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El abandono (I)

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El abandono (I): Los baldíos estatales

Baldío del MEF en la esquina de Paraguay y Mercedes

Baldío pertenciente al MEF en la esquina de Paraguay y Mercedes. Ampliar (+)

Por Alfredo Ghierra ///

Lo vemos todos los días y en todos los barrios de Montevideo, pero como quien mira sin mirar, pasamos a su lado y ya no nos sorprende: casas tapiadas, edificios terminados y sin terminar vacíos, baldíos institucionalizados, grandes edificios públicos sin uso. Es una de esas situaciones que de tan comunes se ha ido naturalizando. Y nada peor para un problema que pasar a ser invisible. O, para el caso uruguayo, nada parece colaborar menos con la solución de un problema que nombrar una comisión para resolverlo.

En Montevideo, el volumen de las viviendas visiblemente abandonadas en las áreas centrales equivale a 15 manzanas enteras. Ese stock de viviendas no cubriría el déficit habitacional de la ciudad, pero claramente ayudaría a paliarlo. No se trata solamente de la cantidad de viviendas abandonadas, sino también del tiempo que hace que están en esa situación. A esto hay que agregarle un detalle no menor: la inmensa mayoría de estas construcciones tienen en común su pertenencia a un período de la arquitectura nacional poco estudiado y menos apreciado por los círculos académicos: son ejemplos de la arquitectura ecléctico-historicista, que se desarrolló en nuestro país entre fines del siglo XIX y las primeras décadas del XX.

Dentro de este paquete general seguro hay muchos ejemplos irrelevantes, pero la repetición de esas “irrelevancias” es, justamente, lo que determina el carácter de enormes áreas de la ciudad, como por ejemplo el Centro, Ciudad Vieja, Cordón, Aguada, Prado, Palermo y Tres Cruces, entre otros barrios.

Paradojalmente, y mientras el Parlamento intenta desde 2012 hacer avanzar una ley que contemple estas situaciones –redactada por los diputados Alfredo Asti y Mauricio Guarinoni, del Frente Amplio–, de un relevamiento de los arquitectos Mariana Ures y Gonzalo Bustillo realizado en el marco de una asistencia técnica para la defensoría del vecino en los municipios B y C emerge otro dato que resulta más que sorprendente: entre 7 % y 10 % de los inmuebles en visible estado de abandono pertenecen directamente al Estado uruguayo.

Antes de dirigir cualquier acción hacia los privados que fomentan o son responsables de esta situación, no estaría nada mal que fuera el propio Estado quien diera el ejemplo y comenzara, sin mas dilaciones, a poner en orden una casa a la que parecen faltarle una buena limpieza y abundante ventilación.

Me parece importante sumar sumar a esto los baldíos en áreas centrales de la ciudad. Algunos de estos vacíos urbanos surgieron a partir de la década de 1970 como parte de un plan macabro de demoliciones llevadas a cabo durante el régimen cívico-militar que permitía sustituir, sin más, valiosos edificios históricos por terrenos libres donde instalar estacionamientos privados.

También existieron acciones de tinte pseudourbanístico que querían poner en valor algún edificio en particular, sacrificando para ello lo que hubiera en su entorno. Es el caso de la sede central del Banco República en Ciudad Vieja, por cuyas “vistas” la ciudad pagó con la desaparición de prácticamente dos manzanas enteras. Es un ejemplo bien representativo.

En cualquier caso, los motivos y condiciones que hicieron posible estos abusos desaparecieron hace tiempo, pero no así la mayoría de estos baldíos, entre los que figuran los estacionamientos que actualmente son propiedad de numerosas dependencias estatales. Así podemos ver, de forma casi sistemática, que por cada sede ministerial, por cada central bancaria estatal, hay un baldío utilizado como estacionamiento –sin otra infraestructura que la casilla del pistero– y ubicados estratégicamente en algunos de los terrenos más valiosos de la capital.

La lista incluye el baldío que, justamente, el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente utiliza para estacionar sus autos oficiales en la increíblemente valiosa esquina de Rincón y Zabala, en plena Ciudad Vieja, o el terreno que el Ministerio de Economía utiliza para los mismos fines en la céntrica esquina de Paraguay y Mercedes. El mismo destino tiene el terreno ubicado en la esquina de Libertador y Mercedes, que utiliza el Banco de Seguros del Estado como parking, o los no menos impactantes baldíos que conforman la manzana limitada por las calles Zabala, Solís, Piedras y Rambla portuaria, propiedad del BROU, donde debería haberse construido hace tiempo la nueva sede central de la institución, con el consiguiente salvataje del edificio de la Atarazana, la antigua aduana de Montevideo que espera desde hace décadas la atención de la ciudad.

La lista podría seguir con los baldíos cercanos al Ministerio de Trabajo, los terrenos libres en torno a los Juzgados de Familia en Rondeau y Valparaíso; la manzana libre frente al Banco Central, donde aún se ve la estructura inconclusa de lo que quiso ser un estacionamiento en varios niveles.

También hay que hacer notar que en los últimos años, al menos dos de estas situaciones ha cambiado, luego de que los Ministerios de Ganadería y Salud Pública pusieran a la venta sendos terrenos aledaños a sus sedes donde se están construyendo edificios en altura, a todas luces mejores que los estacionamientos a cielo abierto que vinieron a sustituir.

Cambiar este estado de cosas es posible, siempre y cuando haya voluntad de hacerlo, al considerar estas situaciones como el resultado de la desidia y dejar de verlas como algo normal o práctico para el interés de muy pocos. Un reciente llamado para la construcción de estacionamientos subterráneos lanzado por la Intendencia de Montevideo podría favorecer la paulatina desaparición de estos terrenos que, sin ninguna inversión, vienen ganando dinero o ahorrándoselo a diversas instituciones del Estado, a costa de mostrar la ciudad como una boca descuidada donde los dientes faltantes embrutecen la apreciación del conjunto.

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Nueva Troya es el blog de Alfredo Ghierra sobre la ciudad de Montevideo y su patrimonio arquitectónico. Actualiza el sábado en forma quincenal.

Enlaces externos
La ciudad abandonada, proyecto de Mariana Ures y Gonzalo Bustillo

Ruinas: tesoro abandonado a la vista, Suplemento Qué Pasa, diario El País

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