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El diario del lunes
El pozo de la corrupción

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Por Fernando Butazzoni ///

La corrupción de alto vuelo está una vez más en el tapete. Los responsables de su reciente empuje de notoriedad se hallan dispersos por el mundo y poseen diferentes signos políticos, ideológicos y religiosos, desde algunos obispos de la Iglesia católica hasta pragmáticos hombres de negocios, pasando por santones del Islam, profetas del socialismo, princesas de sangre azul, tecnócratas de la ONU y dirigentes deportivos. Hay para elegir en ese pozo sin fondo. Los nombres son conocidos.

Los procesos más sonados en los últimos meses tuvieron su origen en la Europa poderosa, la misma que pretendió durante décadas darle clases de transparencia al revuelto sur del mundo. Así nos enteramos que Suiza cobijaba uno de los casos de corrupción más deleznables: el de la FIFA y el fútbol internacional. Es doblemente grave porque muchos gobiernos han promovido el deporte como herramienta para combatir la violencia y apoyar la integración entre los pueblos. El fútbol es la ilusión de cientos de millones de personas.

Pues resulta que todo ese universo de juego, pasiones, estrellas y fair play de traje y corbata está manchado por sobornos y maniobras fraudulentas. Podríamos preguntarnos qué sentido tienen las Eliminatorias recién comenzadas para el mundial de Rusia en 2018, si está sospechada la institución que organiza el torneo, el país que será sede, los dirigentes que marcaron los calendarios y muchos de los árbitros que dirigirán los partidos.

En otro ámbito, también nos enteramos que en Alemania se pergeñó una sofisticada trampa destinada a engañar a los países y a las sociedades del mundo con los efectos contaminantes de sus automóviles. Millones de vehículos, que circulan todos los días por todo el planeta, envenenan el aire mucho más de lo que sus fabricantes decían. Durante años nos pasaron gato por liebre. La señora Merkel, que es como Bismarck pero sin bigotes, se ha quedado sin palabras: nadie le cree cuando ella jura que no sabía lo que estaba sucediendo desde hacía años con Volkswagen.

La lista es larga, y por cierto que llega hasta nosotros. Por desgracia, los uruguayos no podemos vanagloriarnos de estar fuera del pozo. Los fenómenos de ese tipo en nuestro país no han sido pocos. Es verdad que los indicios de putrefacción, tanto a nivel púbico como privado, suelen ser investigados judicialmente y difundidos con abundancia, libertad y, en muchos casos, con circo político incluido. En el ámbito público, el affaire Pluna con varios procesados y responsabilidades aún por dirimirse en los juzgados, es la muestra más reciente de ello.

Atrás en el tiempo, podemos referir sonados episodios de corrupción en la gestión del Banco de Seguros del Estado entre 1990 y 1995, con jerarcas investigados y condenados. Similares procedimientos y desenlaces hubo en: Banco Hipotecario del Uruguay, por lo ocurrido entre 1995 y 2000; Ministerio de Turismo, por lo actuado entre 1995 y 2000; Obras Sanitarias del Estado (OSE), por hechos acaecidos entre 2000 y 2005; Casinos Municipales, por maniobras efectuadas entre 2000 y 2005. Esta lista no es exhaustiva, pero sirve para ilustrar lo dicho.

También ha habido, a lo largo del tiempo, escandalosos negociados de corrupción en la esfera privada, con o sin la complicidad del Estado. La clásica figura de “empresa fundida-empresario próspero” fue bastante común en el Uruguay de décadas pasadas, como también lo fue el vaciamiento de bancos (Comercial, Pan de Azúcar, Montevideo), el lavado de dinero (Winterbotham Group), el manejo de sociedades anónimas con domicilio legal en nuestro país para realizar negocios ilícitos en otros países (empresas Daforel, Hayton Trade, Debrol, Elthan Trading), etc.

Quizá los fenómenos de corrupción en Uruguay no sean comparables con los de otros países, pero con los antecedentes expuestos más arriba, debe advertirse la imperiosa necesidad de generar un nuevo y más amplio consenso, no solamente político sino también social, que haga frente a cualquier atisbo de corrupción organizada. Porque esos frutos desgraciados de la codicia terminan por pudrirlo todo, como ya ha ocurrido en el pasado.

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El diario del lunes es el blog de Fernando Butazzoni en EnPerspectiva.net. Como no podía ser de otra manera, actualiza los lunes.

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