
Fotos: Montevideo Antiguo
Hace cien años, en abril de 1925, Montevideo recibió una de las visitas más memorables de su historia: la del físico alemán Albert Einstein.
Con 46 años de edad y ya consagrado como una de las mentes más influyentes del siglo XX, Einstein, que se encontraba en Buenos Aires, fue invitado por la Universidad de la República para que extendiera su viaje a Uruguay. Él aceptó y llegó a nuestra ciudad para dictar tres conferencias sobre la teoría de la relatividad.
La expectativa fue tan grande que más de dos mil personas colmaron el paraninfo en cada charla, desbordando la capacidad de esa sala y dejando en claro que, incluso en tiempos sin redes sociales ni transmisiones en vivo, la ciencia podía generar auténtica fascinación.
Pero su visita no fue solo académica. Einstein recorrió Montevideo, fue recibido por el presidente José Serrato, visitó escuelas públicas, conoció las obras de construcción del Palacio Legislativo, asistió a una función de ópera en el Teatro Solís y hasta declinó hospedarse en el lujoso Parque Hotel para quedarse en la modesta casa de su amigo Nahum Rosemblat, sobre la avenida 18 de Julio, en la zona del Cordón.
Uno de los momentos más simbólicos de la presencia de Einstein en Uruguay fue su encuentro con el filósofo Carlos Vaz Ferreira, en un banco de la Plaza de los Bomberos —hoy Plaza de los Treinta y Tres—, que sería inmortalizado por una foto y mucho más tarde, en 2008, con un monumento.
Curiosamente, mientras sus conferencias reunían multitudes, a su única rueda de prensa asistieron apenas dos periodistas y un fotógrafo.
Hoy, un siglo después de aquella visita, instituciones científicas y académicas del país se han unido para conmemorarla, organizando actividades y abriendo un espacio de reflexión.
¿Por qué la llegada de Einstein a Montevideo generó tanto interés en 1925? ¿Qué papel jugaba la ciencia en la vida pública de nuestro país en aquellos años? Y ¿cómo se percibe hoy ese vínculo entre conocimiento y sociedad?
La Tertulia de los Viernes con Alejandro Abal, Víctor Ganón, Juan Grompone y Carolina Porley.
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