Por Carol Milkewitz ///
Los campings están diseñados para no dormir. Los vecinos charlan, hay música hasta la madrugada, adentro de la carpa te morís de calor y si te resignás a acostarte abajo de un árbol, cuando por fin encontraste la sombra perfecta, a los cinco minutos tenés que mover todo porque el sol se corrió.
Pensás en todo lo que dejaste atrás estos días: la rutina, la ciudad, los hábitos de limpieza. Y la mayor pérdida: tu espalda.
Pensás en todo lo que ganaste: aventura, aprendizaje y un montón de picaduras de mosquito.
Si aprontarse para ir a bailar es difícil, imaginate en un camping. Te ponés tu mini, tu remerita, tus tacos y vas caminando sobre el barro. Para cuando llegás al baile parece que hubieras salido del infierno, pero te tranquilizás pensando que ahora se usan las medias rotas, el rímel corrido, la telaraña en el hombro.
Vos creés que te fuiste a acampar a un bosquecito. En realidad te fuiste a la selva. Lo notás apenas entrás a los baños: Gran biodiversidad, clima tropical húmedo y enfermedades infecciosas.
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¿Por qué a mí? es el blog de Carol Milkewitz, una veinteañera en la eterna búsqueda del equilibrio entre el estudio, el trabajo y la vida social. Por el momento, sale más bien poco. El último lugar al que fue con música, comida y alcohol: el supermercado. Actualiza los viernes.