A. Económico

Paraguay alcanzó por primera vez el grado inversor: ¿Cómo es su desempeño económico y qué se espera para los próximos años? (Exante)

Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Foto: Javier Calvelo / adhocFotos

EMILIANO COTELO (EC): El viernes pasado la agencia calificadora Moody’s le dio a Paraguay una nota de grado inversor por primera vez en su historia.

A propósito de este hito, en el espacio de análisis económico de hoy les proponemos detenernos a repasar cómo ha sido el desempeño económico paraguayo en los últimos años, en qué se sustenta el cambio de calificación crediticia y en cómo se perfilan las perspectivas económicas de Paraguay para los próximos años. Para eso estamos con Alejandro Vallcorba, economista de Exante.

Alejandro, te propongo comenzar por el comunicado de Moody’s. ¿Qué destacan en el comunicado? ¿En qué se fundamenta la decisión de darle el grado inversor a Paraguay?

ALEJANDRO VALLCORBA (AV): Moody’s destaca una combinación de factores, lo cual es natural. Los modelos de calificación de estas agencias incorporan siempre múltiples dimensiones.

Por un lado, el informe destaca un crecimiento económico sólido y sostenido. También señala que eso se dio conjuntamente con una diversificación económica e inversión pública en infraestructura, que le permitieron mitigar en parte los riesgos relacionados con la exposición de Paraguay a los precios de las materias primas y los shocks climáticos.

Por otro lado, también destacan la consolidación fiscal que ha logrado Paraguay en los últimos años y las reformas institucionales que han realizado, fortaleciendo la efectividad de la política fiscal y mejorando la solidez institucional y la gobernanza.

EC: Bien, vayamos por partes entonces. ¿Cuán intenso fue el crecimiento de Paraguay en los últimos años? ¿y que perspectivas hay hacia adelante?

AV: El crecimiento desde 2010 hasta 2019, previo a la pandemia, fue realmente muy intenso. En esa década, el PIB creció en términos reales a una tasa promedio anual de algo más de 4%. Eso incluso teniendo en cuenta que en la segunda parte de esa década aflojó el boom de los commodities y que 2012 y 2019 estuvieron puntualmente afectados por sequía. Recordemos que la seca afecta mucho a la economía de Paraguay por su dependencia del sector agropecuario y de la generación de energía eléctrica (mucho más que en Uruguay).

En 2020, como en casi todas partes del mundo, el Covid generó una caída de la actividad. Sin embargo, en Paraguay fue menos profunda y se recuperó algo más rápido que en otras economías de la región.

Más recientemente, Paraguay ha seguido creciendo y si bien 2022 fue otro año de fuerte afectación por sequía, en 2023 creció casi 5% promedio anual.

A su vez, si miramos las proyecciones de los analistas locales, organismos internacionales o del gobierno, todas apuntan a un crecimiento del PIB en torno a 3,5%-4% promedio anual, tanto para este año, como en una mirada más de mediano plazo.

EC: Vayamos al otro gran punto que destaca Moody’s, que es la consolidación fiscal. ¿Cómo viene siendo el desempeño de Paraguay en el plano fiscal?

AV: Como ya hemos comentado otras veces con ustedes, Paraguay tiene una regla fiscal que establece un tope máximo al déficit de 1,5% del PIB. Antes de la pandemia Paraguay venía muy bien en esta dimensión: tuvo superávit fiscal hasta 2012 y luego déficits en torno a 1 – 1,5%, alineados con el tope que comentaba.

Esa regla se flexibilizó en 2019 por la sequía que mencionaba y en 2020 se volvió a incumplir por el Covid. Ese año el déficit llegó a 6%, pero desde entonces ha venido cediendo. El año pasado cerró en 4,2% de PIB y con datos al primer semestre de este año se ubica en 3,2%.

Obviamente aún no se volvió a converger al límite original de 1,5%, pero el gobierno de Santiago Peña lo ha puesto como meta para 2026. En ese sentido, en el último presupuesto se propusieron objetivos intermedios de déficit de 2,6% para 2024 y de 1,9% para 2025.

Ese plan de convergencia fiscal hacia el objetivo de 1,5% del PIB es explícito y parece contar con credibilidad del mercado. Eso se valora como positivo por la agencia Moody’s.

EC: Bien, queda claro ese punto. Ahora, ¿cuáles son las consecuencias prácticas de que el país tenga el grado inversor?

AV: Los inversores, ya sean personas o inversores institucionales (como fondos o bancos) piensan y miden los riesgos de las inversiones que toman. Algunos inversores lo hacen con más y otros con menos sofisticación. Las calificaciones no son el único determinante de las decisiones de inversión, pero en el marco de lo que decía recién sí ayudan a entender la capacidad y la voluntad de un país para cumplir en tiempo y forma con sus obligaciones financieras. Eso es útil sobre todo para cuando los inversores evalúan inversiones que tienen más “lejos”.

Pensado así, la consecuencia más directa del grado inversor debería ser el abaratamiento del acceso al crédito para Paraguay. Si de algún modo quienes invierten están “más confiados” de que Paraguay va a cumplir, deberían exigir una menor tasa de interés por tener un bono soberano del país. Eso mismo debería arrastrar también al costo del crédito para las empresas en Paraguay, porque muchas veces el costo soberano opera de “piso”.

Dicho esto, a nuestro juicio tenemos que tener expectativas moderadas sobre el potencial abaratamiento del endeudamiento para Paraguay.

EC: ¿Por qué decís eso, Alejandro?

AV: Porque el riesgo país ya venía fluctuando en niveles similares a otros mercados de la región con grado inversor como México, Colombia o Perú (en torno a 160 pbs). Si lo pensamos así, la obtención del grado inversor puede que ya estuviera más o menos descontada por el mercado.

Ahora, tampoco hay que perder de vista que muchos fondos de inversión y fondos de pensiones tienen reglas de inversión que dependen formalmente de la calificación crediticia. Tener grado inversor puede habilitar a Paraguay a ser considerado como un destino de inversión viable en casos en donde antes no lo era. Me refiero tanto a inversiones financieras como a inversiones en la economía real, incluyendo más inversión extranjera en empresas y/o más proyectos de inversión. Eso es una buena noticia para el potencial de crecimiento de largo plazo y para la demanda de empleo.

EC: Se nos está yendo el tiempo, pero ¿qué podemos destacar de Paraguay en otras dimensiones macroeconómicas? ¿Cómo viene por el ejemplo el frente de la inflación?

AV: En los últimos años Paraguay ha logrado tener la inflación controlada y dentro del rango meta. Salvo en 2022 cuando la inflación aumentó a nivel internacional, el Banco Central de Paraguay ha logrado mantener la inflación en torno a 4% (que es la meta puntual, con un rango de entre 2% y 6%).

Las expectativas también están bien ancladas a la meta. De acuerdo con la encuesta de expectativas del Banco Central, los analistas esperan que la inflación se ubique en 4,2% al cierre de este año y en 4% tanto para 2025 como para 2026.

EC: Para cerrar, ¿cuáles son las claves con las que deberíamos quedarnos desde Uruguay?

AV: Definitivamente que tenemos un vecino creciendo mucho y con solidez en varios frentes de política económica. Eso es una buena noticia para la atracción de inversiones en la región y abre oportunidades de negocio para empresas e inversores uruguayos que desde hace tiempo están yendo hacia allí. Ahora, al mismo tiempo, significa más “competencia” para Uruguay en la atracción de inversión.

El grado inversor de Paraguay es un espaldarazo a todos los avances que viene teniendo el país y se da en simultáneo con varias otras buenas noticias que son familiares para nosotros los uruguayos. Por ejemplo, Paraguay está encarando inversiones viales de gran porte, está queriendo impulsar un mayor desarrollo de su matriz energética para incorporar más fuentes renovables a gran escala, está logrando avances en el desarrollo del complejo forestal y está en marcha un proyecto para que Paraguay pueda tener una primera planta de celulosa en funcionamiento en 2027. Un mejor acceso a financiamiento externo seguramente va a favorecer a toda esta agenda de cambio.

Ahora, tampoco perdamos de vista que Paraguay también tiene desafíos. El comunicado de Moody´s refiere, por ejemplo, a los temas de corrupción y de algunas deficiencias en el marco institucional y de gestión de la función pública en algunas áreas. Son temas en los que Paraguay continuar trabajando.

En materia social también hay mucho por mejorar. Por ejemplo, la informalidad en el mercado de trabajo viene bajando pero todavía afecta a más del 60% de los ocupados, buena parte de los trabajadores perciben salarios inferiores al salario mínimo nacional y alrededor del 25% de la población se encuentra en situación de pobreza. El crecimiento económico y la mejora en el acceso al crédito deberían dotar de recursos para encarar reformas que permitan ir cambiando también esa realidad.

Comentarios