Gabriel Díaz, colaborador de En Perspectiva, se encuentra en Tokio, capital de Japón, a la que describe como "una ciudad prácticamente muda”. Atribuye esta característica a que no circulan motos, a la cantidad de bicicletas –que aumentó de forma considerable desde 2011– y al hecho de que a los japoneses, desde la escuela, se les enseña a no levantar la voz.
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Corresponsal Itinerante
Jueves 22.10.2015
Lo hemos escuchado desde la India en Bombay, desde la China en Hong Kong, lo hemos contactado en Atenas en el auge de la crisis griega, nos ha hablado desde Londres en plena crisis migratoria europea, y hasta nos ha relatado sus vivencias en Therán, una vez que salió de Irán.
Así de itinerante es nuestro corresponsal, Gabriel Díaz, que hoy nos propone acercarnos a otra sociedad… ¿Hacia dónde nos propone ir hoy Gabriel? Hoy nuestro corresponsal itinerante nos lleva a conocer más de la sociedad nipona, allí lo ubicamos, en Japón, en pleno Tokio.
ROMINA ANDRIOLI (RA) —¿Qué estás haciendo por Tokio?
GABRIEL DÍAZ (GD) —Llegué hace unos 20 días para trabajar en un café de conversación que está en el centro de Tokio, es un lugar donde a diario nos reunimos periodistas y profesores de lengua de todo el mundo, para charlar con los tokiotas, en distintas lenguas, sobre el tema que se presente. Somos en total 14 extranjeros, o sea que allí dentro se escuchan varias lenguas por día. Entre los conversadores japoneses de la mesa de español, que es la que coordino, hay estudiantes, empresarios, maestros, viajeros, sociólogos, amas de casa…que dependiendo del día son más o menos dicharacheros… Está Kaneko por ejemplo que es un gran conversador y que por cierto viajó un par de veces a Uruguay…
RA —¿Para…?
GD —Para encontrarse con sus clientes y comer asados. Trabaja en una de estas empresas de alta tecnología. Me llamó la atención que muchos de estos gerentes atraviesan el mundo para estar un día con su cliente en el país (del cliente), algo que sorprende teniendo en cuenta la cantidad de vías de comunicación que tenemos hoy, por videoconferencia por ejemplo. La respuesta de ellos es categórica: por videoconferencia no se cena ni se bebe, y sobre todo destacan lo segundo. Creo que en el fondo el cara a cara sigue siendo un recurso insustituible…Kaneko en particular es un tipo muy apasionado por la historia y de quien más estoy aprendiendo sobre Tokio y su gente.
RA —Contanos qué te cuentan… ¿qué opinan de su ciudad? Son críticos, están conformes, son de protestar…
GD —Con respecto a la ciudad casi todos coinciden en destacar el transporte público, la eficiencia del sistema de metro y trenes que conforman una red extensa y que llega a cualquier punto de Tokio pero también a las afueras. Tokio es una ciudad de unos 13 millones de habitantes pero que si tenemos en cuenta el área metropolitana llega a los 35 millones. Les molesta, claro, las horas pico, el bullicio, ir apretados. Sobre todo porque el contacto físico no forma parte de la idiosincrasia nipona.
RA —¿Y eso en qué lo notaste?
GD —A mí me ha pasado de estar en el barrio donde vivo, que es un barrio de estudiantes universitarios, estoy muy cerca de una de las principales universidades de Tokio, Waseda, pero también hay muchos abuelos o ancianos muy ancianos…Y ayer, por segunda vez en estos 20 días, vi a una señora mayor-mayor con su bastón haciendo un esfuerzo enorme por intentar subir el cordón y no podía, no podía…Bueno, lógicamente me acerqué y le ofrecí mi mano sin tocarla -porque no se tocan- y no hubo manera. Se concentró, tardó, pero pudo acercarse a un poste y tomó impulso. Les decía que fue la segunda vez y es algo que forma parte de su forma de ser. Por eso mejor lo del refrán: adonde fueres haz lo que vieres.
RA —En general se la describe como una sociedad reservada, muy disciplinada, ¿no?
GD —Sí, es así. Y eso se nota en la ciudad por más que se quejen del movimiento de las horas pico. Cuando llegué salí a recorrer el barrio, caminar, mirar, escuchar, me di cuenta de que precisamente lo que se escucha es casi nada o poco. Si me preguntan cuál es la primera impresión de esta ciudad la describiría como una ciudad muda…Uno se sienta en una plaza y ve pasar a la gente, los autos, los camiones y parece que está viviendo en una película muda. Es verdad que los autos son muy modernos, motos no hay, en Tokio al menos, la personas no gritan jamás, hecho que corroboré en la mesa de español, les enseñan a no levantar la voz en la casa y en la escuela, y también al silencio contribuyen las bicicletas, es cierto.
RA —¿Cómo conviven tantos millones de personas con la bicicleta?
GD —Hay muchas bicicletas y eso siempre se agradece y la convivencia es buena. Se calcula que en Japón, un país con 123 millones de habitantes, hay 70 millones de bicicletas. Por la zona donde estoy circulan por la vereda o sea que comparten espacio con el peatón, es verdad que a veces es un poco complicado, pero en otros casos, en otras zonas de la ciudad, la bici tiene carril propio como en muchas ciudades. La bici no es un vehículo para momentos de ocio, o no solamente, es un medio de transporte en toda regla. En la bici se hacen los mandados, en la bici se va al trabajo, los estudiantes de español van al café de conversación en bici, tengan 23 o 65 años. Según me contaron ellos la cantidad de bicis se disparó considerablemente en 2011.
RA —¿Por qué en esa fecha? ¿Qué pasó?
GD —Recordemos que ese año en el norte de Japón un tsunami dejó más de 18.000 muertos aparte de los daños materiales, el daño provocado en la central nuclear Fukushima. Bueno, los efectos de ese tsunami se sintieron también aquí, en Tokio, el sistema de transporte público colapsó y dejó a pie a miles de personas. Eso hizo que las ventas de bici se dispararan y el número aumentara considerablemente. En la fotos van a ver que hay estacionamientos especiales, incluso los hay verticales, tubos donde se colocan las bicis; uno se puede encontrar bicicletas por toda la ciudad, sin candado, porque esta es una de las ciudades más seguras del mundo, con un índice de criminalidad muy bajo.
RA —Y a qué se debe este índice tan bajo índice de delitos, ¿conversaste sobre esto con los nipones que hablan español?
GD —Sí, sí…Porque es uno de los aspectos que ellos mismos resaltan como positivos de la ciudad y de la sociedad japonesa en general. A qué se debe…Probablemente los factores son muchos y todos ellos están entrelazados. Por un lado estamos ante una sociedad con siglos y siglos de historia, de guerras por el poder y la tierra, pero también de largos periodos de prosperidad y paz en los que la filosofía Zen juega un papel central, también el sintoísmo que es la religión japonesa ancestral, previa a la llegada del budismo. Creo que solo esos siglos de civilización han hecho que Japón se recuperara como se recuperó de los desastres, la destrucción y la muerte que dejó la Segunda Guerra Mundial. También hay que decir que es un modo de vida muy influenciado por la férrea disciplina de tiempos de los gobernadores militares, guerreros, que creo que se nota hasta hoy, pero también durante esos siglos (del XII al XIX) florecieron el conocimiento filosófico, las artes, el teatro Kabuki por ejemplo. Esta forma de ser también les ha permitido recuperarse ante las catástrofes como el tsunami de 2011…
RA —Tokio es la ciudad con mayor riesgo de sufrir un desastre natural en todo el mundo.
GD —En el monumental museo Edo Tokio que recorrí ayer, van a ver fotos, se explica claramente cómo el clima ejerce una influencia enorme sobre la ciudad y su gente. Tokio sufrió un incendio devastador en el siglo XVII, y nunca ha dejado de estar expuesta a inundaciones, terremotos o tsunamis. Eso sin duda hace que la gente, consciente o inconscientemente, asuma o incorpore la noción de temporalidad de la vida de una forma más profunda. La vida del ser humano es temporal, todos los sabemos…Pero no todos estamos acostumbrados a convivir con esa amenaza natural que aquí está más latente que en ninguna otra parte. Está presente en las escuela, en los hogares, está en los carteles de las calles, del metro…Todo el mundo sabe cómo proceder si algo grave ocurre.
RA —Esto también moldea el carácter de la sociedad.
GD —Conviven con ello y por lo que se ve y se escucha lo hacen con calma. Es también curioso cómo ese carácter temporal tiene también su reflejo en la arquitectura. A diferencia de Occidente, aquí el edificio viejo se tira, no se conserva, y mucho de lo que se conserva en Tokio está claramente destinado al turismo.
RA —Y ya que estamos, ¿cómo se prepara Tokio para alojar las Olimpíadas 2020?
GD —De momento con mucha calma, teniendo en cuenta que todavía quedan cinco años. Por lo pronto la construcción del estadio olímpico fue descartada por caro (€ 1.885 millones). La población tokiota celebró la noticia de ser sede de los JJOO 2020 pero hubo una ola de críticas al gobierno del primer ministro Shinzo Abe cuando se conoció el costo del estadio, así que decidió descartarlo… Hay que tener en cuenta que la economía japonesa lleva años en crisis, todavía no levanta cabeza, y la población lo nota sobre todo en el deterioro de las condiciones laborales. Volviendo a los Juegos, yo me atrevería a decir que marcarán un antes y un después en la vida de esta ciudad.
RA —¿Por qué?
GD —Porque un evento de esa naturaleza produce un impacto en cualquier ciudad pero creo que acá más. Uno mira aquí el paisaje humano y casi no se ven extranjeros, salvo turistas, no se ven inmigrantes como se ven en países como Reino Unido. Y claro, en 2020, llegarán miles, cientos de miles de golpe, delegaciones, fans, público en general, turistas, y el shock será mucho mayor que en el Mundial de Fútbol 2002 (cuando Japón compartió sede con Corea del Sur), porque todo se concentrará en esta ciudad. De hecho, todavía muy pero muy pocos tokiotas hablan en inglés, en general, a pesar de ser una gran metrópolis. Seguro que lo hablan en los grandes hoteles, pero no en un restaurante del centro por ejemplo. Sí en una estación de metro pero no en una casa de aparatos electrónicos. La llegada masiva de turistas, espectadores, fans de todo el mundo, representará sin duda un desafío logístico, a gran escala, pero también creo que será un impacto para esta sociedad que prioriza el orden hasta en los más mínimos detalles.
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Enlace relacionado
Blog de Gabriel Díaz en EnPerspectiva.net