Entrevistas

Coleccionar lapiceras: un hobby que permite ordenar “ideas y pensamiento”. Con el filósofo Javier Mazza, un fanático que tiene más de 170 plumas fuente

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Foto: Javier Calvelo/ adhocFOTOS

Entre las imágenes que hasta hace poco eran comunes pero que la revolución digital ha convertido en nostálgicas, está la de las manos manchadas de tinta por una lapicera o, más lejos todavía, por una pluma.

A pesar de que no se usan tanto, las lapiceras siguen siendo un objeto de lo más cotidiano en oficinas, estudios y en salones de clase. Pero para algunos es más que una herramienta útil. Hay incluso quienes las ven como una pasión, o una obsesión.

Hasta puede hablarse de una comunidad de entusiastas de las lapiceras, un nicho que quizás no surge con internet pero que encuentra en la red nuevos canales para ponerse en contacto entre ellos.

Una forma en que la antedicha revolución digital sí ha operado a favor del papel y la tinta: aparecen podcasts, como The Pen Addict, es decir “el adicto a las lapiceras”; también blogs y cuentas de redes sociales.

¿Por qué se menciona este tema? Porque uno de esos “adictos” es un amigo de En Perspectiva, con quien conversaremos hoy, Javier Mazza. Es filósofo, director del Departamento de Humandiades y Comunicación de la Universidad Católica; a su vez, es participante habitual de las Mesas de Filósofos y a quien han escuchado en más de una ocasión también en La Tertulia.

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