Galgomundo

NUEVA PIEL PARA LAS VIEJAS CREENCIAS (sinceramente, gracias to L. Cohen)

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FOTO: Galgomundo

Gracias al galgo es viernes en el diario de Galgomundo no hay canto rodado, puede que pescado, capaz rabioso ñoquis.

Me despierto más de una vez en la misma mañana, y eso puede pasar como si hay un corte de luz donde está la antena que dice viva la radio en Radiomundo 1170am (back to mono, otra vez en el dial como le gusta decir al galgo).

Se termina la entrevista central con algo que dice estuvo buena haber estado y es posible que el final de una canción de los Twist, les venga bien para la despedida, es que dice que era un sábado a la noche, alguien tenía plata y hacía calor, no se trataba de cieguitos, por algo le repitieron, le recordaron, nos volveremos a ver.

En la radio que da al Puerto del Buceo se pueden convertir en una canción de una banda casi desconocida de los ochenta que repite dónde está el océano, dónde es que esté ese para nosotros. La recomendación de Toni Childs, viene de la película de las que salen volando en el final abierto, de dos días en la vida y el tipo no hablo más.

El que ladra es el galgo y en la tertulia de los viernes hay un filósofo a la distancia, uno con la J presencial, una voz nueva, otra conocida que no me acuerdo y el man called E que los presenta y pone el tema arriba de la mesa.

Tiene que ver con las roscas de cuánto creemos en cuál D, en los porcentajes en picada con llévame a la iglesia a tiempo, los amores modernos y no gracias soy ateo y solo creo en los galgo huevos.

Los escucho hablar del tema central, toman por unos caminos y vuelven otra vez. Donde tomo el café frío ahora que estoy bien despierto el aire está demasiado más frío que el cold brew en mi cuerpo.

No es la sangre de C, es la sangre en los surcos en lo que creo. Voy a tener que ir más cerca del sol. Salir de esta mesa grande que tiene menos de dos sillas vacías, imposible que alguien me vaya a traicionar un beso. Está alejada de donde se escuchan los nombres de los que pidieron cosas y los nombran para que sepan que lo de ellos está pronto.

A ninguno le gritan lo que le gritaron una vez a Dylan cuando se puso eléctrico con los halcones que se cambiaron el nombre a uno mucho más simple con el nombre de la banda que eran ellos con los que iban a ser liberados y despedidos con un último waltz.

Pienso en la lista de canciones que me gustaría hacer para esta vez que no hay casi nada del canto rodado y muchos ñoquis en todas partes sin manteles o con individuales.

La primera que se me ocurre cuando no estoy mirando el techo, es una que no tiene nada que ver con haberme cambiado de mesa, una que da al sol y la rambla y que el vecino más cercano a la derecha se haya metido en un zoom y no pueda parar de reírse de una manera opuesta a descontrolada, es silenciosa como la del relato de aquel que le explicaba a la investigadora el asunto del silencio de los corderos.

De las canciones que dicen creo, me gusta la última de la que me sé la letra y que es de Fernando Cabrera, que dice creo que te amo. Eso puede ser algo en lo que poder creer, en lo que cantaban los de la caverna de liverpool cuando salieron de ahí gritando help primero y todo lo que necesitas es amor después. No me voy a pasar ahora a las campanas de nadie, de un tango feroz de nadie, o es muy poco probable que te puedan robar el corazón y devolverte el mismo. Lo peor que escuche fue que te lo saquen con uno de esos que en Francia le pusieron el nombre de un presidente que pasaba mucho tiempo con los brazos abiertos y cuando los baja puede destapar una de esas que alguno puede creer que si es tinto es la sangre y es blanco o rosado quien sabe. Mejor no pensarlo más veces, ni siquiera dos.

Creo que te amo, y después venía la de John Winston Lennon que no le gustaba rendirse, nadie iba a creer que una noche alguien de doble fantasía con el libro ese en el bolsillo podía arruinar un paseo de regreso del central Park, o si la noche hubiera sido más larga y el malo se fuera a quedar dormido en la puerta.

Tiene una canción con el nombre de Dios, y otra con el nombre de Yoko. Vamos con la primera.

De las canciones de creer hay una que es del tío Neil, que dice creo en vos. Está en el disco ese con el nombre de lo que vino después de la fuga del oro, en ese dice que va a esperar hasta que venga la mañana para ver si se le pasa. También en el primer surco le pide a alguien que le diga porque. No lo resuelven en la mesa, porque si o porque no.

Como los que decían que Londres estaba llamando, pero también, estaban ante la duda más complicada que ser o no ser. La de que si mejor quedarse o irse, esa era la verdadera cuestión de los Clash.

Que me recuerdo, porque siempre vale recordar cada momento, cuando estaba en un bar cerca de un puerto, el que tiene el nombre de una ballena famosa, que cuando mire para la caja me que choque con un cartel que decía en perfecto ingles algo distinto a mañana se fía, in God confiamos, el resto debe pagar.

En lo que Aretha le puede interesar y en lo que a mi me respecta, yo creo en el vestido todo colorido de la señora que ahora mira a la rambla, que no tengo idea si esta noche come pescados y hoy almuerza ñoquis, se que toma un café y yo me tengo que ir antes de que ella lo termine. Me doy cuenta que se llama Camila, porque se levanta y vuelve a su mesa con un doble expreso.

En lo que al galgo refiere puede ser una canción del rápido parpadeo del ojo que dice perdiendo mi religión. Salvo que sea una que cree en los 101 galgo huevos, las historias de carretera, las notas de voz que se convierten en notas de aire cuando dicen esas tres palabras que también pueden venir con la foto del lugar o sitio en el mundo donde escuchan el galgo ladrar en Radiomundo 1170 AM back to mono o stereo en la aplicación o la web.

Viva la radio

Saludos, cordiales

El galgo.

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