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¿Por qué a mí?
La gripe apesta

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Por Carol Milkewitz ///

Esta es la época del año en que todos los lugares a los que voy tienen algo en común: pañuelitos. Todo empieza cuando veo que los demás van cayendo con gripe y yo “no me la voy a agarrar, ¡estoy re bien!”. Los primeros días uso papel higiénico, porque total son solo unos estornudos y ya pasa. Recién empiezo a entrar en la fase de aceptación cuando me miro al espejo y tengo la nariz roja, los ojos chiquitos y con ojeras y canilla libre de mocos.

Lo triste de la gripe es que, a diferencia de otras enfermedades, no lográs darle lástima a la gente. Solo rechazo. En casa juegan a la pasadita conmigo. Todo el mundo me manda para otro cuarto. Ni siquiera me dejan compartir un vaso.

Como no tengo nada para hacer pienso obsesivamente en quién me habrá contagiado. Todos son posibles culpables. Mi novio, que estuvo con gripe la semana pasada; mi compañera de estudios, que estornudaba cuando terminaba de leer cada capítulo; mi hermano, que hace dos años no se enferma. Lo único que espero es que no haya sido uno de esos desconocidos que te tosen en la nuca mientras vas en el bondi.

Escribo en todos los grupos de WhatsApp a los que alguna vez me agregaron, incluso esos que se hacen específicamente para organizar un regalo o una salida. Necesito que el mundo sepa que estoy con gripe. Trato de ver lo positivo: “Capaz por lo menos voy a bajar un poco de peso", pero del aburrimiento me paso comiendo. No hay nada como la comida casera para sobrellevar una gripe. Lástima que en casa no hay nada de comer.

El problema es que la gripe está subestimada. Siempre hay alguien que dice que "no tenés nada" mientras vos sabés que te estas muriendo. Pero también hay sobrevivientes que pasaron por lo mismo que vos y te pasan piques de qué remedios tomar. Después de escuchar veinte nombres raros que terminan en "grip" reconocés uno: “¡Ayyy!, sí, qué suerte. Ese lo tengo en el botiquín”. Cuando lo encontrás, te das cuenta de que está vencido desde 1914.

Cansada de tantos consejos por fin llamo a un profesional. El doctor me dice que haga 72 horas de reposo y después “vida normal”. ¿Qué será eso?

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¿Por qué a mí? es el blog de Carol Milkewitz, una veinteañera en la eterna búsqueda del equilibrio entre el estudio, el trabajo y la vida social. Por el momento, sale más bien poco. El último lugar al que fue con música, comida y alcohol: el supermercado. Actualiza los viernes.

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