Por Ricardo Soca ///
Los latinos utilizaban el verbo terrere con el sentido de «espantar, aterrar, causar terror» o sea, «miedo muy intenso». No cabe la menor duda de que esta práctica fue utilizada por políticos y guerreros en todas las épocas de la historia humana, como ocurrió en el siglo XII con la secta chiita de los ‘asesinos’ (v. asesino), pero los historiadores solo se dispusieron a darle un nombre a esto a partir de cierto período de la Revolución francesa (abril de 1793 hasta julio de 1794), que pasó a la historia bajo el nombre de Reinado del Terror.
El alcance del adjetivo terrorista, que ingresó al Diccionario de la Academia en 1884, debería ser precisado, puesto que muchas veces ha sido objeto de un empleo abusivo por razones políticas. Si una organización política de cualquier signo mata civiles indiscriminadamente para infundir el terror, puede ser calificada como terrorista, pero si un grupo de personas se levanta en armas contra un Gobierno, sin matar civiles de manera indiscriminada, puede ser caracterizado como «rebelde, sedicioso, revolucionario» o «subversivo», pero no como terrorista.
Cuando el terror es practicado desde el Gobierno se habla de terrorismo de Estado, como ocurrió durante los gobiernos de Hitler, Stalin y Pinochet.
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Lengua curiosa, el blog de Ricardo Soca en EnPerspectiva.net, actualiza los martes con los secretos que albergan las palabras en su significado. El primer martes de cada mes incluye también una de sus Grageas de lenguaje.