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Entrevista del martes 24 de setiembre de 2019: Gustavo Leal

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EC —Las propuestas son una mezcla de cambio y continuidad de algunas aplicadas. ¿Cómo hay que leer eso? ¿Hay una autocrítica pero al mismo tiempo un llamado a conservar la estrategia?

GL —Siempre hay una autocrítica cuando uno hace. Creo que solo los necios no miran lo que han hecho y no tratan de corregir. Nosotros hablamos de la necesidad de ajustes, de cambios y de profundizaciones. Porque la vida no es blanco y negro, no es empezar de cero o seguir todo como está, cualquiera que haga y que haya gestionado –capaz que esa es la diferencia– el Estado sabe que hay transformaciones que se construyen paso a paso. En la vida, cuando uno trabaja en base al esfuerzo y construye una iniciativa, una iniciativa institucional, una iniciativa empresarial, una iniciativa familiar, sabe que las cosas tienen etapas y en cada etapa uno se plantea desafíos nuevos. Esa es la esencia también de que cada cinco años haya una elección en la que el partido que gobierna trata de renovar las credenciales y los otros partidos tratan de volver al gobierno si alguna vez estuvieron.

EC —Vamos a ver algunas de las medidas para ver cómo encajan en ellas estas ideas que acaba de exponer. Primera medida: “Impulsar en todo el país el programa Más Barrio, que procura desplegar un conjunto integral de acciones urbanas, habitacionales, sociales y de seguridad en al menos 25 zonas prioritarias en las que hoy viven 80.000 personas”. Si entiendo bien, acá ustedes retoman el Plan Siete Zonas, que se manejó en el gobierno de José Mujica, que sobre todo iba a Montevideo y Canelones y que se desarticuló en esta administración.

GL —Ese es un punto de referencia, pero hay otros anteriores. Los puntos de referencia anteriores son lo que se hizo en Medellín, lo que se ha hecho en Buenos Aires y algunas acciones que se han desarrollado en Nueva York, también el Plan Siete Zonas que se llevó adelante en la administración de Mujica y la articulación que se desarrolla en los operativos Mirador. De esa síntesis planteamos un modelo de intervención en al menos 25 áreas estratégicas donde hay una fractura social evidente de la trama urbana particularmente que favorece la instalación de procesos y de estructuras delictivos que hay sacar de cuajo. Y hay que tener una estrategia integral, porque la seguridad no es solamente una respuesta policial, tiene que tener una mirada integral. Entonces ahí lo que hay es la decisión de ir a fondo con esa estrategia de transformación.

EC —La experiencia de Medellín ha estado varias veces en el tapete, en las discusiones. Usted mismo la ha elogiado, la ha compartido.

GL —He trabajado también en algunas de esas cosas.

EC —Por supuesto que en Medellín se llegó a extremos que acá en principio suenan inalcanzables, en cuanto al tipo de infraestructura educativa por ejemplo que llegó a construirse, hasta el lujo de ciertos edificios, ciertos complejos. Pero la referencia ha estado como un camino a seguir. Y se lo intentó, se lo impulsó a escala uruguaya con aquello que se llamó Plan Siete Zonas. Después se desarmó, ¿ahí está la autocrítica?

GL —¡Sí, claro!

EC —¿Eso quedó por el camino por razones presupuestales?

GL —Por razones presupuestales. Creo que fue un error, lo he dicho muchas veces. A veces el debate de las corporaciones pesa mucho, porque, como en todos lados, los recursos son escasos, siempre son escasos, y siempre hay demandas. Me parece que en ese plano tenemos que tener una opción muy fuerte por retejer los lazos de convivencia en la sociedad, porque eso es la base para la estabilidad social y económica en el país. Por eso digo que el talante de estas 12 medidas son los ajustes, los cambios y las profundizaciones, esas tres palabras son claves para entender la vida de una manera dinámica, no de una manera estática.

EC —Está bien, pero acá ya me queda anotada una pregunta que capaz que se reitera más adelante. Limitaciones presupuestales postergaron esta idea; ¿qué indica que a partir de 2020 no ocurrirá lo mismo?

GL —La decisión política de, entre otras cosas, reestructurar parte del gasto y de las acciones de políticas sociales, reformular una serie de acciones y de programas y tener una estrategia también educativa y laboral enfocada en eso. Cuando uno tiene prioridades enfoca.

EC —Pero están de por medio problemas fiscales, un déficit fiscal muy alto, limitaciones en esta materia.

GL —Sí, es cierto. También es cierto que la perspectiva económica del Uruguay hacia delante está teniendo signos de recuperación importantes. De hecho el año que viene va a haber 15.000 puestos de trabajo más con las inversiones que ya están previstas, y se supone que las inversiones que están en curso van a reactivar la economía en una zona de Argentina y Brasil que esperemos que también coopere.

EC —Salto de la primera medida a la última, la 12: “Instalar un Gabinete de Convivencia y Seguridad para coordinar desde Presidencia de la República la articulación entre las estrategias en esta materia”. ¿No existe esto ya?

GL —Ahí quiero hacer un par de aclaraciones. La primera aclaración es al doctor Larrañaga, porque cuando presentamos esta propuesta su primera referencia fue copiar esa reflexión, dijo “siempre lo mismo, el FA vuelve al asambleísmo”. Llama asambleísmo a que el presidente se reúna con sus ministros. Si ese es el nivel de la crítica y de la discusión estamos en un problema serio, porque cualquier gobierno moderno trabaja en equipo. Probablemente el PN hace tantos años que no gobierna que piensa que se gobierna como en una estancia, como un patrón. Pero no se trabaja de esa manera, que haya un gabinete de seguridad y de convivencia en un gobierno es algo importante. Entonces la decisión de mantenerlo es de esas decisiones que cada administración asume.

EC —Usted menciona la reacción de Larrañaga, pero ha habido otras, por ejemplo la de Guillermo Maciel, exasesor en el PC, ahora trabajando con Lacalle Pou. Él recordó –pero en realidad lo podría haber recordado cualquiera, porque bastaba ir a la prensa– que a mediados del año pasado, después de aquel polémico reportaje que el director nacional de Policía, Mario Layera, concedió al diario El Observador, en la que una de las cosas que se denunciaban era la falta de coordinación entre organismos, entre dependencias del Estado en esta materia, el presidente Vázquez anunció la puesta en marcha de un mecanismo de coordinación como este.

GL —Y funcionó.

EC —Ya está eso.

GL —Sí, pero lo que planteamos es que en políticas de seguridad tiene que haber profundizaciones de cosas hechas, también proponemos aumentar la cantidad de cámaras. Alguien me dirá “ya hay cámaras”; sí, pero proponemos aumentar la cantidad. Proponemos mantener este mecanismo que resultó bueno, porque gracias a que funcionó ese mecanismo de coordinación se hizo lo que se hizo en Palomares. Debido a esa decisión fue que el presidente me designó coordinador de ese equipo. Si no se está en la gestión y no se conoce cómo se gestiona el Estado, se hacen reflexiones y críticas de este tipo. Con el mismo criterio alguien podría decir “ustedes están planteando aumentar las cámaras de seguridad, pero ya se hace”. Es un nivel de discusión tan básico de la reflexión política, de gente que se supone que está preparada, que aspira a la presidencia. Discutamos para ver si el mecanismo de mejora del patrullaje es el que estamos planteando nosotros sí o no, o si es lo que planteó Lacalle el sábado, que había que pedir cédula, y tuve que salir a explicarle que la policía ya pide cédula. Lacalle hizo un planteo el otro día tratando de posicionarse como para ejercer la autoridad, hace un acting diciendo “cuando yo gobierne voy a llamar a todos los jefes de Policía y les voy a decir lo que tienen que hacer y que tienen que cerrar todas las bocas. Dos, en mi gobierno los móviles van a estar patrullando en la calle y le van a pedir la cédula a la gente”. Tuve que salir a explicarle que eso ya se hace, el año pasado la policía les pidió la cédula a 450.000 personas y este año a 337.000. Entonces esa puesta en escena, ese acting de querer ejercer la autoridad sin conocimiento es terrible.

EC —Usted conoce la respuesta: ayer, a partir de esa aclaración que usted salió a hacer, de esa puntualización con los datos que divulgó a través de Twitter, quien habló fue Álvaro Garcé, referente en seguridad ciudadana de Lacalle Pou, excomisionado parlamentario para el Sistema Carcelario. Dijo que la solicitud de documento de identidad es una de las medidas elementales de prevención del delito y que está fallando, “como lo está haciendo toda la prevención de la delincuencia en este período. Los controles, tal como se están haciendo, no se están realizando bien en el medio urbano y mucho menos en el interior profundo, donde los grupos organizados tienen todas las facilidades para delinquir”.

GL —Fíjese a dónde llegamos. Pasamos de un acto en el Cerro en el que Lacalle trata de presentarse como alguien que va a ejercer la autoridad anunciando como medida estrella que la policía en su gobierno va a pedir la cédula. Yo le contesto “señor Lacalle, mire que está desinformado, esto ya se hace, en el 2018 se les pidió la cédula a 477.000 personas y en lo que va del 2019 a 337.000”, y le expliqué cómo se hace y en base a qué se hace. Y la respuesta de Garcé es “capaz que ya lo hacen, pero le están pidiendo mal la cédula a la gente”.

EC —Y capaz que sí.

GL —¡Pero discutamos con nivel!

EC —¿No se parece a lo que señalaba usted hace un rato? Usted también señalaba: “hay líneas que estamos siguiendo en este gobierno y que hay que mejorar, intensificar, aumentar”.

GL —Una cosa es mejorar, otra es discutir…

EC —Desde el PN le contestan algo parecido.

GL —No, no, discúlpeme…

EC —Lo del pedido de cédula hay que hacerlo de manera más eficiente.

GL —No, discúlpeme, porque estamos hablando de cosas muy distintas. Una cosa es cómo profundizar una estrategia de patrullaje donde puede haber énfasis, la otra es cómo pedir la cédula. No podemos discutir eso en Uruguay en una campaña electoral. Aparte es una ofensa a los cientos y cientos y cientos de policías que trabajan en los operativos pidiendo la cédula, que tiene un procedimiento de cómo se hace: “Señor, buenos días, identifíquese”, se chequea la cédula con la tablet y se ve si la identidad es correcta y si la persona está requerida. ¡Es dos más dos! Discutamos con nivel, por favor. Mire lo que estamos discutiendo, esa es la respuesta.

EC —Usted dice que esto que salió a señalar ayer Garcé de que no se lo está haciendo bien, de que hay que intensificar…

GL —Capaz que el PN presenta un manual de cómo pedir la cédula.

EC —… es una excusa, que lo está haciendo es… ¿qué?

GL —Tratar de tapar el error garrafal de un candidato a la presidencia que intenta pararse como alguien que conoce del Estado y dice esto. Tratan de taparlo con ese argumento: “lo que pasa es que están pidiendo mal la cédula”. Es un argumento básico. En serio, no se puede discutir así.

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