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Entrevista central, jueves 7 de enero: Carlos Carmona

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Entrevista con Carlos Carmona, médico dermatólogo del Hospital Británico, ex profesor adjunto de Dermatología en Facultad de Medicina de la Udelar.

Video de la entrevista

EN PERSPECTIVA
Jueves 07.01.2016, hora 8.16

ROMINA ANDRIOLI (RA) —Estamos en verano. Las playas en todo el país rebozan de gente; los balnearios, parques, campings y termas se han llenado de personas que aprovechan estas fechas para realizar todo tipo de actividades al aire libre. Todas, en mayor o menor medida, expuestas al sol abrasador que suele acompañarnos en esta época. A ese mismo sol al que deberíamos tener un poco más de respeto.

En Uruguay, cada tres días muere una persona como consecuencia del cáncer de piel. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud, este es el tipo de cáncer que aparece con mayor frecuencia en todo el planeta, y también en nuestro país.

Pero aunque esa es la más grave, es solo una de las consecuencias de la sobreexposición al sol.

Vamos a profundizar en los efectos que el verano puede provocar en nuestra piel si no tenemos el cuidado adecuado. Para eso, recibimos al doctor Carlos Carmona, médico dermatólogo en el Hospital Británico, ex profesor adjunto de Dermatología en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República.

¿Cómo es un verano para un dermatólogo? ¿Va a la playa?

NICOLÁS BATALLA (NB) —¿Veranea en invierno?

CARLOS CARMONA (CC) —Veraneamos en general. Creo que la mayoría de los colegas son conscientes y se fotoprotegen adecuadamente, evitan las horas pico, que es una de las cosas más importantes que debemos señalar.

NB —Comencemos hablando de la piel, sobre la que quizás no nos hacemos tantas preguntas, y esta es una buena oportunidad para hacerlo. ¿Qué función cumple específicamente la piel en el cuerpo?

CC —La piel cumple muchas funciones. La principal es la función de separar el organismo del exterior, actúa como órgano de interfaz. Esa interfaz está en contacto con el ambiente, y dentro del ambiente está en contacto con todo lo que nos rodea. Por ejemplo, las radiaciones ultravioletas (UV) provenientes del sol. La piel está diseñada para protegernos; además es un órgano de sensibilidad, del tacto; es un órgano inmunológico, forma parte del sistema inmunológico, tiene funciones de defensa, evita el ingreso de los patógenos.

RA —¿Por qué el sol puede dañarla?

CC —El sol tiene dos tipos de efectos sobre la piel. Unos que son menos preocupantes, que son los efectos inmediatos, el más común son las quemaduras solares y en menor medida las alergias solares, que son pasajeros, son agudos, son episodios de pocos días. Y otros que son los efectos que llamamos acumulativos, que son los más importantes, aquellos en los que los dermatólogos ponemos énfasis, que son efectos a largo plazo. Son los efectos que el sol genera en el correr de los años en personas que se han fotoexpuesto más o menos continuamente a lo largo de su vida.

NB —¿Una exposición adecuada al sol puede ser beneficiosa para la piel?

CC —Sí; la piel, entre otras cosas, tiene la función de producir vitamina D, y esa producción de vitamina D es esencial, porque el 90 % de la producción de vitamina D en el cuerpo deriva de la piel. Esa producción de vitamina D está inducida por la fotoexposición, por tanto, si carecemos de fotoexposición, si no nos exponemos al sol, esa vitamina D no se produce y estamos expuestos a padecer los efectos de una hipovitaminosis D, de tener efectos sobre el metabolismo del calcio, del fósforo, por ejemplo, en los huesos.

RA —O sea que algo hay que exponerse.

CC —Para llegar a los niveles mínimos de vitamina D necesarios alcanza con exponer 25 % de la superficie corporal (brazos, cabeza), circulando normalmente, 15-20 minutos.

RA —Por día.

CC —Sí, no me tengo que tirar sol a la una de la tarde para tener vitamina D.

RA —¿Cuáles son las principales consecuencias de la sobreexposición al sol?

CC —El efecto acumulativo se manifiesta con los años, en forma de dos fenómenos más o menos interdependientes. Uno de ellos es el envejecimiento de la piel, la piel prácticamente no envejece hasta los 75-80 años en la gran mayoría de las personas si no es por el sol. Eso es muy fácil de ver, uno puede mirarle la piel a la gente en las zonas que han tomado sol versus las zonas que no han tomado sol y las diferencias son muy significativas. La aparición de manchas, la pérdida de brillo, la pérdida de luminosidad de la piel, la pérdida de elasticidad, la aparición de surcos, la aparición de manchas, manchas blancas, manchas oscuras, son todos fenómenos de envejecimiento, son señales de envejecimiento por fotoexposición que se ven a lo largo de los años que en la gran mayoría adquirimos antes de los 18-20 años. Se calcula que el 80 % de la exposición a lo largo de la vida se produce antes de los 18-20 años.

NB —¿A qué se debe eso?

CC —Se debe a que los ultravioletas que nos envía el sol, sobre todo los de tipo A y V, que son los llegan a la superficie del planeta, a lo largo del tiempo van produciendo daños en estructuras propias de la piel, por ejemplo en el tejido colágeno. El tejido colágeno, que forma parte de la dermis, de la capa media de la piel, que es la que tiene que ver con la elasticidad, el volumen, va perdiéndose con los años inducido por la fotoexposición. Se va dañando la estructura de la epidermis, que es la capa superficial de la piel. Todos esos daños combinados generan un proceso que llamamos fotoenvejecimiento: envejecimiento inducido por el sol, que no se ve si no es por el sol.

NB —¿Cuál es el cambio que se produce para que a partir de los 20 años ese daño no sea tanto?

CC —Está calculado que en promedio el 80 % de la exposición solar se hace antes de los 20 años. Obviamente, si uno tiene una vida profesional que implica tener contacto con el sol después de los 20-25 años, porque trabaja al aire libre, en cualquier tarea, por ejemplo agropecuaria, etcétera, eso cambia. Pero en promedio está calculado que para los citadinos, los que trabajan en oficinas o en fábricas, en general la exposición solar máxima es antes de los 20 años. Por eso es muy importante el cuidado en la infancia y la adolescencia.

RA —¿En todos los casos de exposición al sol aparece este trastorno de envejecimiento de la piel?

CC —Este proceso de envejecimiento está facilitado por lo que llamamos fototipo. El fototipo, que es algo que no podemos modificar y que está genéticamente determinado, es nuestra capacidad de responder a la exposición solar. Los fototipos, que están clasificados de 1 a 5, van desde aquellas personas que jamás se broncean hasta los afrodescendientes. En todo ese espectro hay personas que son muy susceptibles y personas que son menos susceptibles. Pero dentro de ese espectro el efecto es el mismo, la intensidad es mucho menor en quienes tienen fototipos altos, o sea que se broncean con mucha más facilidad, que en quienes no se broncean con tanta facilidad, que tienen pieles claras, pecosos, que se queman más que se broncean. Esos efectos de daño solar acumulado se ven más en poblaciones que tienen pieles más blancas.

EC —¿De qué manera puede prevenirse el envejecimiento de la piel?

CC —Ese proceso puede prevenirse adoptando estrategias de fotoprevención y de fotoexposición. No es solo el uso de protectores solares lo que está en juego, es también evitar la asistencia a playas o a espacios al aire libre en los meses de mucha intensidad de sol en las horas pico, evitar ese 80 % de radiación ultravioleta que llega entre las 11 y las 17 horas; fuera de esos momentos recibimos solamente el 20 % que llega en las horas previas o posteriores. Eso es muy importante, es una parte de la estrategia.

La otra parte de la estrategia es evitar el sol directo, usar prendas adecuadas, de trama ajustada, usar lentes de sol con filtro para los UVA y UVV para evitar el daño solar en los ojos, que es otro capítulo importantísimo, usar sombreros de ala ancha. Y dentro de ese grupo de estrategias (prendas, sombreros, lentes, sombra, etc.), hablando de sombra, hay que saber que si uno está en la playa bajo una sombrilla igual está recibiendo una importante cantidad de exposición solar.

RA —Eso es importante, con la sombrilla no estamos suficientemente protegidos.

CC —No, porque casi el 30 % de lo que recibimos en la playa deriva del reflejo de la arena y del agua. Entonces no es lo mismo debajo de una sombrilla en un jardín que debajo de una sombrilla en la playa.

***

NB —Decíamos que cada tres días muere una persona en Uruguay por cáncer de piel. Llama la atención la frecuencia, pero también el hecho de que una enfermedad en la piel, algo tan superficial, sea tan mortal. ¿Qué es el cáncer de piel?

CC —Dijimos que el daño solar acumulado genera dos procesos nocivos, uno es el fotoenvejecimiento y el segundo es la formación de cáncer en la piel. El cáncer de piel es un grupo de enfermedades malignas, que implican la transformación maligna de células de la piel. Hay dos grandes grupos de cánceres de piel, es muy importante hacer la diferencia. Por un lado está el grupo de cánceres que se llaman no melanomas, que son los más frecuentes, los que vemos en la consulta quizás todos los días.

RA —¿Se habla de cáncer de piel cuando no son melanomas también?

CC —Sí, sí, se habla de cáncer no melanoma, para diferenciarlo del melanoma. Es el cáncer de piel que llamamos carcinoma. De estos hay dos grandes tipos, vasocelular y espinocelular, que son más del 90 %, (90 %-95 %) de los cánceres de piel. Esos cánceres, que se ven por la exposición prolongada al sol a lo largo del tiempo, en personas de más de 55, 60 años, se ven más en pieles claras, en gente que ha tomado sol durante mucho tiempo en la vida y que tiene piel clara, y son en su gran mayoría tratables de distintas formas, pero tratables y curables.

El otro tipo importante es el melanoma. El melanoma es el cáncer que deriva de las células del pigmento de la piel, los melanocitos, que son las células que producen la melanina, el pigmento que nos protege y genera el bronceado. Justamente, la melanina tiene como función protegernos de los ultravioletas A y V, por eso cuando nos exponemos, nos bronceamos. Esas células que son los melanocitos tienen la capacidad de transformación maligna y eso genera un cáncer que es extremadamente agresivo que es el melanoma. La gran mayoría de las muertes son producidas por melanoma.

NB —Si bien los no melanomas son más comunes aquí en Uruguay, los melanomas son los más mortíferos.

CC —Exactamente. La mortalidad por cáncer de piel deriva sobre todo de los melanomas. Y un dato que esas estadísticas no señalan es que la mayoría de las muertes por melanoma se producen en gente joven, menor de 55 años. Entonces a la mortalidad debemos agregar el impacto importante en ese grupo poblacional, el melanoma es un cáncer que puede atacar a gente joven.

RA —¿Cuáles son los síntomas? Porque uno a veces se deja estar, no percibe mayores cambios en su piel, pero después va al dermatólogo y puede encontrarse con alguno de estos cánceres que usted mencionaba.

CC —Más que de síntomas, hablamos de signos. Los signos son elementos verificables sobre la piel. El melanoma se manifiesta en la gran mayoría de los casos como lesiones pigmentadas, oscuras, como si fueran lunares. De hecho, una parte importante de los melanomas derivan de lunares. Entonces quienes tienen muchos lunares tienen mayor posibilidad de desarrollar melanoma, y sobre todo un grupo de personas que tienen un tipo de lunares que se llaman atípicos, que son lunares grandes, con determinadas características de color, de forma, de tamaño que hacen que sean lunares que hay que controlar, vigilar y estar atentos en caso de que cambien. El melanoma es un cáncer que puede ser detectado tempranamente a partir de la autoobservación, conociéndose, conociendo su piel, observando si hay cambios. Porque un dato muy importante es que una lesión pigmentada que ha estado ahí, un lunar que ha estado durante mucho tiempo, empiece a cambiar. Si uno conoce su piel, se ha autoexaminado, sabe lo que significa eso.

NB —¿Con qué velocidad suelen darse esos cambios?

CC —En general se dan a lo largo de meses, incluso a veces de años. El melanoma tiene la particularidad de que es un lunar que en general primero crece en superficie y luego se profundiza. Si conseguimos extirparlo, eliminarlo en la fase de expansión en la superficie, en un gran porcentaje de casos conseguimos curar al paciente. Cuando el melanoma inicia su proceso de profundización en la piel, en la profundidad de la dermis, es más difícil que consigamos curarlo, porque tiende a difundirse, a metastasear, generar nidos de células en otros órganos a distancia, con mucha facilidad.

NB —¿Todos los cánceres de piel tienen como origen una exposición excesiva al sol?

CC —No, hay cánceres de piel que tienen que ver con una predisposición genética. Algunas familias tienen mutaciones genéticas que se trasmiten de generación en generación y pueden inducir con facilidad la generación de cáncer de piel. Pero estos son casos particulares y muy limitados, la gran mayoría tienen que ver con fotoexposición. En el caso del melanoma, lo que se ha asociado más desde el punto de vista epidemiológico es la historia de quemaduras solares en la infancia y en la adolescencia. La aparición de melanoma en la vida adulta está más asociada con una historia personal de quemaduras solares, ampollamientos, enrojecimientos, ese tipo de cosas.

RA —¿Hay alguna razón que explique que el cáncer de piel sea el tipo de cáncer más frecuente?

CC —La piel es el órgano más grande del cuerpo, como decía, es un órgano de interfaz, que está expuesto al medioambiente, por lo tanto es vulnerable a dos tipos de fenómenos. Uno es el comportamiento, que ha ido cambiando con los años. La cultura del bronceado y de la exposición solar es algo bastante nuevo en la cultura occidental, es del siglo pasado, de los años 40 para acá. Por eso ahora estamos asistiendo a esa población que en los años 40 y 50 empezó a exponerse al sol en forma voluntaria, yendo a la playa, usando ropa que no cubría la mayor parte del cuerpo. Estamos viendo los efectos 30, 40, 50 años después de esa exposición. Por eso estamos viendo un incremento sostenido de los cánceres no melanomas en los últimos años. El segundo fenómeno, que también es importante, es el aumento de la expectativa de vida de la población. En la medida en que la gente vive más, tiene más chances de generar este tipo de lesiones.

RA —No se alertó lo suficiente en aquel momento.

CC —No había evidencia epidemiológica, había muy poca evidencia epidemiológica. La cultura del bronceado está muy ligada a una figura de la moda, dicen que la impuso Coco Chanel, y también asociada a las costumbres. En los años 20 la gente no iba a la playa a tomar sol, iba vestida, había carpas; es más, socialmente era mal visto el bronceado, porque se lo asociaba a oficios al aire libre.

NB —¿Cómo se trata un cáncer de piel?

CC —Los cánceres no melanomas se pueden tratar por distintos métodos, en general quirúrgicos, pero algunos también usando medicación tópica, en forma de cremas. En los últimos años ha aparecido la posibilidad de tratar algunas lesiones superficiales con tratamientos locales que son efectivos en general. Este tipo de cánceres se curan en la gran mayoría de los casos, no generan diseminación a distancia, más que nada los efectos y la dificultad del tratamiento dependen del sitio. Por ejemplo, si tenemos lesiones muy cerca del glóbulo ocular, del ojo, eso implica extirpar la lesión de tal manera de evitar una extensión al ojo. Porque estas lesiones crecen por extensión local, no se diseminan. En el caso de melanoma el tratamiento consiste en la extirpación quirúrgica de la lesión, el estudio y la determinación de su grado de profundidad.

NB —Por el riesgo de metástasis.

CC —Claro. Si determinamos que el melanoma es superficial y no llega a determinada profundidad, se considera que es una enfermedad localizada y que una vez extirpada está curada. Si la lesión se profundizó más allá de determinado valor de distancia de la superficie hay una serie de estrategias para determinar si se ha expandido a nivel de los ganglios o eventualmente de otros órganos, y se hace lo que se hace con todos los cánceres, estadificarlo para planificar el tratamiento. En los últimos cinco, seis años, hemos asistido a la aparición de tratamientos para el melanoma diseminado –no el localizado–, que durante años fue un cáncer intratable, que prácticamente no tenía posibilidades de sobrevida, porque las quimioterapias eran poco efectivas. Los llamados productos biológicos, que son en general proteínas producidas con tecnología de biología molecular, son capaces de mejorar la sobrevida de algunos pacientes de melanoma.

RA —¿Hoy en día qué posibilidades de sobrevivir tiene un paciente con melanoma?

CC —Si el melanoma es superficial las chances son altas, se considera una lesión grave pero completamente curable, extirpable, el paciente se vigila y se monitoriza, pero el problema desaparece. El problema es cuando la enfermedad se diseminó, ahí la sobrevida es de cinco años, baja mucho, depende del grado de diseminación.

NB —¿Cómo se previene el cáncer de piel? Hay un dato que la población maneja bastante, que está muy difundido, que es que entre las 10 y las 16 horas no se debe bajar a la playa. Sin embargo parece que es un dato que no se toma muy en cuenta.

CC —Lo que he visto a lo largo de los últimos años es que hay una disminución de la cantidad de personas que se encuentran en la playa a esa hora.

RA —¿Percibe mayor concientización de la población en general sobre este tema?

CC —Sí, sí, lo percibo en mi consulta…

RA —Tienen más consultas los dermatólogos hoy en día que antes.

NB —¿Hay suficiente cantidad de dermatólogos para atender el problema que tiene Uruguay con el cáncer de piel?

CC —Sí; la cantidad en general no es un problema, el problema es que la gente tenga acceso al dermatólogo, la facilidad que tenga para acceder al dermatólogo. La cantidad de dermatólogos en general no es un problema, hay dermatólogos en todos los departamentos del país, que atienden en los sistemas públicos, privados, en el sistema mutual. No hay dificultades en términos numéricos. Muchas veces hay dificultades en cuanto a la accesibilidad, en los tiempos de acceso. Eso depende de cada institución.

RA —¿Cuántas veces al año uno debería consultar al dermatólogo?

CC —Es muy variable, no hay un número. Hay gente que no tiene que consultar necesariamente al dermatólogo. La consulta se da en aquellos que tienen elementos que los hacen más susceptibles a padecer cáncer de piel. Por ejemplo, quienes tienen muchos lunares o quienes tienen ese tipo de lunares que llamamos atípicos. Esos pacientes tienen que hacer consultas anuales o incluso semestrales. Pero hay personas que no necesariamente tienen que hacerse un chequeo anual con el dermatólogo, que pueden consultar para ver si tienen que hacerse un chequeo anual, pero la respuesta en muchos casos es que no tienen que venir todos los años ni mucho menos. El autoexamen es muy importante, conocerse a uno mismo es muy importante.

NB —¿Cuáles son las medidas preventivas más importantes, además del horario de exposición al sol?

CC —Hablábamos de las prendas, de buscar la sombra, del sombrero, de los lentes, y como complemento el uso de protectores solares. Los protectores solares son en general en forma de cremas, de lociones, de geles, son compuestos que en su gran mayoría absorben la luz del sol, que tienen la capacidad de absorber esos UVA y UVV e impedir que pasen hacia la profundidad de la piel. Esos protectores en general se califican, en función de su eficacia, en términos numéricos para la protección contra los UVV.

RA —¿Cuál es el factor que deberíamos usar hoy en día?

CC —Deberíamos usar protectores de no menos de 30 y saber que los protectores no son efectivos más allá de dos horas y que si nos sumergimos o si tenemos actividades que impliquen transpirar abundantemente tenemos que volver a aplicarlo. O sea, dos horas, aplicar de vuelta; aplicarlo antes de exponerse es una buena estrategia.

NB —¿Con qué anticipación?

CC —Por lo menos 15 minutos antes y toda la zona que vaya a ser expuesta. Hay gente que se olvida de ponerse protector por ejemplo en las orejas y se quema las orejas.

NB —¿El protector es igual de efectivo para los UVA como para los UVV?

CC —Sí, en el caso de los UVA se clasifican en protecciones bajas, medias y altas. Hoy en día la gran mayoría de los protectores que tienen factor de protección 30 o mayor tienen protección asociada contra UVA alta, es un combo completo. Pero ningún protector solar protege 100 %, aquellos que son muy sensibles al sol saben que incluso aplicándose protectores de 30 tienen posibilidad de sufrir alguna quemadura. El protector protege un 95 %-97 % y hay un porcentaje pequeño que pasa.

RA —¿Cuánto más me protege un factor 50 que un 30?

CC —Un 3 %-4 % más, nada más. Ganamos poco por ese lado. Pero las personas que son de piel muy clara y muy sensible obviamente se benefician de usar esos protectores que son 50 o incluso 60. Hay instituciones regulatorias –por ejemplo las agencias europeas– que no aceptan esa nomenclatura más allá de 60, no aceptan que haya protectores 100, por ejemplo.

RA —Si es tan importante el protector solar, ¿por qué es tan caro? Hay varias preguntas de los oyentes por ese lado. Gustavo dice: “Consúltenle al doctor Carmona su opinión sobre el precio de los protectores solares, y si no cree que para grandes sectores de la población eso puede constituir una seria limitante para su uso. Pensando no solo en el veraneante, sino también en quienes trabajan expuestos al sol, pescadores artesanales, obreros de la construcción, asalariados rurales”.

CC —Es así, hay protectores solares que son muy costosos, depende como siempre de los ingresos de cada familia. Hace algunos años, por gestiones de la Sociedad de Dermatología del Uruguay, se consiguió que los protectores de 30 o mayores tuvieran el mismo tratamiento impositivo que tienen los medicamentos, que antes no lo tenían. Hubo una disminución de precios que en muchos casos no fue suficiente. De todas maneras, cuando uno compra tiene que buscar el costo-beneficio, en mi opinión tiene que buscar aquellos protectores que tienen volumen más grande, que cuando uno hace las cuentas no son tan caros si se los compara con algunos que son más pequeños, más baratos, pero que no sostienen esa ecuación precio-volumen.

NB —¿Los dermatólogos en un consulta pueden recetar el protector?

CC —Sí; depende de las instituciones, no tengo la certeza de que en todos lados sea así.

NB —Algunas instituciones lo hacen y en ese caso con un tique de medicamento pueden retirar el protector, pero no todas lo hacen.

RA —¿En el caso de los niños es igual?

CC —Se debería evitar exponer a los niños menores de un año directamente al sol, en eso hay un acuerdo bastante claro. Hasta el año los niños deben recibir vitamina D como suplemento. No se aconseja el uso de protectores solares antes del año, si bien no está demostrado que generen problemas en la piel del niño. Después del año se aconsejan los mismos cuidados: protección, sombra, protectores de 30 o superiores, evitar las horas pico.

RA —Tengo varias preguntas en torno al tema protectores solares. Gustavo pregunta: “¿Existen formulaciones caseras más económicas que sirvan para bloquear los rayos UV?”.

CC —No las conozco. En la década del 60, cuando todavía no teníamos este tipo de protectores solares que tenemos ahora, que son sobre todo químicos, había en el mercado muy pocos protectores que eran físicos, generaban una película protectora basados en óxido de zinc e incluso de titanio. Ahora esos productos se han incorporado a algunos de los protectores solares para tener los dos efectos, la protección química y la protección física. Pero no conozco fórmulas caseras para protegerse.

NB —¿Y qué tan efectivas son las estrategias postsolares, aplicarse cremas humectantes luego de tomar sol?

CC —Son adecuadas, pero no tienen ningún efecto sobre el daño que pueda haber hecho el sol. Por ejemplo, si estuvimos un tiempo largo expuestos al sol en horas pico sin protección solar y nos quemamos, el daño a nivel de nuestro material genético, del ADN, que es el que con los años genera el cáncer de piel por acumulación, ya está producido.

RA —Otra pregunta de la audiencia: ¿hasta qué hora conviene ponerse protector solar?

CC —Si uno va a la playa conviene ponerse protector solar siempre. Obviamente, si uno va a pescar a la encandilada me parece que no necesita.

RA —Pienso que la pregunta viene por el lado de que hoy se recomienda mucho el uso diario.

CC —Claro. Para aquellos que trabajan al sol es una necesidad tener a mano un protector solar. La gente que trabaja seis, siete horas en contacto con el sol necesita llevar consigo el protector solar.

RA —Hay un tema que ya mencionó, pero conviene comentar el mensaje del oyente: “El protector solar no deja pasar la vitamina D necesaria para fijar el calcio. Es mejor ir a horarios apropiados y usar camisa liviana de algodón”. ¿Qué dice respecto a esta afirmación?

CC —Primero, que no es que no deje pasar la vitamina D; la vitamina D se produce en la piel por efecto de los UVV. Esa vitamina no se genera si usamos protectores solares, pero está demostrado que es suficiente una exposición muy pequeña de 10, 15, 20 minutos de la cuarta parte de la superficie corporal diariamente para tener la cantidad de vitamina producida en la piel que necesitamos.

RA —Otro oyente plantea: “El sol ahora es mucho más agresivo que antes”.

CC —Sí, se discute el efecto del famoso agujero en la capa de ozono. El agujero en la capa de ozono es una falla sobre todo a nivel de la Antártida y en el sur del continente en la cantidad de ozono que nos protege de los ultravioletas. Ese agujero, que se detectó hace unos 30 años, se empieza a abrir en setiembre y para enero está prácticamente completamente ocluido, es un fenómeno de primavera básicamente. La periferia del sur de América del Sur, donde estamos nosotros, sufre los efectos de esa disminución. No los sufre tanto como el sur de Argentina, el sur de Chile, donde está demostrado que los efectos son muy importantes. Quizás parte de incremento que observa la gente en cuanto a la intensidad del sol tenga que ver con eso.

NB —En los últimos años se ha hecho muy común la utilización de pequeñas carpas en la playa para proteger a los niños del sol. ¿Qué tan efectivas son?

CC —Pasa lo mismo que pasa con las sombrillas, la protección depende de la trama, del tejido. Eso tiene que haber sido testado en laboratorio, tiene que estar confirmado y avalado. Lo mismo que las prendas con protección UVV, son prendas que se han expuesto a fuentes de UVV y se ha medido cuánto pasa a través de ellas.

Video de la entrevista

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Transcripción: María Lila Ltaif

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