Por Eduardo Rivero ///
Desde hace muchos años, Vitor Ramil es una gran noticia para quienes aman la música de Brasil y no se resignan a disfrutar, una y otra vez, los nombres de siempre. Hay mucho más que Caetano Veloso, Gilberto Gil o Chico Buarque. Mucho más que nombres más recientes como Paulinho Moska o Moreno Veloso, entre miles más.
Vitor Ramil demuestra que, como decían Joan Manuel Serrat y Mario Benedetti, “el sur también existe”, exhibiendo desde su Río Grande do Sul natal una música de autor de tanta excelencia como la que muestra cualquiera de sus más renombrados colegas que viven, componen y graban en Río, San Pablo o Salvador de Bahía.
Esta referencia a Ramil viene a cuento porque acaba de editar su último disco, el precioso Campos neutrais, que desde ya recomiendo sin reservas. El pasado sábado 18 de noviembre, el periodista Diego Bernabé me entregó un ejemplar de parte de la producción del propio artista en el marco del Septimo Festival de Música de la Tierra llevado a cabo en el predio de Jacksonville, como cada años con enorme éxito de público y una interesantísima grilla de artistas. No fue en modo alguno un simple compromiso el disfrutar de este disco pleno de imaginación, sensibilidad, hermosas autorías y orquestaciones de gran jerarquía.
Cabe recordar que Vitor Ramil nació en la ciudad de Pelotas, el 7 de abril de 1962, hijo de padre uruguayo, siendo hermano de dos conocidos músicos gaúchos como Kleiton y Kledir, quienes sin dudas orientaron su carrera artística. Era un artista precoz, que con apenas 18 años grabó su primer disco, Estrela, contando ya con algunos de los principales arregladores brasileños como Egberto Gismonti y Wagner Tiso (frecuente arreglador de Milton Nascimento), a quienes volvería a encontrar en discos posteriores. Es importante señalar que aquel chico de 18 años contó además con la participación en su disco de la conocida cantante Zizi Possi y que nada menos que la bahiana Gal Costa, una de las principales figuras de la música de Brasil, grabó poco después de ese disco su versión del tema Estrela en su álbum Fantasía.
En 1984 editó A paixão, su segundo disco, un trabajo fuertemente experimental donde encontramos desde música medieval hasta canciones de clima carnavalero, de instrumentaciones complejas a una simple guitarra por milonga. De este disco, Mercedes Sosa hizo su particular lectura de la milonga Semeadura. El siguiente álbum llegaría en 1987, fruto de su momentánea radicación en Río de Janeiro, y se llamaría Tango.
Recién en los años 90 Ramil se dedicaría a los escenarios, donde se había presentado muy escasamente hasta entonces, siendo básicamente un artista de estudio. La inquietud artística de Vitor le llevó a realizar espectáculos donde a la música se sumaban el humor, la poesía y el teatro. En esos años se produce también su debut como escritor con la novela Pequod, basada en sus años infantiles y sus frecuentes andanzas por el extremo sur de Brasil y por Uruguay.
A partir de su incursión en la literatura, empezó a hablar de la “estética del frío”, teorizando que Río Grande do Sul, a la vez que estaba marginado del centro de Brasil, era centro de una movida cultural que incluye a Uruguay y Argentina. A esa movida se plegarían artistas como Jorge Drexler, hablándose entonces de “templadísimo”, como forma de algún modo risueña de hacer referencia al clásico “tropicalismo”, que con epicentro en Bahía, norte de Brasil, fue un faro de influencia musical en la segunda mitad de los 60. Paralelamente a esa definición estética, se dio su regreso a Rio Grande do Sul, dejando definitivamente Río de Janeiro.
Su disco À Beça es el primero que se basa en la estética del frío o templadísimo. Le seguirían los álbumes Ramilonga-A estética do frio y Tambong. La crítica señalaría al primero de esos álbumes como un auténtico mojón en su carrera. Ramil utiliza allí a la milonga en su carácter de ritmo común entre el sur del Brasil, Argentina y Uruguay. No es casual que Tambong haya sido grabado en Buenos Aires con la producción de Pedro Aznar. El disco saldría en dos versiones: español y portugués, contó con la participación de nombres del peso de Lenine, Egberto Gismonti y Chico Cesar y marca el comienzo de su colaboración con el percusionista argentino Santiago Vázquez, la que se mantiene hasta su último disco recién editado.
El año 2003 marca el momento de su debut absoluto en Uruguay, presentándose en solitario en la Sala Zitarrosa. Poco después realizaría allí mismo una presentación en dúo con Jorge Drexler. Ese mismo año hizo una gira por Europa y realizó en Ginebra una conferencia con la estética del frío como tema central.
En octubre de 2004 reitera la fórmula y vuelve a grabar an álbum en Buenos Aires con la producción de Pedro Aznar: Longes. En 2010 grabaría nuevamente en Buenos Aires. Esta vez sería su disco Délibáb, un trabajo mitad en español y mitad en portugués, combinando poemas de João Da Cunha Vargas (1900-1980) con milongas de Jorge Luis Borges (1899-1986). El DVD que acompaña la edición de este disco cuenta con la participación de Caetano Veloso un artista referente innegable en su carrera.
Su nuevo disco, Campos neutrais, editado en este 2017 es el fruto de una campaña pública para financiarlo, recolectando fondos en Brasil, Argentina, Francia y Portugal. Se trata de un disco de una inmensa fineza donde se destacan temas como Campos neutrais, con la percusión de su berimbau y su sugestión melódica, la estupenda Santolep Fields Forever, la hermosa milonga Duerme Montevideo que nos toca muy de cerca, y las estupendas baladas Labirinto, Angel Station (cantada en perfecto inglés) e Isabel. Renglón aparte merece Ana, versión en portugués del clásico Sara que Bob Dylan grabara en su disco Desire de 1976.
Campos neutrais aparece luego de siete años desde la edición del último disco con canciones originales de Vitor Ramil. La espera valió la pena. Ramil recoge el histórico guante del estilo vocal del gran Caetano Veloso, teniendo su voz una gran semejanza con la del gran artista bahiano. Pero, por cierto, no se queda en esa semejanza, ya que como autor muestra una incesante búsqueda de nuevos caminos. A los 55 años, Ramil se encuentra en absoluta madurez. Lo que resta es esperar para verlo nuevamente en escenarios uruguayos. Por lo que sabemos, la espera no será muy larga.
Mientras tanto, un dato muy útil para los interesados en escuchar Campos neutrais. El disco se encuentra a la venta en Librería Escaramuza de Montevideo, en Pablo de María 1185 casi Charrúa.
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