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Medio siglo del hermano del medio (A Case of You)

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FOTO: Galgomundo

Suena el teléfono de línea, pero no es para mí, nunca es para mí en el bar del piso diez en el techo de un hotel en alguna parte de los pocitos. Lunes en las vísperas del hermano del medio, por fin cumple medio siglo, y con eso puede quedar resuelto el caso. Va a estar lejos, no voy a poder llegar hasta el lugar donde festeja con su querida amada, madre de tres en escalera caracol, pudo haber sido un calco, una arriba y dos varones después. No todo se repite idéntico para nadie, él parece haber logrado una cosa que en dos intentos no pude, lo que dice Tina Turner cuando canta en bailarina particular, que le hubiera gustado formar una familia, pero parece que no pudo con eso, y tuvo que conformarse con que le paguen en todas las monedas, débito, cash ahora, si te vuelvo a ver no me acuerdo. Pensaba yo, estaba bien equivocado, que esa guitarra era del guitarrista y cantante de los sultanes del swing, pero es otro, con la J de Jeff y el apellido del que cantaba ‘soy un perdedor’, ¿por qué no me matas?

La torcida está en el sureste, unos brasileños con demasiado de lo que nos falta por acá. La buena onda se consigue cuando naces arriba del Chuy, antes de llegar a Porto Alegre, ya se consigue, no sé por qué tu mamá también se comió un baurú, durante el embarazo, puede ser la música en la panza, o el juego bonito que corre por las venas, como una vez que llovía y un piloto de Fórmula 1, que al principio corría en un auto negro de unos cigarrillos que puede que no se fabriquen más, después con el que se había prendido fuego la cara Lauda, en uno de esos, una vez que llovía mucho, puede que le haya ganado a un piloto francés que tenía casi que la escarcha en el apellido.

Los brasileños no son huéspedes en el hotel del bar en el techo del piso diez. Pero hacen algo increíble cuando se van, aplauden al DJ antes de irse, aplauden de pie, saludan y se van a buscar pizzas a alguna parte, vinieron por un partido que se juega el jueves en el estadio centenario.

Esta semana voy a tener que correr más rápido que Senna en su auto preferido, el McLaren rojo, que volaba cada vez que llovía, mucho más seguro que ese Williams del diablo en silla de ruedas. Estaba bien claro, despejado el cielo, el médico te avisó: dale, salgamos de acá, antes de que ponga oscuro, se haga tarde, en ese otro lugar, después o antes de la curva, dice que al lugar que te lleva, no hay pique, imposible ese deporte, o andar en ski acuático, nunca en la nieve (preguntale a ese con el que casi no corriste).

Mucho más pronto de lo que Herman Dune deseaba verla a ella, es que vamos a tener que ir a buscar esas radios de primavera, y el Garoto que se nos escapó. El fugitivo del mes gostoso, el invisible de la primavera, y el atrápame si puedes en el mes de la O.

Hasta Sebamar con mucho gusto vamos a ir, precisamos ir, y el resto de las maneras que les guste ponerlo. Esto tiene que pasar antes de que se abran las puertas del aire en Radiomundo el sábado del black jack del mes de la O.

https://open.spotify.com/episode/2WQSIbMmmgd7T9QQuHQLGU?si=9NRgxNcWQ1KshmfQdoW7SA

Le digo que no quiero escuchar el de Frank Zappa, tiene que volver en sus diminutos pasos de pies descalzos. Quiere poner un disco en la Kenwood de Peter de Lion, que volvió rodando casi que sola desde los atardeceres de Solis.

  • No quiero escuchar ese de Frank Zappa, por un momento creía que era uno del tío Neil, porque el sello (discográfico) es el mismo, el del orgulloso barco de Reprise, que navega por un río que no tiene por qué obligatoriamente ser el del video de la canción más famosa de Culture Club, o un lugar donde el insoportable (que nunca giró la plata del bar que compró), tuvo que haberse ido un día antes, no haberse quedado un día más, porque fue todo malo gracias a galgo a eso. Hay que saber cuándo irse, como hay que saber qué pedir también, cuando estás en el bar del piso 10 y el mozo tiene el nombre del que se encontró una vez con el que canta ‘quédate conmigo’ en el grupo de las caras, en el que estaba el pájaro loco que agarró vuelo y llegó hasta la playa de los cantos rodados, cuando Mick sastre de apellido, levantaba campamento, y suerte con el mano lenta y tus apariciones esporádicas de solos de guitarra en canciones que digan qué hace alguien como vos con un tonto como yo, más que con un burro amarrado en la puerta de un bar."

No le digo todo esto cuando viene con el disco de Frank Zappa, simplemente le digo que ese no quiero escuchar. Vuelve para atrás con la remera de su hermano, le gusta usar las remeras de su hermano mayor. Es feliz con esa que en realidad era de su tía y su papá le robó en una de esas estadías de casa prestada y remera hurtada.

Hay uno con la etiqueta azul, el color preferido de ella, no sé qué tanto le sorprende eso a la madre de los primos en Buenos Aires y un lugar donde quedarse los fines de semana que le dicen campo en inglés y pueden estar en el puesto que juega uno de los Pumas en el scrum.

Todo tan misterioso como la de Portishead de que habla, pero se interrumpe con el ruido que hacen los de la barra.

Agarro otro con el color preferido suyo, porque le dije que no quería escuchar ese otro de Frank Zappa. No hay retorno más que el de los auriculares, que son los que me reclama, no es que cruza la mano diciendo que no la filme. Era un video de promoción del programa de la lengua de los Rolling Stones. Lo íbamos a grabar antes de ir a buscar el desayuno. No quiso agarrar para el lado de la panadería de las palmeritas grandes, me dijo que prefería la otra que vende la bandeja con las palmeritas pequeñas. No me acuerdo, pero creo que fuimos caminando, pudo haber sido en el monopatín que tenemos que devolver a sus dueños. No le dije nada que se acercan los días de Sondre Lerche con el mono de uno de sus Paw Patrol preferidos. Hasta ahora van dos cosas en la categoría que no debería de aplicar nunca, pero aplica perfectamente para una canción de una banda inglesa que dice que nunca deberíamos de tener de esos, con lo que se corre el riesgo de que suceda. Es complicada la vida misma, dejás de ser hijo único de unos que se separaron más rápido de lo que hubieran deseado quedarse juntos sin amarse.

Las cosas se caen al piso, canta de eso Damien con el apellido del café y unos que llegan a un veredicto un día, o se sacan una foto para el día de los enamorados en el día del cumpleaños suyo. Hace el intento de retratarla a ella en una de esas mesas con los sillones con forma de caracol de terciopelo verde agua.

 


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