En mayo la actividad de la industria manufacturera creció 23% frente al mismo mes del año pasado y, de esa manera, completó una expansión de 12,8% en los primeros cinco meses del año.
Sin embargo, ese crecimiento refleja, esencialmente, el rebote que estamos viendo en la refinería de petróleo, que entre febrero y octubre de 2017 estuvo con su actividad paralizada por tareas de mantenimiento. De hecho, según los mismos datos del INE, la industria sin refinería registró un crecimiento interanual de apenas 0,7% en mayo y acumuló una caída de 2,8% en el período enero-mayo.
¿Cómo se analiza entonces el desempeño reciente de la producción industrial? ¿Cuáles son las perspectivas para lo que resta del año? Lo conversamos con la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.
ROMINA ANDRIOLI (RA):
Florencia, Emiliano adelantaba que si se excluye el impacto de la refinería la producción industrial tuvo un crecimiento magro en mayo y acumula incluso una caída en los primeros cinco meses del año. ¿Cómo están viendo ustedes las últimas cifras divulgadas por el INE para este sector?
FLORENCIA CARRIQUIRY (FC):
A ver… si bien siempre advertimos que los datos mensuales de actividad industrial son bastante volátiles, estos datos de mayo fueron bastante malos y de hecho las series de ciclo-tendencia que estimamos en Deloitte (que procuran depurar los efectos estacionales e irregulares de los datos mensuales) marcan que, cuando uno deja de lado el impacto distorsivo que supone la parada de la refinería del año pasado, el sector está virtualmente estancado desde hace varios meses e incluso parece estar comenzando a caer más recientemente.
Emiliano recién comentaba que el indicador de industria sin refinería que publica el mismo INE creció 0,7% en mayo, pero esa leve expansión tiene por detrás un aumento de más de 35% de la rama de producción de celulosa (que en mayo de 2017 había tenido una actividad particularmente baja por tareas de mantenimiento en la planta de Montes del Plata). En ese sentido, si analizamos lo que está sucediendo a nivel de lo que nosotros llamamos el “núcleo” industrial, se confirma un pobre desempeño del sector manufacturero en términos generales.
RA – ¿Cuál fue concretamente el desempeño del núcleo industrial en esta primera parte de 2018? Quizás valga la pena recordar además a qué hacen referencia exactamente con eso de “núcleo” industrial…
FC – Claro. A ver, como hemos comentado otras veces, dentro de las ramas que computa el INE hay tres que tienen un peso muy significativo en el total de la industria pero que esencialmente se mueven en función de cuatro empresas muy grandes. Una de esas ramas es evidentemente la refinería, pero también están las ramas de producción de celulosa (en donde operan las plantas de UPM y de Montes del Plata) y la de fabricación de alimentos diversos (que está muy incidida por la dinámica que muestre la planta de producción de concentrados de PepsiCo en Colonia).
El “núcleo” de la producción industrial quita la incidencia de estas tres ramas, para no distorsionar la lectura de las cifras y tener una mejor noción de qué es lo que está pasando con la producción manufacturera en términos más generales.
Este indicador se ha mantenido básicamente estancado (en tendencia) desde inicios de 2017, aunque más recientemente parece estar comenzando a mostrar una caída. De hecho, en mayo el “núcleo industrial” se contrajo 3,6% en la comparación interanual y si miramos el acumulado enero-mayo la variación es prácticamente nula, de apenas 0,5%.
RA – ¿Y cómo ha sido el desempeño a nivel de las principales ramas de la industria? ¿Qué está detrás de este peor desempeño que parece advertirse en mayo?
FC – La verdad que son varias las ramas que están cayendo en la comparación interanual. De hecho, en Deloitte nosotros elaboramos un indicador de difusión de crecimiento industrial, que mide el porcentaje de ramas dentro de la industria que crecen al comparar con los niveles de un año atrás. Ese indicador viene bajando claramente desde inicios de año y se ubica por debajo del 50%, reflejando que la mayoría de las ramas está cayendo en este último año.
Yendo puntualmente al desempeño por rama, los rubros más enfocados al comercio exterior tuvieron en general una mala performance en esta última medición. Por ejemplo, la industria frigorífica cayó 10%, la industria pesquera se retrajo más de 7% y los molinos arroceros y la industria textil sufrieron descensos en torno a 6% respecto a mayo de 2017. Las principales excepciones en este grupo son la industria láctea (en un marco de recuperación de la producción lechera) y la industria topista, que después de un muy mal 2017 viene recuperando algo de actividad en los últimos meses.
RA – ¿Y qué está pasando a nivel de sectores menos exportadores y más volcados al mercado doméstico?
FC – Dentro de las ramas más volcadas al mercado local o que exportan parte de su producción, pero esencialmente a la región, el panorama es todavía mixto, aunque también tienden a predominar las caídas en mayo. Si nos concentramos en las ramas de mayor peso relativo, las actividades que tuvieron un peor desempeño fueron la fabricación de plaguicidas (que se contrajo en más de 50%), la industria metalúrgica (con una baja de casi 16%), la fabricación de pinturas (que se retrajo más de 20%) y otras como la industria farmacéutica, las imprentas y editoriales, la elaboración de bebidas sin alcohol, la industria de la vestimenta o la fabricación de algunos productos metálicos, que se contrajeron entre 7% y 14% en cada caso. Y por el contrario, entre los sectores que reportaron aumentos se destaca, por su incidencia, la industria maltero-cervecera, que creció casi 18% en mayo. Esta rama viene con subas muy fuertes desde hace varios meses, reflejando seguramente la expansión de capacidad que tuvo Malteria Oriental el año pasado. Luego ramas como la fabricación de cemento o los aserraderos también están mostrando un muy buen desempeño en lo que va del año y la industria automotriz, que había tenido una contracción muy marcada en la primera parte del año pasado creció más de 75% en mayo y está duplicando su producción en la comparación con enero-mayo de 2017.
RA –Florencia, ¿Y cómo ha sido la evolución del empleo industrial en estos últimos meses? Te lo pregunto porque en otras oportunidades en el último año, al analizar los datos del sector, ustedes destacaban la caída fuerte que venían mostrando las horas trabajadas y el personal ocupado en la industria… ¿se mantuvieron esas tendencias en lo que va de 2018?
FC – Sí… esas tendencias se han mantenido y de hecho están profundizándose en los últimos meses. Concretamente, en el acumulado a mayo tanto las horas trabajadas como el personal ocupado en el sector están cayendo más de 4% frente a los niveles de un año atrás. Y según estos datos, estamos con los menores niveles de empleo en el sector manufacturero desde 2003-2004… es una comparación realmente alarmante… estamos hablando de que hay que irse catorce o quince años atrás, cuando nuestro país estaba atravesando una de las peores crisis de la historia, para encontrar niveles de empleo tan bajos como los actuales en el sector industrial.
A nuestro juicio, como comentamos otras veces, más allá de tendencias estructurales y globales de incorporación de tecnología ahorradora de mano de obra, esta situación es reflejo de la falta de competitividad y los altos costos internos (en particular salariales) que tenemos en Uruguay hoy por hoy… Esa falta de competitividad es particularmente relevante en un sector como el manufacturero, que está muy expuesto a la competencia internacional. Ante la creciente presión de los costos internos en este sector más que en ningún otro probablemente se ha hecho imperativo poner el foco en mejoras sostenidas de la productividad de la mano de obra… Y en ese marco las empresas son muy reticentes a aumentar la dotación de trabajadores y en muchos casos se ha venido reduciendo de forma sistemática el empleo.
RA – Para terminar, entonces, Florencia, ¿cómo son las perspectivas para lo que resta del año? ¿Qué están esperando en Deloitte para el sector manufacturero?
FC – Nosotros pensamos que este año va a cerrar con una caída de la actividad industrial, si excluimos por supuesto el efecto de la refinería que va a suponer un rebote fuerte para el PBI manufacturero a nivel agregado.
Como decía antes, si nos concentramos en el núcleo manufacturero, este indicador acumula hasta mayo un aumento marginal de 0,5% interanual, pero ya registró una caída apreciable en el mes de mayo y contemplando el deterioro que ha mostrado el panorama regional en los últimos meses y la pérdida de competitividad que estamos sufriendo con ambos vecinos nosotros tendemos a esperar un peor desempeño para lo que resta del año.