Entre finales de la semana pasada y comienzos de esta semana se conocieron las cifras del PBI en el tercer trimestre del año para varias de las principales economías desarrolladas. Concretamente, el jueves se publicaron los datos del Reino Unido, el viernes fueron divulgadas las cifras de EEUU y este lunes le tocó el turno a la Zona del Euro.
EMILIANO COTELO (EC) —Con todos estos datos arriba de la mesa parece un buen momento para volver a poner la mirada en estas tres economías, tan importantes para la economía global. Vamos a hacerlo, en diálogo con el economista Pablo Rosselli, de la consultora Deloitte.
ROMINA ANDRIOLI (RA) —Pablo, si te parece comencemos por comentar las cifras del PBI en EEUU… ¿Qué lectura se hizo de los datos que se divulgaron el viernes, correspondientes al tercer trimestre del año?
PABLO ROSSELLI (PR) —A primera vista se puede decir que fue un dato bastante bueno… El PIB de EEUU creció casi 3 % en el tercer trimestre en términos anualizados. Ese es un número que marca una aceleración importante frente a los datos de los últimos trimestres. De hecho, estamos hablando del mejor número trimestral en casi dos años. Además, el crecimiento del PIB fue superior a lo que estaban aguardando los analistas, que esperaban un crecimiento más cercano a 2,5 % anualizado para el tercer trimestre.
Ahora, esta lectura agregada del dato puede dar lugar a una visión algo optimista de más… Cuando se descompone el dato por componentes, el panorama sigue siendo bueno, pero aparecen algunos matices a esta primera lectura que estamos haciendo.
RA —¿Por qué decís eso?
PR —Lo digo porque, como advirtieron varios analistas, la expansión se explicó en buena medida por algunos factores puntuales, que es poco probable que sigan impulsando a la economía en los próximos trimestres. Por ejemplo, si miramos el dato desde la perspectiva de la demanda, la variación de inventarios dio un impulso muy fuerte a la economía, y ese es un componente de la demanda sumamente volátil.
El otro elemento que estuvo jugando en este dato del tercer trimestre fue un crecimiento muy importante de las exportaciones, de aproximadamente un 10 %. Este repunte fue impulsado por una suba puntual en las exportaciones de soja, a raíz de que las condiciones climáticas adversas en Brasil y en Argentina hicieron que EEUU tuviera ventas de este grano mayores a las normales. Para hacernos una idea de la importancia de este factor, hay estimaciones privadas que señalan que las exportaciones de soja por sí solas explicaron casi un punto porcentual del crecimiento del tercer trimestre, que como te decía al inicio fue de casi 3 %.
RA —Está claro eso, Pablo. ¿Y qué pasó con los otros componentes de la demanda, como el consumo privado o el gasto del gobierno?
PR —El consumo privado, que había sido uno de los puntales del crecimiento del segundo trimestre, siguió expandiéndose, pero a un ritmo más alineado con el comportamiento de los últimos dos años. Concretamente, el consumo creció algo más de 2 % en el tercer trimestre (siempre en términos anualizados), cuando en el segundo trimestre del año el crecimiento había sido aproximadamente el doble.
Por otra parte, el gasto público, que venía de una caída fuerte en el trimestre anterior, creció muy poco, un 0,5 % anualizado en julio-setiembre. Y del lado de la inversión tampoco hubo señales positivas. Por el contrario, la inversión privada fija volvió a caer por cuarto trimestre consecutivo.
En suma, las cifras del tercer trimestre en EEUU fueron buenas y reafirmaron que es una de las economías desarrolladas que más crece… pero nos parece que no tenemos que interpretar este dato como una aceleración de la economía norteamericana. De hecho, en general las proyecciones siguen apuntando a un crecimiento algo superior a 2 % para el año que viene.
RA —¿Y qué marcaron los datos a nivel de las economías europeas? Empecemos por el Reino Unido. Recuerdo que en las semanas previas a que se votara abandonar la Unión Europea había bastante consenso en que esta decisión tendría impactos negativos sobre la actividad económica. ¿Ya se están viendo señales en ese sentido?
PR —La verdad es que todavía no… En el tercer trimestre del año la economía británica creció un 0,5 % en términos desestacionalizados, que para hacerlo comparable con los números de EEUU que comentamos recién, equivale a una tasa anualizada del orden de 2 %. Este crecimiento está bastante en línea con lo que veníamos viendo en el Reino Unido desde 2015, antes de que se votara el Brexit.
En este sentido, hay que tener en cuenta que más allá del impacto sobre las expectativas y la depreciación de la libra, no ha habido todavía cambios concretos en la economía británica, dado que la negociación formal entre el bloque europeo y el Reino Unido empezaría recién en marzo del año que viene (y puede tomar hasta dos años). Lógicamente, el impacto que eventualmente veamos sobre la actividad económica va a depender de las características del acuerdo que se alcance, lo cual es bastante difícil de prever. Pero si miramos las proyecciones para el año que viene, parece haber consenso entre los analistas respecto a que tendremos un crecimiento bastante más magro. Por ejemplo, las proyecciones del FMI apuntan a una expansión del PIB de aproximadamente 1 %.
RA —¿Y a nivel de la Zona del Euro, que mostró este último dato del trimestre?
PR —El dato que se conoció el lunes fue que el bloque tuvo un crecimiento en el tercer trimestre de 0,3 % en términos desestacionalizados, que equivale a una tasa anualizada de 1,4 %. Por lo tanto, la lectura positiva de este dato es que la Zona del Euro viene consolidando una senda de crecimiento, ya con catorce incrementos consecutivos de la actividad económica desde 2013. La nota negativa es que es una expansión todavía muy lenta y sin perspectivas de que eso se modifique ni en lo que queda de este año ni en 2017.
RA —De todas formas, me imagino que el desempeño no fue igual en todas las economías del bloque… ¿Qué pasó a nivel de países?
FC —Como se trata de una estimación preliminar, hay algunos detalles, como la desagregación por países, que todavía no se dieron a conocer. De todos modos, trascendió que hubo una recuperación en Francia y en Austria, con ambos países volviendo a crecer después de haberse contraído en el segundo trimestre de este año.
RA —Para ir terminando, entonces, ¿cuál fue la reacción de los mercados ante todos estos datos? ¿Hubo algún cambio en las perspectivas para los próximos años?
FC —En líneas generales no hubo movimientos muy llamativos de las variables financieras y eso sugiere que las expectativas para lo que queda de 2016 y para 2017 no tuvieron modificaciones importantes. En esa línea, la decisión de ayer de la Reserva Federal de mantener incambiada su referencia venía siendo anticipada ya hace algunas semanas, incluso antes de que se conociera el dato de PIB de EEUU.
Por lo tanto, en lo sustancial nuestra visión sobre el escenario internacional es la misma que hemos comentado en otras oportunidades y apunta a un crecimiento moderado de las economías desarrolladas. En ese marco, lo más relevante desde la óptica de Uruguay es que las políticas monetarias en el mundo desarrollado van a seguir siendo muy laxas. En particular, hay relativo consenso en que el proceso de normalización monetaria va a ser muy gradual en EEUU. Y en un contexto como este y considerando el desempeño esperado para la economía norteamericana, en 2017 cabe esperar un fortalecimiento lento del dólar y condiciones financieras que seguirían siendo favorables para las economías emergentes.
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Foto en Home: Billetes de 20 libras. Crédito: TaxRebate.org.uk.