Por Mariana Wainstein ///
“Qué triste final para un amor
Yo que quería triunfar, tú un soñador
Que vengan los clowns
No quiero llorar”
Versión de Nacha Guevara de la canción Send in the Clowns,
de Stephen Sondheim, para el musical Little Night Song
Maduro, Almagro y Mujica me recuerdan al humor de Los tres chiflados. Es un humor rápido, a ritmo de Twitter, donde no hay tiempo para grandes diálogos ni sutilezas del estilo de los hermanos Marx. Es más bien un humor de payasos de tortazos y cachetadas. Los payasos se enojan entre ellos, pero en realidad son colegas que no se odian sino que comparten un guión.
La figura ambigua del payaso consigue despertar conmiseración y simpatía, pero también recelo y hasta terror. ¿Qué esconde ese rostro pintado que parece bonachón? ¿Qué pasado oculta el que se viste de payaso? Por algo la ficción, el cine y las series de televisión está plagada de payasos con pasados y secretos terribles.
Muchas veces los payasos son apenas dos, pero se ha comprobado que la fórmula –por algún motivo– funciona mejor con tres. A la gracia que supone el desencuentro entre dos, viene a sumarse un tercero que en la pretendida intención de “desfacer el entuerto” lo complica más, haciendo la situación desopilante.
Mientras esto sucede, entre bambalinas se vive la angustia de hacer volver en sí al trapecista caído o se llora que la admirada écuyer se haya partido la pierna –pobre Dilma–. Cuanto peor marche el circo, en la medida que los accidentes y las malas actuaciones se suceden y las estrellas empiezan a desaparecer del firmamento, más veces tienen que entrar los clowns al escenario.
¿Y qué sucede con la audiencia? Bueno, principalmente se divierte ante los insultos y la violencia verbal: "dictadorzuelo", "agente de la CIA", "loco como una cabra"… Es cierto que la gente no tiene mucha memoria a la hora de observar un espectáculo político y hay muchos que hasta ayer detestaban a Almagro por diferentes actitudes y ahora lo consideran un amigo de la causa democrática. Pasan de largo cuando Mujica dice que Almagro es "esclavo del Derecho". Almagro, el funcionario público que falseó su identidad para pintar un oso de una exposición internacional en nombre del Uruguay… ¿Será el día de mañana considerado en nuestra historia como Jiménez de Aréchaga?
Al final los payasos terminan hartando, pues mientras al mago ya no le salen los conejos de la galera ni el contorsionista consigue quitarse la tortícolis, el circo termina convirtiéndose apenas en un circo de payasos. Los espectadores empiezan a sentirse defraudados y quieren que se les devuelva la plata de la entrada.
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La política a escena es el blog de dramaturgia política de Mariana Wainstein. Actualiza los jueves.
Sobre este blog
Politólogos y sociólogos hacen uso (y a veces abuso) de la jerga teatral para reflexionar sobre la política: “actores políticos” y “escenario político” son solo dos ejemplos de una costumbre por demás extendida. Desde este espacio se profundizará en los elementos de ese mundo y se intentará descubrir cómo se construyen determinados escenarios, textos y personajes. Esto implica profundizar en temas que conciernen a la mediatización de la política, sus características y consecuencias. En suma, este blog estará dedicado a la “dramaturgia política”, es decir, al análisis político desde un enfoque teatral.