La inflación del mes de setiembre se ubicó en 0,7 %, de acuerdo a los datos divulgados ayer por el Instituto Nacional de Estadísticas. Con ese registro, la medición anual de inflación bajó desde el 9,5 % alcanzado en agosto a 9,1 % en los últimos doce meses a setiembre.
Para analizar estas cifras y conversar de las perspectivas para los próximos meses, estamos en diálogo con la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.
ROMINA ANDRIOLI (RA) —Florencia, ¿Cómo vieron ustedes el dato de inflación divulgado ayer?
FLORENCIA CARRIQUIRY (FC) —En términos generales el dato estuvo en línea con lo esperado. Nuestro pronóstico era de una suba de 0,7 % y la mediana de la encuesta del Banco Central estaba en 0,8 %, por lo cual, a diferencia de lo visto en agosto, cuando la inflación superó las expectativas, en setiembre el registro no supuso mayores sorpresas.
RA —¿Entonces, Florencia, se aguardaba ya una baja en la medición anual de la inflación en setiembre?
FC —Sí. Efectivamente, estábamos aguardando que la inflación anual bajara en setiembre, aunque en nuestro entender de forma transitoria. Eso tiene que ver con que en setiembre de 2014 habíamos visto un dato alto de inflación, de 1 % mensual, en un marco de una suba significativa del dólar en aquel momento.
RA —Está claro. ¿Y cómo fue el comportamiento de los precios al interior de la canasta de consumo el mes pasado?
FC —Un primer elemento a destacar es que volvimos a ver en setiembre una suba fuerte del conjunto frutas y verduras, que en promedio subieron 4 %, como consecuencia de un incremento de casi 6 % a nivel de las verduras.
Además, como ya sabíamos, en setiembre tuvimos el impacto del aumento de los boletos de ómnibus urbano, suburbano e interdepartamental, que junto con el aumento de algunos precios de la salud (como los seguros privados y los servicios odontológicos), explicaron un incremento de 1 % del componente administrado.
En ese marco, hay que señalar que lo que llamamos la inflación subyacente (que no contempla ni los precios de las frutas y verduras ni los precios administrados), se ubicó en 0,4 % en setiembre (algo por debajo de lo que estábamos esperando), aunque de todas formas se mantuvo por encima de 10 %.
RA —¿Cómo interpretan esa baja de la inflación en setiembre, Florencia? ¿El descenso de la inflación subyacente está marcando una moderación de las presiones de inflación?
FC —En nuestra opinión, como mencioné antes, la baja vista en setiembre es muy transitoria. De hecho, más allá de que, como comentaba antes, setiembre de 2014 había sido un mes de inflación particularmente alta, el hecho de que la inflación subyacente del mes pasado haya sido menor que lo que estábamos estimando, a nuestro juicio probablemente tiene que ver con el impacto de los acuerdos de precios (algo que siempre es difícil de cuantificar).
De hecho, en el mes de setiembre vimos subas muy leves de los alimentos (sin incluir en ese grupo a las frutas y verduras), con una ligera baja incluso en los precios de los lácteos, que no mostraban una caída desde finales de 2012.
El otro elemento que también debe tenerse presente es que en varios sectores se están procesando las negociaciones salariales con bastante lentitud y en ese marco los aumentos de salarios de julio (un mes en el que suelen haber ajustes) no están todavía cerrados en varios casos… Con lo cual, hay un componente de costos muy relevante que no está por el momento totalmente incorporado en los precios de varias ramas, pero que se va a ir incorporando en el transcurso de los próximos meses probablemente.
RA —Entonces, frente a este panorama, ¿Siguen viendo un riesgo cierto de que la inflación supere el 10 % en los próximos meses?
FC —A nuestro juicio, sigue habiendo sí una probabilidad importante de que la inflación supere el 10 % en los próximos meses. De hecho, nuestros pronósticos apuntan a una inflación subiendo nuevamente en los próximos meses, acercándose al 10 % al cierre de este año y probablemente superando incluso ese umbral en el transcurso de 2016.
RA —¿Qué suponen implícitamente en esas proyecciones en materia de dólar y de los precios administrados?
FC —Es una buena pregunta, Romina, porque son dos elementos clave en la proyección… sobre los que el gobierno ha venido operando para evitar mayores subas del IPC. Con lo cual en alguna medida hay decisiones de política allí que son difíciles de pronosticar.
En relación al dólar, nuestros pronósticos son de un dólar cerrando el año en $ 30 (es decir, levemente por encima de los niveles actuales). Esto de alguna manera asume que el gobierno va a seguir en los próximos meses procurando contener el ritmo de aumento del tipo de cambio, ya sea a través de ventas de divisas en el mercado, ya sea operando sobre los niveles de liquidez en la plaza local.
Sin embargo, como discutíamos el mes pasado en este mismo espacio, a nuestro juicio esta estrategia es insostenible en una perspectiva más larga, no sólo por el ritmo de pérdida de reservas que supone, sino además porque seguir conteniendo el dólar con el contexto internacional y regional actual (especialmente con todo lo que está subiendo el tipo de cambio en Brasil) implica asumir un costo grande en términos de competitividad y, por ende, en materia de crecimiento y de empleo…
Por eso nuestros pronósticos apuntan a un dólar que volvería a aumentar a mayor ritmo en 2016, yendo hacia niveles de $ 35 al cierre del año… Incluso, con toda la incertidumbre que tiene proyectar el valor nominal del dólar, en las circunstancias actuales vemos una probabilidad nada menor de que el dólar termine subiendo aún más que eso.
RA —Está claro, Florencia. ¿Y en relación a la otra variable que recién te consultaba? ¿Qué supuestos hacen en relación a la evolución de los precios administrados?
FC —Como también les comentaba en el análisis del mes pasado, a nuestro juicio la coyuntura fiscal actual ya está muy tensionada con las demandas de gasto que se generan en el marco de la discusión presupuestal. En ese marco, tendemos a pensar que no hay espacio para seguir operando sobre las tarifas y los precios administrados y por eso estamos asumiendo que las subas de los precios administrados en 2016 van a ser más importantes que las vistas en los últimos años. Lo que sí mantenemos en nuestros pronósticos es la re-edición del Programa UTE premia en diciembre, que tiene una incidencia importante en el registro del cierre del año.
En relación a este punto, en estos días ha trascendido en prensa que se está evaluando una rebaja de combustibles… Es difícil saber qué decisión se tomará (nosotros tendemos a pensar que los resultados fiscales no dejan margen para esto), pero en cualquier caso, Romina, ya hemos visto que cuando las presiones de inflación son persistentes, contener el aumento del IPC actuando sobre los precios administrados tiene costos fiscales relevantes y a la postre no elimina el problema… con lo cual la perspectiva de mediano plazo no se vería mayormente afectada por una eventual rebaja de combustibles en los próximos meses (que, además, según ha trascendido, de hacerse, sería muy leve).
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Foto en Home: Carnicería en el supermercado Micro Macro de la calle San José, en Montevideo. Crédito: Javier Calvelo/adhoc Fotos.