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Urquiza esq. Abbey Road
Simon & Garfunkel & Madrid

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Pictorial Parade/Getty Images

Pictorial Parade/Getty Images

Por Eduardo Rivero ///

Aquel martes 25 de mayo de 1982, cuando ya llevábamos tres horas de viaje en tren entre Barcelona y Madrid, el aburrimiento empezaba a hacer mella en un cuerpo cansado pero con un corazón feliz tras dos meses de recorrer Europa de arriba a abajo.

Viajaba con mis viejos en el célebre Talgo, entonces el tren más veloz de la península ibérica. Ya había escuchado en mi walkman los dos cassettes preferidos de aquel viaje: Concerto Grande per Napoli, una deliciosa selección de tradicionales canciones napolitanas, y The Concert in Central Park de Simon & Garfunkel, a quienes adoraba desde la adolescencia, que recogía el maravilloso y multitudinario reencuentro neoyorquino del dúo, del año anterior.

No llevaba nada para leer y entonces comencé a envidiar furiosamente al trajeado señor que a mi lado iba leyendo la revista Cambio16, un nombre ineludible en el periodismo de aquellos años del destape español tras 40 años de franquismo.

https://www.youtube.com/watch?v=5OegZZNPsKA

Video: PBS

En un providencial momento, aquel caballero se puso de pie y se dirigió al baño, dejando la revista a mi lado, y fomentando al menos una veloz hojeada. Mi respiración se aceleró al leer un aviso no demasiado grande, al pie de una página, anunciando nada menos que un recital en vivo de Simon & Garfunkel en el Estadio del Rayo Vallecano, en Madrid, para esa misma noche de martes. Las entradas se vendían en el local principal de El Corte Inglés a pocos metros de donde estaba nuestro hotel, en Plaza Callao.

Decidí que no iba a renunciar a salir disparado hacia allí apenas llegáramos al centro, aún cuando suponía que iba a ser imposible conseguir una entrada. El hecho es que tras la corrida, en el mostrador correspondiente de la descomunal sección discos de El Corte Inglés, conseguí mi localidad y al rato ya estaba en el metro camino a la estación de Portazgo, en Puente de Vallecas, casi al final de la línea 1 del subterráneo capitalino.

Todo había sucedido a tal velocidad que me costaba creer que realmente iba a tener frente a mis ojos a Paul Simon y Art Garfunkel, un sueño de una vida al momento de ingresar al mismo estadio donde dos años antes había visto jugar –y hacer tres goles– a Fernando Morena, en un partido Rayo Vallecano-Athletic de Bilbao.

La entrada a todas las tribunas costaba lo mismo, 1.500 pesetas, y todas las tribunas y el campo estaban comunicados de modo que se podía elegir desde dónde ver el espectáculo con la más absoluta libertad. Elegí el campo. Me fui acercando y colando entre la multitud hasta quedar ubicado a no más de diez metros del escenario, donde se reproducía la misma escenografía de azotea de Nueva York del show del Central Park de hacía unos meses, con sus tanques de agua y sus antenas de televisión.

Un rato antes del comienzo cayó un pesado chaparrón. A mi lado circulaba una bota de vino, de mano en mano, y la hospitalidad lugareña me favoreció con un largo trago.

Salieron a escena Simon & Garfunkel y el primer impacto fue el aspecto juvenil que entonces aún tenían. Simon vestía traje negro sobre una camiseta del mismo color, y Garfunkel el más sencillo jean gastado y la menos ampulosa t-shirt blanca que uno pueda imaginarse.

Video: SimonGarfunkelVEVO

Rompieron el fuego nada menos que con Mrs. Robinson, a quien seguiría de inmediato mi balada preferida del dúo, la conmovedora Homeward Bound, y no faltarían clásicos imperecederos como Scarborough Fair, Bridge Over Troubled Water, The Boxer y, claro, The Sounds of Silence. Un momento especialmente bailable y memorable llegó con el clásico de los años 50, Wake Up Little Susie, un tributo a sus ídolos, los Everly Brothers.

Detrás de Paul y Art brillaba una banda impresionante con nombres como el legendario Steve Gadd en batería o el saxofonista Fred Lipsius, ex Blood, Sweat & Tears. Simon & Garfunkel estuvieron maravillosos. Simon mostró su portentoso dominio de la guitarra acústica y Garfunkel su voz prodigiosa y casi irreal, que parecía llenar de reflejos plateados transformados en ondas sonoras aquella imborrable noche madrileña.

Verlos era genial. Más aún verlos a esa distancia desde la que cada gesto de sus caras era apreciable a simple vista. El cassette con ese mismo show lo había comprado al llegar a Madrid y me despediría de la capital española con esas mismas canciones y esas mismas voces, pero en vivo.

En aquel entonces, Simon, Garfunkel y yo estábamos aún jóvenes, cargados de energía y notoriamente felices. Fue un regalo impensado de la vida, uno de esos momentos que suceden cada tanto en los que no hubiese querido estar en ninguna otra parte del mundo que allí donde me encontraba, dichoso e iluminado.

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Urquiza esq. Abbey Road es el blog musical de Eduardo Rivero en EnPerspectiva.net. Actualiza los miércoles.

Video: SimonGarfunkelVEVO

Enlaces externos
Simon & Garfunkel, sitio oficial
Paul Simon, sitio oficial
Art Garfunkel, sitio oficial
Los nostálgicos abarrotaron el concierto de Simon y Garfunkel, El País de Madrid
Simon and Garfunkel Reunite in Central Park, Rolling Stone, en inglés
Simon and Garfunkel: Class Reunion, Rolling Stone, en inglés

Foto: Art Garfunkel (izq.) y Paul Simon (der.) durante el concierto del 19 de setiembre de 1981 en el Central Park de Nueva York. Imagen de la contratapa del DVD de The Concert in Central Park de Simon & Garfunkel, editado por Sony BMG Music Entertainment. Crédito: Pictorial Parade/Getty Images.

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