Galgomundo

Puede ser que el diario de Galgomundo sea efímero, y los que se quedan no tanto.

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FOTO: Galgomundo

Pero al mismo tiempo es veloz, porque tiene que hacerse rápido, o rápidamente, o cosas de ese tipo, como rápidamente maniobras en la lluvia, digo porque eso viene siendo desde hace unos cuantos días, nunca llegan a ser siete como la película aquella de los pecados capitales, en la que nunca parecía que iba a pasar eso con la lluvia, que se cayó de un piso alto un verano en Mar del Plata decía, y hasta todo repiten, sin ser un dicho, o un refrán, solo una simple verdad, que es distinto a la mentira piadosa del visco en cual ojo, para salvar a uno más joven, y salvarse más viejo, de algo cuando era joven.

Lo de las verdades casi absolutas es que el último posteo de puede ser que tuviera cuatro P.D. del Tussi que leí, era uno que hablaba de la película que el sapo me compartió, y que hace días quería ver.

De las cosas que sabíamos todos, era que pasaba en Navidad, año nuevo, y esas fechas que hace un rato quedaron atrás, pero saben volver. De lo que el finado escribió, coincide bastante con la conversación que tuvimos esa vez con mi amigo Sapin, no Camila, sino Diego, Gotcha te atrape, Diego Zas.

Sabía por lo que el Tussi había escrito, que era algo parecido a esas cosas donde no hay una mente brillante, pero una sociedad de poetas muertos, que esta vez no tienen la música de Eliott Smith, pero sí la del tipo con los Cloudy Shoes, el que le robó la gran nube a John Cale y siguió cantando y grabando discos.

El que más nos gustaba escuchar era uno que si lo busco, creo que no lo encuentro, es una larga lista de los que puedo buscar, y no encontrar, pero eso como dice una canción, a la policía, ni a nadie le interesa, eso como eso de los tuve, a nadie le interesa lo que tuviste o dejaste de tener. Nos hacemos historia, somos presente, buena suerte en el futuro.

Desde todos los tiempos, de cuando el cine se inventó, y puede que antes de que las palomitas se inventaron, o el pop llegará a nuestras queridas salas de la vida con goteras en días perfectos. Están las películas que siempre, pero siempre, inevitablemente, desde que Al Pacino era ciego en perfume de mujer, llueva, pero mejor si llueve, dejaste a tu hija en el jardín, no te volviste a dormir aunque no era para falta de sueño, aparece un hueco, y ese tiene el nombre de una película, otra más en la que todo va a estar bien, vas a caer en todas las trampas de algo que puede estar ambientado cerca del año en el que mi hermana nació, uno poco antes o después de yo nacer y mi hermano del medio ver lo que iba a venir.

Otra vez, querido director del apellido parecido al dolor, Alexandre Payne, sabes bien como moverte, en colegios privados, en Boston con la nieve, en el camino a los loqueros, en me robo el adorno de navidad de esa que se llama Lydia, pero le dicen por el apellido de soltera, pero descubrimos que tiene novio, y el buen profesor de Historia de los días de locos que toma Jim Beam, no iba a tener chances, más que de una sonrisa. La que perdió a su pobre hijo que fue a la guerra, en la cocina entra en crisis, pero sabe que la sobrina solo le iba a dar apenas un beso en la boca, y ese postre con cerezas, derecho con helado y whisky de Tennessee, obviamente iba a terminar mal arriba del capot de un caer, y felizmente caer de lado que caen las tostadas, pero en la nieve.

Hasta que llegamos con el diario de Galgomundo, esquivamos la canción moderna, salteamos las páginas de los diarios tristes de Cheever, no fui hasta la escollera, no me da el tiempo para llegar al segundo piso. De esa manera son las cosas en este jueves 14 del mes de la M de Marzo, esto lo debería de haber dicho al principio, las disculpas a Oh Romero, que dice, por donde empezaste ahora, no sea cosa que te hayas instalado en la carpa de los que duermen afuera de la casa en la que vivís, en un efecto submarino de las drogas que se pasan.

No estoy casi que sano y salvo, fuera de los efectos de un submarino, puede ser que haya sido un buen ejercicio ver esas películas que no viene con mensaje de nada, solo nos recuerdan algunas cosas que vimos o estuvimos, y de las quien sabe, pero seguramente Damien Jurado, al que le pidieron algunas canciones, puede haber visto y haber estado involucrado también. Sino para que escupir el trago de esa botella que a es otro estúpido, que de hecho le regalaron, y como buen maestro del discípulo, le hiciste cuando todas estaban de vacaciones y alguien puede haber vomitado en el gimnasio o por suerte solo sacarse un hombro, cosa como siempre se arregla, y puede volver a aparecer, pero ya aprendiste que hacer para que todo vuelva a su sitio, y no hablamos de cosas, o si, pero del lugar en el que escuchas este galgo ladrar, antes de morder, llorar, y todo otra vez, como dice la canción para tan lejos, Marianne. No podía faltar. Si supieran cómo hacer estas películas más veces, no las vería todas las veces.

Viva la radio.

Saludos, cordiales,

El galgo

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