¿Cómo cerraron los cultivos de invierno y qué se avizora para la zafra de verano en curso?
ROMINA ANDRIOLI (RA):
A fin de año el Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca presentó los principales resultados de la Encuesta Agrícola de Primavera 2019, en la que resumen las estimaciones finales de la zafra de invierno y se presentan las intenciones de siembra para los cultivos de verano que están actualmente en curso.
Con estas cifras sobre la mesa, es buen momento para poner la mirada en la agricultura de secano y analizar cómo cerraron los cultivos de inverno en la última campaña y qué se avizora para esta zafra de verano que está transcurriendo. Lo conversamos en los próximos minutos con la economista Florencia Carriquiry, de la firma Exante.
FELIPE LLAMBIAS (FL):
Florencia, comencemos por repasar las cifras de la zafra de invierno que ya finalizó. ¿Qué marcaron los datos relevados en esta última encuesta del Ministerio?
FLORENCIA CARRIQUIRY (FC):
La encuesta confirmó que la superficie total sembrada en el último invierno subió algo más de 10% respecto al invierno 2018 y se ubicó en unas 495.000 hectáreas. En particular, sobresalió el crecimiento a nivel del trigo, que ocupó unas 237.500 hectáreas. Eso es una superficie 20% mayor a la del invierno anterior, aunque es todavía muy inferior a las superficies sembradas en los años de auge de la agricultura de secano, entre 2008 y 2013. En esos años, el trigo había llegado a ocupar más de 500.000 hectáreas, con un pico de más de 780.000 hectáreas en el invierno de 2011, según estimaciones de OPYPA.
Mientras tanto, si vamos a otro cultivo tradicional del invierno, la cebada cervecera, en este caso el área sembrada prácticamente no varió respecto al invierno anterior… se mantuvo en unas 165.000 hectáreas.
Y finalmente, otro destaque a mencionar de la encuesta, es que en el último invierno vimos un nuevo crecimiento de las llamadas brassicas, que superaron las 73.000 hectáreas en total… se trata de una superficie 33% superior a la del invierno 2018.
FL – ¿Qué son las brassicas, Florencia? Son cultivos relativamente nuevos para nuestro país, ¿verdad?
FC – Podemos decir que son relativamente nuevos sí… El trigo y la cebada son los cultivos de invierno tradicionales en nuestro país, pero desde hace algunos años empezamos a ver una creciente presencia de las brassicas, que son cultivos oleaginosos de invierno. Dentro del términos brassicas se incluye la colza y la carinata… ambos cultivos han tenido un crecimiento importante en los últimos años, la colza muy impulsada por ALUR, como insumo para la elaboración de biodiesel y la carinata que es exportada esencialmente por UPM, para la elaboración de combustibles en Europa.
FL – Está claro. En definitiva, Florencia, la encuesta confirmó una expansión significativa a nivel de área sembrada en el invierno 2019, ahora, ¿qué pasó a nivel de los rendimientos en estos cultivos?
FC – De acuerdo a las cifras de la Encuesta, los rendimientos de los cultivos de invierno bajaron respecto a los registros pico del 2018, pero no fueron malos. Concretamente, en promedio se levantaron unos 3.270 kilogramos por hectárea de trigo (un 11% menos que en 2018), casi 3.700 kilogramos por hectárea de cebada (eso es 3,5% menos que en 2018) y más de 1.500 kilogramos de brassicas por hectárea (un 6% menos que el año anterior en este caso).
Con lo cual, a partir de estas cifras, la cosecha de trigo habría alcanzado a unas 776.000 toneladas el año pasado, casi 7% más que en 2018 (aunque sigue muy lejos de los años de auge agrícola, cuando llegó a cosecharse más de 2 millones de toneladas de trigo). La cosecha de cebada, en tanto, fue sólo 5% menor a la de 2018 y se mantuvo en niveles altos en una perspectiva histórica, por arriba de las 600.000 toneladas. Y, por último, la cosecha de brassicas alcanzó un nuevo récord, de unas 113.000 toneladas.
FL – Y si vamos a esta zafra de verano que esta en curso, ¿qué estimaciones de área se recogieron en la encuesta del Ministerio para los cultivos más relevantes?
FC – Bien, en relación al ciclo de verano, la encuesta relevó la intención de siembra de los principales cultivos, es decir, soja, maíz y sorgo (aunque sólo se incluyen las áreas con destino a grano seco).
Según estos datos, en la zafra en curso la intención de siembra de soja se ubicaba en unas 910.000 hectáreas, de la cuáles aproximadamente el 75% estaba ya sembrado en la primera mitad de diciembre, que es cuando se realizó el relevamiento. Esa superficie supone, según DIEA, una caída de 7-8% frente al verano pasado. Ahora, como comentamos otras veces, las cifras del Ministerio suelen subestimar el área total implantada con soja. De hecho, nuestras estimaciones, realizadas en el marco del trabajo que hacemos anualmente con la Mesa de Oleaginosos apuntan a un área sembrada cercana al 1.100.000 hectáreas en el último año y tendemos a pensar que la superficie de soja puede haber caído levemente frente al verano pasado pero se habría mantenido algo por encima del millón de hectáreas.
Y, por otro lado, los datos marcan también un aumento muy significativo del área implantada con maíz, que ya había tenido un aumento fuerte el verano pasado. Yendo a las cifras, este verano la intención de siembra de maíz para grano seco se estaría ubicando en poco menos de 130.000 hectáreas… eso es un 20% más que en el verano 2018/2019. En cambio, la intención de siembra de sorgo para grano seco bajó 7% y se ubicó en unas 34.000 hectáreas.
FL – Con estos datos, ¿qué se espera que suceda a nivel de producción en este verano?
FC – Los cultivos están en curso y la clave será el clima en próximos meses, porque de eso depende de forma crucial los rendimientos que se obtengan. En nuestras estimaciones, nosotros asumimos condiciones climáticas “normales” y tendemos a esperar por lo tanto que los rendimientos de los principales cultivos de verano van a caer respecto a los registros del verano pasado, que fueron históricamente altos, en un marco de condiciones climáticas excepcionalmente buenas.
En particular, a nivel de la soja, hoy estamos trabajando con un supuesto de 2.700 kilogramos levantados por hectárea, un nivel 10% menor al promedio del ciclo 2018/2019, que fue históricamente alto, muy similar al récord del verano 2016/2017. Si estas cifras se confirman estaríamos hablando de una producción de soja de aproximadamente 2,8 millones de toneladas este año, eso es un volumen 15% menor a la del año pasado.
FL – Florencia y a partir de estas cifras, ¿qué están estimando en términos de resultados económicos para esta zafra agrícola 2019/2020?
FC – A nivel de los cultivos de invierno todo hace indicar que tanto en el trigo como en la cebada los números habrían cerrado con márgenes positivos, entre US$ 100 y US$ 200 por hectárea (previo a la renta de la tierra). Son márgenes algo peores que los del invierno 2018 cuando los rindes fueron récord, pero son mejores que los que se vieron en promedio entre 2014 y 2017, cuando estos cultivos arrojaron de hecho pérdidas en promedio.
Ahora, en la agricultura de secano, desde hace varios años el partido se juega esencialmente a nivel de la soja. Con lo cual, de nuevo, la clave serán los resultados productivos de esta campaña en curso. Si, como decía antes, los rendimientos son razonables (aunque sean algo menores a los del verano pasado), los resultados económicos deberían ser relativamente buenos nuevamente. En nuestras estimaciones, asumiendo 2.700 kilos por hectárea de soja y un precio en torno a US$ 320-US$ 330 por tonelada, los márgenes serían muy similares a los del año pasado, porque aunque los rindes sean menores también los costos han bajado frente al verano anterior. Concretamente, antes de la renta de la tierra y de costos financieros, nuestros cálculos apuntan a un margen medio del cultivo de soja de unos US$ 370 por hectárea…
FL – Si estas estimaciones se confirman, estaríamos en un segundo ejercicio consecutivo de números positivos a nivel de la agricultura de secano, ¿no es así?
FC – Sí. En términos generales podemos decir que sí. Pero no podemos dejar de advertir que la situación económica y financiera de cada productor depende de varios factores. Por ejemplo, los rendimientos que efectivamente se hayan obtenido en cada chacra, dependen, entre otras cosas, de la calidad de sus suelos, del paquete tecnológica y de manejo que se aplica y de la incidencia particular del clima en la zona. Y, por otra parte, los precios obtenidos por la cosecha también están impactados por temas como la distancia al puerto o al centro de acopio (que incide en el flete), por otros descuentos que pudieran aplicarse (por temas de calidad del grano, por ejemplo) y hasta por la estrategia comercial, de ventas anticipadas. Con lo cual, Felipe, la situación particular de cada productor puede ser diferente, pero en términos generales y, reitero, si el verano no trae sorpresas climáticas negativas, debería confirmarse sí una segunda zafra agrícola con buenos resultados económicos.
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