Análisis económico
Lunes 14.9.2015
Con la mirada atenta y pendientes de lo que ocurre en nuestro vecino del norte. Así hemos pasado los uruguayos desde el miércoles pasado, cuando la agencia calificadora de riesgos Standard & Poor’s rebajó la nota de la deuda pública de Brasil, quitándole el tan preciado Grado Inversor. La decisión de Standard & Poor’s tuvo un impacto inmediato en el mercado de cambios, donde al otro día el dólar registró una nueva suba y se situó en 3,85 reales, el valor más alto desde 2002.
Mientras tanto, en Uruguay el equipo económico subrayó la importancia de cuidemos el grado inversor, en una alusión directa a las discusiones sobre el proyecto de ley de presupuesto nacional. ¿Qué está sucediendo en la economía brasileña? ¿Qué consecuencias puede traer esta situación sobre nuestro país? En seguida, el diálogo es con el economista Pablo Rosselli, socio de la consultora Deloitte.
ROMINA ANDRIOLI (RA) —Pablo, ¿cómo vieron esta noticia? ¿Era algo esperable?
PABLO ROSSELLI (PR) —Sí… La agencia Standard & Poor’s ya le había puesto perspectiva negativa… Lógicamente, no es fácil anticipar la fecha en que una agencia puede tomar esa decisión pero la gota que desbordó el vaso fue el proyecto de presupuesto enviado al parlamento…
Pese a que tiempo atrás la presidenta Dilma Rousseff y su ministro de hacienda, Joaquim Levy, habían anunciado que el gobierno se propondría revertir el déficit fiscal primario de este año (que está en torno de 0,9 % del PIB) para llevarlo a un superávit en 2016, la semana pasada anunciaron que ese objetivo no se podría lograr y que el déficit primario en 2016 sería de 0,5 % del PIB… Ante esa realidad, S&P decidió rebajar la calificación de la deuda, porque los números fiscales actuales suponen que la deuda pública tendrá una fuerte trayectoria al alza… En otras palabras, se ve cuestionada a mediano plazo la solvencia fiscal del país.
Y esa situación fiscal se combina con todo un entorno macroeconómico y político francamente muy malo.
RA —Justamente, Pablo, ¿cuán mala es la situación de Brasil? ¿Cuáles son los indicadores clave a mirar? Te lo pregunto porque no hace tanto tiempo, Brasil era una promesa… formaba parte del llamado grupo de los BRICS, junto a Rusia, India, China y Sudáfrica…
PR —Es cierto… En realidad Brasil venía mal desde hace un tiempo… Varias veces comentamos en el programa que veíamos problemas en Brasil… De hecho, el crecimiento económico de Brasil en 2012 y 2013 había sido bastante decepcionante, de poco más de 2 % en promedio anual… En 2014
Brasil ingresó en una fase de estancamiento, fase que se transformó en una recesión abierta este año. Las proyecciones de los analistas prevén una caída del PIB de 2,3 % para este año, lo cual sería la peor contracción de la actividad económica desde 1990 (año de hiperinflación).
Junto con la recesión se produjo un fuerte deterioro de las cuentas públicas… Los ingresos fiscales se están contrayendo y el gasto público creció en forma extraordinaria en 2014, a instancias de una política fiscal expansiva enmarcada en la campaña electoral. Recién decíamos que el gobierno tiene un déficit primario, antes del pago de intereses, de 0,9 % del PIB sin perspectiva de mejora para el año próximo… Y luego de computar el pago de intereses, Brasil está mostrando un déficit fiscal de 8 % del PIB… un nivel definitivamente insostenible.
La inflación se encuentra por encima de 9 % anual, porque el dólar ha subido mucho y eso empuja los precios y porque el gobierno se vio en la necesidad de subir las tarifas, que en los años anteriores habían sido rebajadas en términos reales.
RA —Y a ese panorama, Pablo, se suma la crisis política…
PR —Claro… Hace falta un ajuste fiscal muy importante en Brasil, pero el gobierno no puede avanzar… La popularidad de Dilma Rousseff está en niveles mínimos, con una aprobación menor a 10 %, algo que solamente se había observado en el período de Collor de Mello… La presidente no encuentra entonces espacio político para ordenar la economía.
RA —¿Cómo llegó Brasil a esta situación tan crítica?
PR —Es una buena pregunta… Está claro que a partir de fines de 2008 Brasil sufrió mucho los impactos de la crisis financiera internacional y la desaceleración de Europa… En forma más reciente, se acumuló la desaceleración de China y la consiguiente caída de las materias primas (que en el caso de los metales que exporta Brasil fue todavía más fuerte que la caída de los alimentos).
Pero ese contexto externo muy adverso se combinó con muy malas decisiones de política económica… En el frente macroeconómico, Brasil abusó de la política fiscal expansiva y de la expansión del crédito para alentar la demanda interna… Quedó demasiado caro en dólares y eso llevó a que la industria manufacturera ingresara en una senda muy recesiva.
A su vez, en la primera administración de Dilma Rousseff no se promovieron reformas estructurales y no se dio espacio para que el sector privado invirtiera en el desarrollo de infraestructuras que son imprescindibles para el crecimiento… Y luego tuvimos todo el episodio de Petrobras, en el cual aparentemente hubo sobrecostos enormes en las inversiones que junto con una política de tarifas bajas desfinanció a la empresa… Las acciones de Petrobras perdieron casi el 90 % de su valor… Así, la principal empresa de un sector clave de la economía, donde había importantes oportunidades de inversión en el desarrollo de yacimientos, está hoy en una situación crítica.
RA —¿Y cómo son las perspectivas para Brasil?
PR —Las expectativas de los analistas brasileños son de que la recesión se extenderá hasta 2016… Para el año que viene se proyecta una nueva caída del PIB, aunque más moderada (de 0,4 %) que la prevista para este año.
El dólar ha subido mucho y eso está dando un impulso a las exportaciones pero por ahora ese impulso es insuficiente para compensar la caída del salario real y del consumo…
Quizás sobre la segunda mitad del año que viene y a instancias de un dólar más alto, veamos que la recesión queda atrás… Pero hay mucha incertidumbre, sobre todo en el frente fiscal.
RA —¿Y qué harán las otras agencias calificadoras, Pablo?
PR —Moody’s tiene a Brasil con la mínima nota de grado inversor y perspectiva estable y Fitch la tiene un escalón más arriba con perspectiva negativa…
Si no hay señales rápidas de una mejora en el frente fiscal, deberíamos esperar que más temprano que tarde alguna otra agencia le termine sacando el grado inversor.
RA —¿Y qué se prevé en materia cambiaria? Te lo pregunto porque el dólar ha subido muchísimo en Brasil…
PR —Es cierto… En los últimos doce meses, el dólar en Brasil acumuló una suba de casi 70 %… Eso supone un abaratamiento en dólares muy significativo de Brasil… Lo sucedido este año es muy importante y acelerado pero la realidad es que llevamos ya varios años de suba del dólar en Brasil… En 2011 (el último año de crecimiento fuerte en Brasil) la competitividad de Brasil contra Estados Unidos estaba 40 % por debajo de la media histórica… hoy está 20 % por encima de la media histórica… En otras palabras, Brasil duplicó su competitividad frente a Estados Unidos en 4 años.
Sin embargo, es bastante probable que el dólar suba todavía más… porque todavía el dinamismo exportador no alcanza, como decía recién, para compensar la caída de la demanda interna… La pérdida del grado inversor por una agencia calificadora es una noticia negativa porque seguramente alienta a fondos institucionales, que suelen invertir sólo en instrumentos con grado inversor, a reducir sus posiciones en Brasil…
Y, por cierto, si finalmente hubiera un impeachment de la presidenta Rousseff la inestabilidad política podría dar pie a subas muy fuertes del dólar.
RA —Para terminar, Pablo, qué consecuencias puede traer todo esto sobre nuestro país.
PR —La crisis por la que atraviesa Brasil es un factor muy negativo para la economía uruguaya… Es cierto que no dependemos de Brasil tanto como en los años 90, pero a nuestro juicio hay varios factores relevantes en juego.
Empezando por lo más reciente, la pérdida del grado inversor puede traer algunos impactos financieros… Los inversores deberían distinguir entre la situación de Uruguay y de Brasil pero la historia muestra que los inversores miran mucho a la región como un todo… Que a Brasil le vaya mal, no nos ayuda en lo financiero.
Por otro lado y más relevante, la competitividad de Uruguay frente a Brasil está en un nivel a nuestro juicio insostenible… Estamos 40 % por debajo de la media histórica de competitividad… en niveles comparables a los que vimos entre 1999 y 2002.
Uruguay va a tener que abaratarse en dólares… Lógicamente, un dólar más alto presionará sobre la inflación, que ya está cerca de 10 % anual… Y si no recuperamos competitividad con Brasil, probablemente vamos a ver efectos negativos en la actividad económica y en el empleo…
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Foto en Home: Presidenta Dilma Rousseff durante una reunión con empresarios en Planalto, Brasilia, 10 de setiembre de 2015. Crédito: Evaristo Sa/AFP Photo.