Por Gabriel Díaz ///
En este país subcontinente el tiempo parece suspenderse frente a un partido de cricket; no por casualidad existen en Bombay grandes espacios al aire libre donde niños y jóvenes (de momento, solo varones) practican este deporte heredado de los colonos ingleses. Se preparan para ser los mejores. Y aunque el fútbol ocupa un lugar secundario, el libro que no ha pasado desapercibido es el que narra la biografía del primer e ilustre ciudadano del Salto oriental, Luis Suárez. Los indios ríen cuando hablan de él. “El mordedor, el mordedor”, dicen y estallan a carcajadas. Morder, lo que muerde Luisito, son millones de euros. A estas alturas, estando tan cerquita de China, difícil tarea la de saber si esas obscenas cantidades de dinero son parte de la ruleta capitalista o comunista. O de la era capital-comunis, que suena más chic.
Aquí en la India la mayoría muerde pan, cuando lo tiene, porque está prohibido morder (dicho esto jovialmente) el cuello de tu novia o novio en un arrebato de amor andariego. De hecho, según relata Rahan, de 28 años y dueño del Restaurante Colaba en Bombay, en su familia sigue rigiendo el Public Display of Affection. Esto es, traducido, la no demostración de afecto en público. Si uno presta atención, son pocas y muy jóvenes las parejas que van tomadas de la mano por el paseo marítimo, con una frescura que parece robada de las figuras luminosas de la pintora uruguaya Petrona Viera. Ahora, si a usted le ha tocado nacer hombre o mujer gay, hable con el cerrajero más reputado de la comarca, enciérrese y no salga del armario. Tiene otras opciones, suficientemente conocidas en Uruguay como para aquí nombrarlas.
Triunfan en India, desde hace años, las cremas blanqueadoras, conocidas como whitening creams. Hombres y mujeres se la aplican en su rostro y manos para que su piel parezca menos oscura; están a la venta en farmacias y proliferan en los anuncios de la televisión. Dicho esto, si tenemos en cuenta que del total de habitantes de este país (1.250 millones) la mitad no dispone de saneamiento básico, es de suponer que el blanqueamiento de la piel no figura entre sus prioridades. Pero tampoco no es menor la cantidad que sí se ocupa de este improbable tratamiento epidérmico. Curioso, ¿no? En las playas o “camas solares” de otras latitudes, entretanto, millones de seres humanos intentan conseguir el color del que estas bellas gentes intentan despojarse. La fondomonetarista, Christine Lagarde, es quien mejor da fe de esto.
Y ya que estamos con Lagarde, el Fondo Monetario Internacional dirigido por ella ha anunciado que la economía india crecerá este año un 7,5 %. ¿Qué significa eso? La verdad, no tengo la menor idea. Cómo tenerla cuando el Banco Mundial asegura que la mitad de la población de Bombay, o sea, más de 10 millones de seres humanos, vive en asentamientos en condiciones infrahumanas. Como bien sugiere el maestro polaco Ryszard Kapuściński en su Viajes con Heródoto, intentemos respirar lo mejor posible como enseñan las ancestrales técnicas indias. De lo contrario, es probable que caigamos en una profunda depresión (humana, no monetaria) y nuestra conciencia social se fatigue hasta caer en un adormecimiento profundo del que los capital-comunis sacarán buen provecho.
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Sobre el autor
Gabriel Díaz ha dedicado los últimos 20 años al periodismo narrativo y artesanal. Es colaborador habitual de En Perspectiva, responsable del espacio Corresponsal Itinerante y el blog homónimo en EnPerspectiva.net.