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Panorama económico en Brasil: Impactos de las inundaciones y perspectivas para lo que resta del año. Con Alejandro Vallcorba (Exante)

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Foto: Anselmo Cunha / AFP

EMILIANO COTELO (EC): En las últimas semanas, en el estado brasileño de Río Grande del Sur se han registrado inundaciones devastadoras. Hemos estado en continuo contacto con nuestros corresponsales en el país vecino, siguiendo de cerca la situación.

En esta oportunidad, les proponemos abordar las repercusiones económicas de este fenómeno en Brasil y aprovechar para repasar las perspectivas para lo que resta del año. ¿Qué impactos económicos podemos esperar en el corto y mediano plazo? ¿Cómo viene siendo, en términos más generales, la evolución del contexto económico de Brasil? Les proponemos conversarlo con el economista Alejandro Vallcorba, de Exante.

ROMINA ANDRIOLI (RA): Alejandro, está claro que las inundaciones en el sur de Brasil están teniendo graves consecuencias humanitarias. Desde el punto de vista económico, ¿ya hay estimaciones de cuánto puede ser el impacto?

ALEJANDRO VALLCORBA (AV): Las inundaciones en Brasil han sido catastróficas en muchos aspectos. Si lo analizamos desde un punto de vista meramente económico, este suceso posiblemente tenga un impacto negativo en la actividad económica brasilera este año.

Si bien aún no hay estimaciones oficiales de cuánto puede ser el impacto, algunas estimaciones preliminares apuntan a que el PBI brasilero crecería entre 2 y 5 décimas menos que lo estimado previamente (que rondaba el 2% promedio anual).

RA: Comentamos la semana pasada con ustedes que el sector agropecuario posiblemente sea de los más afectados por las inundaciones, ¿en qotros sectores de la economía podemos ver un impacto?

AV: Sí, exacto. Río Grande del Sur tiene una participación importante en la producción de soja y arroz en Brasil, y seguramente veamos un impacto negativo en la actividad económica por ese lado.

Otro sector muy afectado es el industrial. Con muchas zonas todavía bajo el agua, es difícil estimar con precisión el impacto pero es seguro que la destrucción de capital físico por las lluvias fue grande. Y obviamente hay distorsiones de actividad comercial y transporte si no hay fácil circulación.

Hay pocos antecedentes de catástrofes climáticas tan graves en Brasil. Sin embargo, al analizar casos similares a nivel internacional, hay algunas lecciones interesantes. Por ejemplo, varios estudios muestran que en 2005 el Huracán Katrina en Estados Unidos tuvo efectos negativos sobre la economía en los primeros meses. Pero, una vez que comenzó la reconstrucción, la economía se dinamizó y compensó la caída inicial, siempre hablando a nivel macroeconómico. Esto no quita la importancia de las pérdidas humanas y en ciertos sectores.

RA: Más allá de los impactos en PBI, ¿se revisaron las proyecciones de inflación?

AV: Si, en el margen se han ajustado algo al alza y, según observamos de las declaraciones de colegas, es posible que se sigan revisando. La mediana de la encuesta apunta a que la inflación cerraría 2024 en torno a 3,8% y 2025 en 3,7%. En ambos casos son cifras dentro del rango meta oficial, pero subieron una décima en cuestión de semanas.

Si bien las inundaciones son al sur de Brasil, como comentaba es un Estado relevante para el agro, por lo que los precios de los granos se ajustaron bastante estos últimos días. También hay rutas cortadas que pueden afectar al comercio, sumado a los problemas industriales que comentaba anteriormente, pueden generar cuellos de botella que terminen empujando los precios algo más.

De todas formas, es importante marcar que es difícil distinguir este efecto de otros elementos que también están motivando correcciones en las expectativas de inflación.

RA: ¿A qué estás haciendo referencia con esto?

AV: Principalmente a lo fiscal, que es un tema central en la agenda macro de Brasil.

La deuda bruta se encuentra actualmente en niveles altos (en torno a 76% del PBI) y no está estabilizada. De hecho, el mercado tiene expectativas de que suba en los próximos años.

En este contexto, había sido bien recibida la introducción de una regla fiscal a mediados del año pasado.

La novedad de estas últimas semanas es que el gobierno modificó los objetivos que se había planteado originalmente: preserva la regla, pero con metas menos exigentes. Esto está dando lugar a cambios en las expectativas respecto a la trayectoria fiscal, pero también de precios.

RA: ¿Podemos repasar cuáles fueron los cambios de metas?

AV: Sí. El nuevo marco aprobado el año pasado se basa, a grandes rasgos, en un límite de crecimiento del gasto y un objetivo de resultado primario (esto es, antes del pago de intereses). Sobre este último es que el gobierno envió un proyecto al parlamento a mediados de abril para flexibilizar las metas.

Originalmente se esperaba un superávit de 0,5% del PBI en 2025 y de 1% en 2026. El nuevo proyecto establece como meta para 2025 déficit primario nulo y para 2026 prevé un superávit de 0,25%. Recién en 2028 se retoma la meta original, de ir a un superávit primario de 1% del PIB.

RA: Bien, entiendo. ¿Y esta corrección es porque no se están alcanzando los objetivos?

AV: A ver, durante el primer trimestre del año se registró una mejora de las cuentas públicas. En concreto, la recaudación del gobierno aumentó 9% interanual medida en términos reales.

Los gastos (excluyendo un pago adelantado por sentencias judiciales) subieron en torno a 6% en la misma comparación.

Eso permitió una mejora del resultado del sector público consolidado (que en Brasil que incluye gobierno central, estados, municipios y empresas públicas salvo Petrobras y Electrobras), que pasó de un déficit 1,4% del PIB al cierre de 2023 a 1,2% en los doce meses a marzo (siempre excluyendo estos pagos extraordinarios y adelantos de sentencias judiciales). Pero aún así, Romina, son cifras que están lejos del objetivo original de equilibrio primario este año.

RA: ¿Cómo tomó el mercado este cambio en los objetivos fiscales?

AV: Bueno, por ahora el panorama no es muy alentador. Pese a este buen desempeño de las cuentas públicas en el comienzo del año, el mercado no confía en que el gobierno logre cumplir siquiera con las nuevas metas, que ahora son menos ambiciosas.

En concreto, según la mediana de la encuesta de expectativas, se espera que haya déficit primario por algo más de 5 décimas del PBI en los próximos tres años y que recién haya equilibrio en 2028. Esto es una diferencia importante con las metas del gobierno, que reitero implican superávits modestos desde 2026 y un objetivo de 1% para 2028.

En este contexto, las variables financieras evolucionaron negativamente en las últimas semanas.

Por ejemplo, a nivel de la bolsa, el índice Bovespa acumula una caída de casi 5% en lo que va del año, que contrasta con la tónica de ganancias que se observa en la mayoría de los mercados accionarios internacionales.

RA: ¿Y el dólar?

AV: El dólar llegó a cotizar a mediados de abril en R$ 5,25, el mayor nivel de los últimos doce meses. Recientemente bajó un poco, pero acumula un aumento de 2% frente a fines de marzo y de casi 6% en lo que va del año.

RA: Ya para terminar Alejandro, a modo de síntesis, ¿cuáles son las claves sobre Brasil que deberíamos seguir desde Uruguay?

AV: Por un lado, creo que debemos seguir monitoreando los aspectos climáticos, y en particular las perspectivas agropecuarias, que pueden tener efectos relevantes en los precios de los commodities claves para nuestro país.

El otro punto clave me parece que es el cambiario. Ya hace varios años la moneda brasilera está depreciada frente al dólar en términos reales.

El tipo de cambio real de Brasil frente a Estados Unidos actualmente está 30% por encima de su promedio histórico, y las expectativas para los próximos meses son de que el tipo de cambio se mantenga prácticamente estable.

Como Uruguay está caro en dólares, esto tiene implicancias para nuestro país en materia de comercio exterior, de turismo y en lo que hace al comercio de frontera. No es un fenómeno nuevo, pero se hace sentir. Por ejemplo, en el primer trimestre del año, los viajes de uruguayos a Brasil aumentaron más de 40% interanual. Si bien este año la semana de turismo cayó en el primer trimestre, a diferencia del año pasado, que fue en abril (y eso puede haber exacerbado la magnitud del aumento), desde Exante esperamos seguir viendo un flujo importante de viajes en lo que resta del año.

De todas formas, en lo que respecta al desvío de consumo hacia Brasil para la actividad comercial local, es importante considerar que dado el encarecimiento relativo de Argentina y la disminución de los viajes a este destino, el efecto a nivel agregado sería más que compensado.

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