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Entrevista central, jueves 7 de setiembre: Fernando Cáceres

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EC —Usted mencionaba la historia de la organización de grandes eventos deportivos, empezado con el caso de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Pero esa historia también tiene jalones complicados, no han sido todo éxitos, ha habido casos muy discutidos, muy polémicos, y ha habido directamente grandes pérdidas económicas. Entonces quiero preguntarle varias cosas en este sentido. La primera: ¿qué requerimientos implicaría para Uruguay, en materia de infraestructura, la posibilidad de ser una de las sedes del Mundial?

FC —Si uno revisa los antecedentes encuentra todo tipo de referencias, tanto los éxitos como los fracasos.

EC —Por eso, hay de los dos.

FC —Claramente la experiencia de Brasil es una experiencia a tomar en cuenta para saber lo que no se debe hacer. Pero hay otras experiencias que han sido muy importantes. El caso emblemático de Inglaterra, que es el único país que ha organizado tres Juegos Olímpicos y dos campeonatos del mundo de fútbol. Esas experiencias han sido muy exitosas, producto de una muy buena participación conjunta de la iniciativa privada y el ámbito público, y el pensamiento de las inversiones sobre la base no del evento sino de las necesidades del país. Eso es lo que debería hacer Uruguay en este caso con relación a sus escasos recursos y por lo tanto el sentido de responsabilidad a la hora de la inversión.

EC —Pero por ejemplo en materia de construcción o remodelación de estadios, de obras viales o de instalación de complejos de entrenamiento, ¿qué es lo que se requiere en el caso de Uruguay?

FC —Un comentario: también es importante no evaluar solamente estos eventos desde el punto de vista económico. La dimensión económica es importantísima, pero no es exclusiva y en muchos de los antecedentes que podemos revisar ni siquiera es la más importante.

Pero con sentido de responsabilidad, si Uruguay revisa sus capacidades actuales, está muy bien posicionado en algunas áreas. En el área de los servicios hoteleros y gastronómicos, en el transporte y la conectividad, incluso en la seguridad en términos relativos en la región Uruguay sigue siendo un país con muy buenas posibilidades. En todos estos rubros, con una buena planificación en estos 13 años que quedan, efectuado las correcciones necesarias, se puede llegar a un muy buen nivel de prestaciones para un evento de este tipo. Nuestro déficit está en el área de la infraestructura y el equipamiento deportivo. Allí tenemos serios problemas, empezando por el buque insignia de esta propuesta, que es el Estadio Centenario.

EC —El Estadio Centenario, que sería el escenario central, principal, además el que se inauguró en el Mundial del 30, justamente, así que desde el punto de vista simbólico es fundamental, requiere inversiones importantes. Por otro lado están el Gran Parque Central y el Campeón del Siglo, los estadios de los equipos grandes, que no requerirían grandes inversiones. ¿Qué más?

FC —Efectivamente, no requerirían grandes inversiones, aunque al día de hoy aún no cumplen los requisitos necesarios para un evento de esta naturaleza.

EC —¿Ninguno de los dos? ¿Ni siquiera el Campeón del Siglo, que ha sido presentado como el primer estadio FIFA de Uruguay?

FC —No. Por supuesto que para competencias oficiales es el que está en mejores condiciones y es una inversión que es un orgullo para el país, pero al día de hoy todavía está lejos de cumplir las condiciones de un campeonato del mundo. De todas maneras el foco principal de inversión, el más importante y el que creo que nos desafía como país a pensarnos mucho más allá de los límites de un estadio, es el caso del Estadio Centenario. Es el único estadio declarado Monumento del Fútbol Mundial por la FIFA, un estadio que ya llegando a sus 90 años de construido requiere de manera perentoria una intervención.

EC —Sí, con o sin Mundial, el Estadio Centenario tiene que ser reformado y actualizado.

FC —Efectivamente, por eso digo que para Uruguay también es una oportunidad de involucramiento de algunos actores y con un sentido final que no daría otra circunstancia más allá de la posibilidad de ser una sede de un Mundial.

EC —¿Hay una estimación de cuál es la inversión necesaria en el Centenario?

FC —No, no hay una estimación, porque todavía no se han recorrido los caminos necesarios para poder hacer un presupuesto consistente. Incluso los análisis, los peritajes que han hecho algunas empresas que presentaron iniciativas en estos años no coinciden exactamente en la evaluación. Por un lado hay quienes dicen que hay que sustituir la estructura prácticamente en su totalidad y que se podría respetar algún espacio de valor patrimonial y simbólico para el estadio, como puede ser la torre de los homenajes y la base de la misma torre, y por otro lado hay otros que indican que la estructura original ha sido la más noble y la que mejor se ha conservado y que podría ser, si se trabaja a fondo, la base de la construcción de un nuevo estadio. Pero claramente este estadio debe ser transformado.

Pensemos que en el año 30 estábamos lejos del fenómeno de la televisación de los espectáculos deportivos, futbolísticos, estábamos lejos de la televisión. Eso marcó un cambio radical en la configuración de los estadios. Ni hablar de las unidades de negocio que se van asociando a las infraestructuras deportivas y que van haciendo de los estadios, más allá de las necesidades de confortabilidad y de seguridad de los espectadores, un fenómeno cambiante, dinámico, para el cual el Estadio Centenario no está preparado.

EC —¿Quién invertiría en la reestructura del Estadio Centenario?

FC —En esto también hay distintas experiencias en el mundo. Están las experiencias en que los Estados cargan con el 100 % de la responsabilidad, y en esta materia hay muchos ejemplos. En algunos casos se entiende que estas infraestructuras tienen un valor relativo importante, al punto de que el Estado asume la responsabilidad; en otras experiencias hay inversión y gestión mixta, y están las de inversión y gestión privada, que se han venido abriendo camino más recientemente, en los últimos años. Tenemos ahora el caso concreto en España de la empresa Wanda que gana la titularidad del estadio del Atlético de Madrid y gestiona, construye en un 100 %, asociada a unidades de negocios que dan sustentabilidad al emprendimiento, a la inversión y al repago de la inversión. El abanico es muy amplio.

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