo en Uruguay a raíz de la crisis del COVID?
AC: Buena pregunta. Justo el viernes conocimos los datos oficiales de PBI de abril-junio, que mostraron que en ese trimestre el gasto de las familias cayó casi 14% en la comparación interanual y que promedió una caída de 6% si tomamos el período enero-junio.
Si miramos conjuntamente el gasto con los tres instrumentos (crédito, débito y dinero electrónico) y lo expresamos en términos reales, el gasto fue prácticamente igual al del mismo semestre de un año atrás, porque como decíamos cayó mucho el gasto con tarjeta de crédito pero en los otros hubo aumentos. O sea que el impacto no fue tan intenso como el que vimos en el consumo en general, pero eso era lo esperable en el sentido de que en Uruguay – como en muchas partes del mundo – se fue afianzando un cambio de hábitos hacia un mayor uso de medios de pago electrónicos por sobre el efectivo.
Lamentablemente estos datos no tienen apertura mensual, por lo que no podemos saber qué tan fuerte llegó a ser la caída en el peor momento ni cómo vino la recuperación posterior. A nivel internacional, en cambio, sí fueron saliendo datos con más frecuencia y con mucha apertura por rubro de gasto.
RA: Sobre eso me parece interesante detenernos ya como para ir cerrando. ¿Cómo compara la evolución que vimos en Uruguay respecto a la de otros países? ¿Y qué tipo de conclusiones se pueden sacar de esos datos más granulares?
AC: Lo que en general se observa es que: 1) el peor momento para el gasto con tarjetas fue en abril (cuando las medidas de distanciamiento estaban en su etapa más dura) y que ya en agosto y setiembre en muchos lugares el gasto con tarjetas de crédito ya está por arriba del de un año atrás y 2) que las caídas fueron muy generalizadas por rubro de gasto pero más intensas en bienes y servicios que no son de primera necesidad (típicamente, cayó menos el gasto en alimentación que en actividades de recreación).
GRAFICO GASTO EN TARJETAS EN VARIOS PAÍSES
No sabemos si en Uruguay también se comportó exactamente así, pero al menos eso es consistente con que acá haya caído más el uso de la tarjeta de crédito que el de la tarjeta de débito y con que haya bajado más en las tarjetas de crédito bancarias que en las no bancarias (donde presumiblemente inciden más consumos no esenciales o incluso el gasto en viajes en el exterior).
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Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS