Por Ricardo Soca ///
Muchos creen que las islas Canarias deben su nombre al simpático pajarito cantor que los ornitólogos llaman Serinus canarius, oriundo de ese archipiélago español. Sin embargo, fue la canora avecilla la que tomó su nombre de las islas y lo divulgó a las más variadas regiones del mundo. Uno de los primeros registros que existe de la palabra canario en lengua española es de fray Luis de Granada, hacia 1580 (ortografía de la época):
Quando oìmos deshacerse la golordrina y el ruiseñor y el gilgerito, y el canario, cantando, entendamos, que si aquella musica deleyta nuestros oìdos, no menos deleyta al pajarico que canta.
Como gentilicio, canario se aplica no solo a los habitantes de estas islas, sino también, como sabemos a los vecinos de Canelones, en el Uruguay.
Lo cierto es que el nombre de las islas Canarias ya tenía unos 15 siglos de antigüedad en los tiempos de fray Luis de Granada y no proviene del de ninguna ave, sino de un cuadrúpedo: el perro.
En efecto, en el siglo I de nuestra era, Plinio el Viejo narró una visita del rey de Numidia Juba II a las Canarias, durante la cual se había sentido asombrado por la gran cantidad de perros que allí había. El rey, que había regresado a su tierra con una pareja de estos perritos, denominó a ese lugar Insula Canaria, en latín, ‘isla de los Canes’.
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Lengua curiosa, el blog de Ricardo Soca en EnPerspectiva.net, actualiza los martes con los secretos que albergan las palabras en su significado. El primer martes de cada mes incluye también una de sus Grageas de lenguaje.