¿Cómo se perfila el panorama económico para 2018? ¿A qué ritmo crecerá el PBI? ¿Será el año del repunte de la inversión, como señalaba aquí el Ministro Astori la semana pasada? ¿Cuáles son las expectativas en materia de tipo de cambio? ¿Qué pasará con la inflación? De todo eso les proponemos conversar hoy con la economista Tamara Schandy, de la consultora Deloitte.
Romina Andrioli (RA): Tamara, ¿cómo están viendo ustedes en Deloitte el escenario 2018 en materia económica? ¿va a ser parecido a 2017?
Tamara Schandy (TS): Nuestra visión es que 2018 va a ser otro año de crecimiento moderado de la economía.
En términos generales, seguimos teniendo un escenario externo relativamente positivo. Los pronósticos de crecimiento mundial (como los del FMI o la OCDE, por ejemplo) apuntan a que el mundo de hecho va a crecer ligeramente más el año que viene, con un buen comportamiento tanto en las economías desarrolladas como en muchos de los grandes países emergentes.
La Reserva Federal de Estados Unidos seguramente va a seguir subiendo la tasa de referencia (hoy está señalizando al mercado que va a haber 3 aumentos en el año), pero parece ser algo bastante descontado en las expectativas. Aún con esas subas, además, estamos hablando de tasas de interés extremadamente bajas en una perspectiva histórica… Así que, si no aparecen turbulencias en los mercados, el escenario base sigue siendo un mundo con abundante liquidez y con condiciones financieras relativamente benévolas para países como Uruguay.
En la región también hay expectativas de crecimiento sostenido. Si miramos las encuestas de expectativas que hacen los bancos centrales en Argentina y Brasil, están apuntando a tasas de crecimiento del PIB de 3,2% en el primer caso y de 2,6% en el segundo.
RA: – En ese contexto, Tamara, ¿qué proyecciones de crecimiento están manejando ustedes para Uruguay?
TS: – Pensamos que cuando conozcamos las cifras de cierre de 2017 vamos a ver que la economía creció aproximadamente 3% promedio anual el año pasado y para 2018 en Deloitte estamos pronosticando una suba del PIB de 3,3%.
La proyección es algo más alta para 2018 porque en 2017 la refinería de ANCAP estuvo cerrada por mantenimiento varios meses. Cuando miremos las cifras de industria de este año vamos a tener un impulso por la reapertura de la refinería, que estimamos va a sumar un poco más de cinco décimas al PIB.
Me detengo en ese detalle porque sin considerar ese “efecto refinería”, en realidad nuestra visión es que 2018 va a ser un año de crecimiento un poco más moderado que 2017. Sin ese efecto, nuestra proyección es consistente con que la actividad económica de hecho va a estar creciendo algo abajo de 3% este año.
RA: – ¿Cómo se descompone ese pronóstico a nivel de sectores?
TS: – Probablemente los sectores de comercio, restaurantes y hoteles y de transporte y comunicaciones van a ser de los de mayor crecimiento, como también sucedió este año. Nuestro pronóstico también contempla que la industria manufacturera va a crecer más de 5% el año que viene, aunque en eso juega el “efecto refinería” que recién mencionaba. En promedio, no vemos que las demás ramas vayan a tener un dinamismo muy fuerte.
La construcción viene de tres años de recesión, con una caída muy fuerte de su nivel de actividad. Nuestra expectativa es que en 2018 se vea cierto repunte, aunque seguramente moderado, sin compensar las bajas de años previos.
Y en el agro estamos manejando una leve baja para el conjunto del sector. La principal explicación de eso está en que los rindes de los cultivos de verano (soja y arroz, fundamentalmente) fueron excepcionalmente buenos el año pasado. Asumiendo condiciones climáticas más “normales”, es probable que veamos una menor producción… Tampoco vemos un panorama de crecimiento en la ganadería.
RA: – ¿Y a nivel de la demanda? El Ministro Astori señalaba la semana pasada aquí en el programa que este año vamos a tener un “mucho mejor” comportamiento de la inversión. ¿Coinciden con ese diagnóstico?
TS: – En nuestras proyecciones estamos asumiendo que la inversión va a pegar la vuelta y que vamos a tener incrementos tanto a nivel público como privado. La inversión bruta fija el año pasado fue, en términos de PIB, la más baja desde 2006. No debería quedar allí… Pero Uruguay sigue muy caro en dólares, la inversión extranjera directa está frenada… así que somos bastante cautos en la magnitud del aumento.
En nuestra visión el consumo va a seguir siendo el principal motor de crecimiento en 2018, con un aumento superior al del PIB. Las exportaciones pueden volver a crecer, sobre todo si terminamos teniendo un nuevo récord en materia de turismo este año, pero difícilmente repitan el dinamismo de 2017. De hecho, todavía no están disponibles los datos, pero nuestra estimación es que las exportaciones de bienes y servicios crecieron más de 7% en 2017, al impulso de las exportaciones de servicios (por turismo fundamentalmente), pero también por una incidencia muy positiva de las exportaciones de base agropecuaria. Decía antes que tuvimos rindes récord en los cultivos de verano. Eso permitió aumentos extraordinarios de las exportaciones, que seguramente no se van a repetir en 2018.
RA: – Hablando de exportaciones, ¿cómo ven el frente de la competitividad? ¿Qué pronósticos manejan en materia de tipo de cambio?
TS: – No esperamos grandes cambios en materia de competitividad. Como decía antes, Uruguay está caro en dólares. En la región, el desequilibrio de tipo de cambio real frente a una media histórica sólo es comparable al que tiene Argentina. En el área de turismo eso nos “protege”, pero en el resto de los sectores una brecha del orden de 30% versus la media histórica supone una presión muy grande sobre la rentabilidad exportadora.
A nuestro juicio es notorio que Uruguay precisa procesar un cambio de precios relativos. Igual no pensamos que 2018 vaya a ser el año en que eso suceda, al menos no si se mantiene este contexto internacional y regional y si seguimos teniendo una presión de gasto doméstico fuerte. Nuestro escenario base es de aumento bastante moderado del tipo de cambio. Si termina el año en $31 la suba sería de 7,5% punta a punta, sólo un punto arriba de la inflación que esperamos para el año próximo.
RA: – ¿La inflación seguiría dentro del rango meta, entonces?
TS: – Nuestros modelos indican que es probable, siempre que el aumento del dólar sea moderado y siempre que no tengamos “sorpresas” a nivel del componente de frutas y verduras, que es muy volátil.
RA: – ¿Y en materia de empleo? ¿Esperan una recuperación del mercado de trabajo?
TS: – Somos poco optimistas en ese sentido. La Encuesta de Expectativas Empresariales que hacemos en Deloitte fue muy elocuente: los empresarios esperan un aumento de su actividad este año, pero en general no están previendo contratar más. Con un panorama de rentabilidad bajo presión y salarios en alza, las empresas muestran una clara orientación a buscar que el crecimiento de ventas pueda lograrse con mejoras de productividad y sin aumentar la dotación de personal.
Este año va a haber un hito clave para el mercado de trabajo, que es la nueva ronda de negociación colectiva de salarios. En junio vence aproximadamente el 70% de los convenios de salarios vigentes en la actualidad, y en el segundo semestre casi un 20% adicional. Eso significa que vamos a tener a prácticamente todos los grupos negociando de nuevo… y también que el Poder Ejecutivo va a tener que divulgar nuevas pautas para orientar el comienzo de esas negociaciones. A nuestro juicio, ése va a ser uno de los dos hitos más importantes de la política económica el año que viene; ése y la rendición de cuentas.
El Ministro Astori indicaba la semana pasada en la entrevista que le hicieron ustedes que es necesario “repetir la experiencia de flexibilidad” de la ronda anterior y “poner mucho el acento en el empleo”. Es clave que se logre avanzar en esa dirección.
RA: – Para ir terminando, Tamara, ¿cómo están viendo el frente fiscal?
TS: – Como decía recién, nos parece que la rendición de cuentas y las nuevas pautas salariales van a ser los dos hitos clave de la política económica este año. A nuestro juicio debería ser una rendición de cuentas sumamente austera, sin incremento adicional del gasto. Astori habló de algún espacio proveniente de un escenario de más crecimiento y más recaudación, pero la situación actual de las cuentas públicas no deja mucho margen.
Está además el tema de la alta correlación entre la dinámica del gasto y el calendario electoral que tradicionalmente ha existido en Uruguay. Eso nos hace pensar que no es despreciable el riesgo de un giro más expansivo y de que el gobierno termine no cumpliendo el objetivo de reducción del déficit que se planteó para el final del período.