Penadés pidió que se tramite su desafuero “de forma inmediata”
Foto: Javier Calvelo / adhocFOTOS
La Cámara de Senadores recibió ayer el pedido de desafuero del senador Gustavo Penadés, que está siendo investigado por la fiscal Alicia Ghione a raíz de ocho denuncias de abuso sexual de menores.
Ayer el legislador volvió a enviar una carta a la presidenta de la cámara alta, Beatriz Argimón, para que se vote su desafuero en el pleno de “forma inmediata”, sin pasar por la Comisión de Constitución y Legislación.
Hoy a las 13:00 Argimón se reunirá con los coordinadores de bancadas para resolver qué trámite se le da al asunto.
Según informó La Diaria, los blancos esperan que en el Senado haya un “pacto de caballeros” y que la discusión sobre el desafuero de Penadés se procese sin mayores discusiones. Desde el Frente Amplio se subrayó que dejarán “alguna constancia política” pero adelantaron un debate “sin rispideces”.
Por su lado, el Directorio del Partido Nacional analizará el próximo lunes el pasaje del caso del senador a la Comisión de Ética. En diálogo con Monte Carlo el senador Jorge Gandini explicó que la decisión implicaría por reglamento la suspensión de Penadés de los ámbitos partidarios.
La Mesa de los Jueves con Hernán Bonilla, Cecilia Eguiluz, Ana Laura Pérez y Esteban Valenti.
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3 Comentarios
La categoría «caballero» seguramente se remonta a una acepción medieval. Se refiere a la gente que tenía caballos, que eran fundamentales para la guerra. Categoría sin sentido hoy por hoy, asociada a un supuesto «código de honor», tal como se autoperciben las clases acomodadas en las sociedades de todos los tiempos. Eso nos retrotrae al «orden ecuestre» romano, que representaban una clase media con poder pero sin nobleza. ¿A qué viene lo de caballeros hoy por hoy? Es una ucronía.
Viniendo a este siglo XXI, donde nada de eso tiene sentido, creo que se le da demasiada importancia a la «cultura de la visibilidad», que es hoy por hoy una especie de fetiche. Como ciudadano lo que quiero es que un caso judicial tenga un juicio justo, con garantías para todas las partes y penas a la altura de los delitos que se comprueben.
No importa que en el parlamento se discuta, porque en el fondo es una discusión que no sale del parlamento y que no puede tener ninguna consecuencia sobre el juicio en sí. Se trata de algo que ya sabemos que es delito, que está legislado y que la discusión parlamentaria no va a agregarle ni un día de cárcel a la pena del delito.
¿A quién le importa que los senadores debatan esto? ¿La justicia va a tener en cuenta ese debate para fallar el caso? No debería. El juicio lo tiene que hacer la justicia, que es la que probará o no la culpabilidad de Penadés. Los legisladores no pueden concluir si lo es o no, porque son incompetentes para hacerlo. Por cierto, estuvo horrible que el presidente y el ministro del interior hablaran de que «le creen» a Penadés. Nada de eso importa, no importan los que le creen, no importan los que no le creen, la fé no cuenta, la justicia no es un tema religioso. Cuentan las pruebas y las garantías del proceso.
Me asombró que Cotelo mencionara la homosexualidad de Penadés. Eso no le cambia absolutamente nada al caso. El delito del que se le acusa es por retribuir menores a cambio de sexo. Si los menores son mujeres u hombres nada cambia, como tampoco lo cambiaría si fuera una mujer la que paga. Nada de eso es relevante. Ahora lo que importa es saber si pagó o no pagó y el juicio se supone que va a girar en torno a esa pregunta crucial.
Por cierto, nadie debería no votar el desafuero. El delito del que se lo acusa es muy grave y tienen que habilitar el juicio. Espero que sea unánime la votación. Me alegro de que por fin empiece un juicio de verdad. Hasta ahora se hablaba del tema como si hubiera un condenado y ni siquiera había un imputado.
Con esto de las violaciones de menores, con o sin retribución en dinero o especie, veo que siempre se lleva la carga contra quienes la practican, pero jamás he visto una nota de crítica hacia los padres o mayores responsables de esos menores. Pasa en este caso de Penadés y pasó también en los casos de la «Operación Océano». ¿A qué se debe esa omisión? ¿Acaso no existe siempre alguien responsable de la crianza de un menor? ¿Dónde estaban esas personas cuando a esos menores a su cargo estaban siendo tentados para cometer actos sexuales? Porque en ningún caso se señaló que hubieran sido llevados por la fuerza, sino mediante una suerte de persuasión. Porque no se encontraban en el seno de su hogar, sino en lugares más o menos públicos.
Todos sabemos que la pubertad se establece a edades bastante tempranas (12 o 13 años, promedialmente), pero que la maduración emocional y de criterio es más tardía; por algo se establece en 18 años la mayoría de edad, que sería la edad a la cual se podría disponer libremente de sus propias acciones. ¿Se enseña actualmente a los adolescentes la importancia de esperar, por lo menos, hasta ese momento, antes de tomar esas decisiones sobre su propio cuerpo? Que se eduque en ese sentido, y que se ejerzan los debidos controles por parte de padres, madres y/o tutores, es tan importante como penalizar las acciones depravadas de mayores contra los menores.