Por Ricardo Soca ///
Se trata de una planta silvestre cuyo fruto tiene forma esférica. Está armado con fuertes púas que suelen lastimar los pies de los campesinos, que caminan descalzos por el campo.
En la Antigüedad, usar calzado era un lujo que solo podían darse los ricos o los que, por lo menos, disfrutaban de alguna holgura financiera. Aún hoy esto es verdad en las zonas rurales de muchos países, donde son comunes las enfermedades que se trasmiten por heridas abiertas en los pies.
En el Imperio romano, los campesinos que vivían en lugares en los que abundaban los abrojos recibían la advertencia aperi oculos ‘abre los ojos’ no tanto, quizás, porque los propietarios rurales se preocuparan por la salud de los labriegos como por su temor de verse privados de mano de obra barata.
Con el tiempo, el español abrevió la advertencia de aperi oculos a un más simple abrojo.
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Lengua curiosa, el blog de Ricardo Soca en EnPerspectiva.net, actualiza los martes con los secretos que albergan las palabras en su significado. El primer martes de cada mes incluye también una de sus Grageas de lenguaje.