Por Eduardo Rivero ///
Era la noche del 23 de marzo de 1994, cálida y estrellada. Era el Teatro de Verano de Montevideo. Era el primer recital de James Taylor en Uruguay. Increíble e inolvidable. El único hasta hoy. Flotaba en el aire la magia de las grandes ocasiones, aún antes de que ese larguirucho, calvo y tímido gringo, enfundado en un sencillo pantalón marrón y una proletaria camisa verde agua, subiese al escenario para dar una de las mayores demostraciones de talento y desempeño escénico que aquí se haya presenciado.
Acompañado por una pequeña banda de lujo y contando con dos voces de apoyo excelentes: Kate Markowitz y especialmente el corpulento y talentoso Dorian Holley, el espectáculo fue memorable de todo punto de vista. Unos miles de uruguayos tuvimos el privilegio de escuchar esa voz personalísima y esa guitarra acústica de cuerdas de acero excepcional.
Taylor es un maestro en el arte de acompañar el canto con su técnica de fingerpicking, es decir, tocando con los dedos y arpegiando los acordes, sin usar la púa –o “plectro”–, y esa noche pudimos ver in situ todo su arte guitarrístico. Estuvieron presentes sus clásicos y especialmente sus baladas, que han sido incluidas hasta en algún recordado episodio de Los Simpson y que han hecho de Taylor una leyenda viviente en los Estados Unidos y el mundo.
Nació en Boston, integró un efímero grupo llamado The Flying Machine y comenzó su carrera discográfica nada menos que en Londes grabando su primer disco para el sello Apple Records de The Beatles, siendo contratado por Paul McCartney en persona. Ese disco, sin embargo, pasó sin pena ni gloria, pese a incluir versiones embrionarias de canciones como Carolina In My Mind y Something In The Way She Moves, título que le sugirió el inicio de la letra de Something a George Harrison.
Vuelto a los Estados Unidos, su primer disco registrado en suelo natal, Sweet Baby James, se convirtió en un clásico instantáneamente. Incluía algunas de las baladas eternas de Taylor, como la que daba título al disco, Fire and Rain y Country Road. Lo posicionó además como un artista principalísimo en la naciente ola de grandes cantautores norteamericanos de la década de 1970, junto a Carole King, Carly Simon (con quien Taylor estuvo casado largos años y tuvo dos hijos), Billy Joel, Jackson Browne, Jim Croce o John Denver.
Sorprendentemente, en su larga y exitosa trayectoria posterior nunca tuvo un número uno en el ranking de álbumes… hasta este 2015 con la edición del bellísimo Before This World, grabado en el granero de un rancho de su propiedad con dos compinches de lujo: Jimmy Johnson en bajo (quien también estuvo en aquella noche de verano en Montevideo) y el notable Steve Gadd en batería.
Video: James Taylor
¿Cómo suena este James Taylor de 67 años? Su voz está intacta. Su guitarra tocada sin púa sigue siendo magistral. Y su calidad de autor no ha perdido un ápice de su puntería y talento. Before This World tiene, claro, baladas irresistibles como Today Today Today, You and I Again, Snow Time o Montana y, como suele ocurrir en sus discos, algún tema “más arriba” rítmicamente, como la impresionante Stretch of the Highway, con toques de jazz rock al mejor estilo Steely Dan.
El inoxidable señor Taylor sigue abriendo el libro. En un mundo donde sobra tecnología, producción y globalidad pero andan escaseando las buenas canciones, su voz, su guitarra y sus delicadas melodías son siempre una gran noticia. Dicho sea de paso, seguimos esperando su retorno a Montevideo.
Before This World, de James Taylor
Concord Records, 2015
Video: James Taylor
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