A. Económico

¿Cómo han evolucionados las cuentas fiscales en lo que va de 2016?

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El viernes pasado el Ministerio de Economía divulgó los datos fiscales correspondientes a agosto de este año, que marcaron un déficit fiscal de 3,3 % del PBI.

Romina Andrioli (RA): Como ustedes saben, el tema del desbalance fiscal viene siendo destacado hace ya un buen tiempo tanto por los analistas privados y por el propio gobierno como uno de los principales desequilibrios económicos a atender. Recordemos que en la Rendición de Cuentas, que se envío este año al parlamento, se establece una propuesta de ajuste fiscal de aproximadamente 1 % del PBI. ¿Qué conclusiones pueden sacarse de la lectura de los últimos datos fiscales? Los proponemos revisarlos en diálogo con el economista Leonardo Mangado de la consultora Deloitte.

Leonardo, ¿Cómo vieron ustedes este último dato de las cuentas públicas?

Leonardo Mangado (LM): La primera lectura que se puede hacer es que el resultado global detuvo el deterioro bastante sistemático que venía mostrando, y en un en un contexto económico que como comentamos bastante seguido es de estancamiento… El dato del año móvil a agosto fue de 3,3 % del PBI, lo que equivale a un déficit agregado de unos US$ 1.700 millones. Ese número de hecho es algo mejor que el que teníamos al cierre del año pasado, cuando el déficit fiscal era de 3,5 % del PBI. Tampoco es un dato demasiado distinto del registro de cierre de 2014.

Ahora, hay que tener en cuenta que el resultado fiscal es una variable muy agregada, que resume el balance de todas las entidades que componen el sector público. Un mismo nivel de déficit fiscal en realidad puede tener lecturas completamente distintas y esconder desempeños diferentes a nivel de los componentes… Y eso es en parte lo que está sucediendo este año.

RA – ¿Por qué lo decís, Leonardo?

LM – Por varios elementos. Una primera distinción que se debe hacer es entre intereses y resultado primario (que es justamente el resultado antes de intereses).

En grandes líneas, durante este año veníamos observando –de forma casi sistemática- un aumento de la carga de intereses. Sin embargo, este mes mejoró la cuenta de intereses, lo que en cierto modo “borró” los incrementos que habíamos tenido en los meses anteriores de 2016.

Por el otro lado, como te decía, el resultado primario ha tendido a mejorar en lo que va del año. En agosto hubo cierta desmejora frente a julio, que en parte puede ser atribuida a la evolución de algunas partidas volátiles… pero el punto es que en el año móvil a agosto tuvimos un leve superávit primario, mientras que a fines del año pasado tuvimos un resultado prácticamente nulo.

RA – ¿Cuáles son los principales factores que explican esa mejora del resultado primario, Leonardo?

LM – Para ver eso, una posibilidad es desagregar el dato de resultado primario por organismo… Por un lado, hemos visto ciertas mejoras en las Intendencias y en el Banco de Seguros. Por otra parte, lo que ha ocurrido también en 2016 es que el resultado primario agregado de las empresas públicas ha tenido una mejora adicional respecto a la que ya vimos en 2015. Para ponerlo en números, hoy las empresas tienen un resultado primario de 1 % del PBI, cuando habían cerrado el año pasado con un balance de 0,8 % del PBI (y si nos vamos más para atrás, en 2014 las empresas tenían un déficit primario).

Esta mejora de los últimos dos años ha estado influida por muchos factores. Un primer elemento muy significativo es que las inversiones de las empresas públicas han tenido una reducción muy considerable, tras un período prolongado de inversiones más o menos intensas. A eso se sumó que la política tarifaria no ha estado tan atada al control de la inflación… las tarifas públicas han tenido aumentos más cercanos a los de los precios de la economía en su conjunto. Y por último, también ha habido menores presiones de costos en Ute y Ancap, vinculadas a cambios en la matriz energética y a la caída del precio del petróleo.

RA – ¿Qué sucede a nivel del Gobierno central?

LM – Del lado del Gobierno Central y del BPS hemos tenido en lo que va del año un deterioro moderado del resultado primario, que fue de más o menos de la misma magnitud que la mejora de las empresas acumulada en 2016. Esa ha sido una tendencia que ya vimos en el 2015, en el que las empresas públicas se recuperaban y el gobierno central junto con el BPS procesaban un deterioro de su balance.

A nivel de gastos, lo que ha ocurrido es que algunas partidas se han desacelerado, pero en términos agregados los egresos vienen creciendo bastante vigorosamente. En concreto, en enero-agosto, el gasto primario del gobierno central y del BPS ha aumentado en torno de 2 % en términos reales. Puede no parecer un número muy significativo, pero es más de lo que está creciendo la economía. A nivel de partidas, los aumentos siguen siendo bastante generalizados, con las transferencias como uno de los rubros que, al igual que en años anteriores, crece más.

Por su parte, los ingresos también reflejan un panorama de enfriamiento económico. Por ejemplo, la recaudación del BPS muestra una leve caída real en lo que va del año, probablemente recogiendo el impacto del enfriamiento del mercado de trabajo. Sin perjuicio de eso, es importante destacar que a nivel agregado los ingresos del Gobierno Central y del BPS están creciendo también, impulsados por la DGI.

RA – Me llama la atención que la DGI esté aumentando su recaudación con el panorama actual. ¿Cuáles son los impuestos que están explicando este aumento?

LM – La realidad es que la mayor parte de la recaudación de los impuestos ha caído en lo que va de 2016(descontando el efecto de la inflación). Por ejemplo, el IVA, que es un impuesto muy ligado al desempeño de la actividad económica y el consumo y que representa aproximadamente la mitad de toda la recaudación de impuestos, está cayendo más de 2 % en términos reales. Lo que ha compensado esta evolución es el fuerte incremento del IRAE, que creció más de 20 % en la misma comparación. Recordemos que hubo un cambio en el régimen de ajuste por inflación sobre fines del año pasado. No tenemos demasiados elementos para discriminar concretamente la incidencia de este factor y cuantificar su impacto en la recaudación, pero seguramente está jugando un rol en esa suba.

RA – Queda claro eso, Leonado… Ahora, ¿cómo compara este panorama con lo que se preveía en la rendición de cuentas para este año? ¿Hay desvíos relevantes con lo que se asumía como la situación de base cuando se diseñó el ajuste fiscal?

LM – Sí, hay desvíos importantes, pero la novedad es que lo que muestran es un “sobrecumplimiento” de la meta para este año. De hecho, el déficit fiscal en los doce meses a agosto es casi un punto del PBI inferior al que se prevé en la Rendición de Cuentas para el cierre de este año (4,3 % del PBI). El resultado primario de las empresas públicas explica buena parte de esta mejor performance respecto de lo previsto, y otra parte del desvío viene dado por menores transferencias e inversiones respecto a lo previsto.

Todavía quedan varios meses y sabemos que hay un efecto transitorio en los ingresos de Ancap (relacionado con la cancelación de deuda con PDVSA) que suma aproximadamente 0,3 % del PBI y que está comprendido en el año móvil a agosto, pero que no va a estarlo en el cierre de 2016. La cadencia de las compras de petróleo también impacta en los números fiscales, que se preparan en base caja… pero, de todos modos, Romina, la magnitud del desvío nos hace pensar que es posible que cerremos el año con un déficit fiscal menor al que está contenido en la programación fiscal de la Rendición de Cuentas.

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