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Entrevista central, viernes 24 de febrero: Óscar Bottinelli

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EC —Esta vez era diferente.

OB —Ahora me agarraba en otra etapa de vida. Ya hace más de un año que el manejo total de Factum lo tiene Eduardo Bottinelli. Yo sigo en una dirección general, manejando la parte de opinión pública, pero la está tomando él, me concentro más en los análisis políticos y manteniendo mi actividad internacional y podía estar dando este paso.

EC —Según las consultas que la producción de En Perspectiva realizó, tu nombre se manejó en varias reuniones interpartidarias hace poco, en las que se trató la futura integración de los organismos de contralor. Y en general, aunque nunca hubo una definición formal, parecía que había un buen ambiente para designarte. ¿Por qué es que ahora, miércoles, tú salís con esta carta?

OB —Pasa lo siguiente. La justicia electoral y el régimen electoral están en una situación, a mi juicio, de terminación de un ciclo de un siglo casi y requieren un gran sacudón, una reforma muy profunda, que empieza por reformas legislativas, y también tecnológicas, pero no solo es hacer un software, hay que cambiar la cabeza de mucha gente. No es fácil.

Yo me enteré de que estaban manejando mi nombre en mi última estancia en Italia. Había estado en noviembre, me había vuelto, y había ido para el referendo del 2 de diciembre. Estando allá empiezo a recibir wasaps, mensajes de voz que no entendía de qué me estaban hablando. Cuando aterrizo, me piden una reunión urgente, para el día siguiente, no sabía para qué era, y se me sampa la propuesta de la CE, en un tono que no era oficial en el sentido de que no venía en papel protocolizado, pero era. Mi primera reacción fue “es muy difícil esto, mucho no cuenten conmigo”.

EC —Estamos hablado de…

OB —9 de diciembre. Y el lunes 13 se ve que algo me pasó por dentro, el martes 14 hablé con todos los partidos políticos y hubo un pedido de que aceptara. “Esto no da más, es necesario hacer cambios profundos”. Yo venía impactado por un hecho; un plebiscito o un balotaje son lo más sencillo, hay dos opciones. Las urnas se cierran en Italia el domingo 2 de diciembre a las 11 de la noche, y a las 12, el presidente del Gobierno renuncia en cadena porque con los datos oficiales había perdido.

EC —Esos tiempos europeos para nosotros son completamente impresionantes.

OB —Y se vota en papel, no es voto electrónico. Fui siguiendo el escrutinio minuto a minuto, a los 45 minutos ya había más del 60 % escrutado, y cuando habla el presidente del gobierno ya iban en el 80 % y pico escrutado, pero ya en el 75 % era claro que iba a un 6 a 4 el triunfo del no a la reforma constitucional, que implicaba un no a muchísima cosa, derrumbaba todo el proyecto que venía en Italia, un gobierno originalmente de centroizquierda pero en realidad de entre centroizquierda y centroderecha.

Acá no son conscientes todavía con claridad ni la gente que está en la CE ni las dirigencias políticas de que acá la CE se ha salvado gracias a que nosotros –Factum, Luis Eduardo González– desde 1992 somos los que anunciamos el resultado y eso descomprime el ansia de la sociedad por saber qué pasó. Porque en la era de Twitter no se puede decir “esperen tres días para saber el resultado”.

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