Con la cosecha de arroz llegando a su fin, en los últimos días han comenzado a trascender algunas cifras de los resultados alcanzados en la zafra 2017/2018 a nivel de este cultivo.
Emiliano Cotelo (EC): Cómo ustedes saben, se trata de uno de los rubros más tradicionales de la agricultura uruguaya, pero en los últimos años viene enfrentando dificultades financieras importantes… ¿Cómo está cerrando este nuevo ciclo a nivel del sector arrocero entonces? ¿Cuáles son las perspectivas para el próximo ejercicio? Lo conversamos con la economista Florencia Carriquiry, de la consultora Deloitte.
Romina Andrioli (RA): Florencia, como decía Emiliano, en estos días está llegando a su fin la cosecha de arroz de este último verano… un verano que fue muy particular en materia climática… ¿cómo han sido los resultados a nivel del cultivo de arroz puntualmente?
Florencia Carriquiry (FC): Bien. De acuerdo a lo que ha trascendido en prensa, los rendimientos del cultivo de arroz estarían cerrando en unos 8.150 kilogramos por hectárea a nivel del promedio del país… Es un nivel bastante menor a lo que se proyectaba de forma preliminar y es 5% inferior al rinde récord, de más de 8.500 kilogramos por hectárea que se alcanzaron en el verano pasado.
Según marcan los operadores del sector, esa caída en los rindes obedeció esencialmente al atraso que sufrió la siembra de algunas chacras en la primavera pasada y a la demora en la cosecha de parte del área, que se vio afectada por las lluvias intensas en abril… Hay que tener presente que a nivel del cultivo de arroz y a diferencia de lo que pasó en los cultivos de secano (como la soja, el maíz o el sorgo), la sequía de este verano no impactó en los resultados productivos porque es un cultivo que se hace bajo riego… es clave que llueva lo suficiente previo a la siembra (para que se llenen las represas) pero luego, durante el desarrollo del cultivo, no se precisa de lluvias… Incluso, el hecho de que haya pocos días nublados (es decir, alta luminosidad) es beneficioso para el cultivo de arroz.
RA – Con esos rendimientos entonces, ¿a cuánto ascendería la cosecha de arroz de este ciclo?
FC – Hay que recordar que en esta zafra el área sembrada con arroz volvió a caer y se ubicó en unas 154.000 hectáreas, con lo cual la producción de arroz de este año estaría alcanzando a poco más de 1.250.000 toneladas, que es un volumen 11% menor al que se alcanzó en la cosecha de 2017…que no podemos perder de vista… fue una de las mayores de la historia, con más de 1.400.000 toneladas levantadas.
RA – ¿Vamos a ver una caída de los volúmenes exportados de arroz este año, entonces, Florencia?
FC – Seguramente sí, porque la industria además no arrastra stocks relevantes de ciclos pasados…
Ahora, la buena noticia, Romina, es que los precios internacionales están mejorando de forma significativa… Concretamente, la referencia de precio del arroz blanco en Houston, pasó de unos US$ 450-US$ 460 por tonelada al inicio de 2017, a cotizar en torno a US$ 590 por tonelada en estos últimos meses… Y, algo que no es menor, la industria tiene un porcentaje alto de la cosecha disponible para colocar (según ha trascendido en prensa, aún resta vender más del 80% de la producción de este verano), con lo cual debería poder capturar estos mejores valores que se observan en el mercado internacional.
RA – Florencia, si se confirman esos mejores precios del arroz de exportación, también cabría esperar mejores precios para el arroz pagado a los productores, ¿verdad?
FC – Efectivamente. Hay que tener presente, Romina, que la cadena arrocera es una cadena altamente integrada y que los precios pagados al productor por el arroz se negocian centralizadamente entre los molinos y la Asociación de Cultivadores de Arroz, todos los años. Básicamente, sobre mediados de año se establece un precio preliminar por la cosecha recién levantada y luego, al cierre del ejercicio y ya con las cartas vistas de los precios a los que se exportó esa cosecha y los costos incurridos en la industrialización, se fija el precio definitivo, realizándose una eventual reliquidación a los productores.
Para esta zafra que se está levantando aún no hay un precio preliminar anunciado, pero sí hay bastante expectativa de que con mejores precios de exportación y un dólar más alto (que debería contribuir a reducir los costos de industrialización), los precios pagados por el arroz chacra mejoren frente a lo que fue la zafra previa, cuando el precio definitivo se ubicó en US$ 10,05 por bolsa de 50 kilogramos.
Desde la perspectiva del productor, sería clave que los precios pagados por la industria tengan una mejora y permitan al menos reducir las pérdidas que se estiman a priori para esta campaña…
RA – Justamente eso iba a preguntarte, Florencia. Dentro de un panorama de mayores dificultades de rentabilidad en el sector agropecuario en general, el cultivo de arroz es uno de los rubros que vienen arrastrando problemas desde hace más tiempo… ¿verdad? ¿Cómo fueron concretamente los resultados del último ciclo y que se aguarda para esta zafra que está terminando?
FC – Es cierto. El cultivo de arroz es de los que viene arrojando peores resultados económicos en los últimos ciclos, sobre todo como consecuencia de costos de implantación realmente muy altos… De hecho, en la última zafra cerrada, la del verano 2017, los resultados productivos fueron récord como decía antes, pero el cultivo igualmente cerró con resultados muy malos. Según nuestras estimaciones, el margen neto habría sido a lo sumo nulo en el caso de los propietarios de la tierra y negativo en casi US$ 100 por hectárea en los productores arrendatarios de la tierra. Y esos resultados se dieron después de dos ciclos anteriores con resultados todavía peores, en los que las pérdidas fueron de entre US$ 100 y US$ 200 por hectárea dependiendo del modelo de producción.
En esta última campaña, que está terminando, con costos que se ubicaron cerca de los US$ 1.900 por hectárea y rindes que, como decía antes, habrían caído unos 8.150 kilogramos por hectárea, el margen neto del cultivo probablemente va a volver a ser negativo… Tendríamos que terminar viendo un precio del arroz de más de US$ 11 por bolsa para que los números cierren con al menos un empate en términos económicos.
RA – Está claro. Mirando para adelante, entonces, ¿qué podemos esperar para la próxima zafra?
FC – Estamos todavía lejos del comienzo de un nuevo ciclo arrocero (recién está terminando la zafra 2018) pero es claro que las expectativas por el momento apuntan a un nuevo descenso del área sembrada con arroz el próximo verano.
Ante los malos resultados económicos de las últimas campañas, los productores además han aumentado mucho su nivel de endeudamiento y eso obviamente genera dificultades financieras adicionales… Para tener una referencia, si contemplamos el stock de créditos bancarios asociados al sector y el monto de los fondos arroceros vigentes, estamos hablando en promedio de más de US$ 1.600 por hectárea de deuda financiera (es decir, sin incluir deudas comerciales, con proveedores o con la misma industria).
Frente a ese panorama, hasta hace algunas semanas atrás se hablaba de que el área podía bajar más de 20% en el próximo verano… Ahora, con la mejora de precios del arroz que estamos viendo en los mercados internacionales y la suba del dólar de estas últimas semanas, que se traduciría en una reducción de los costos de producción, se está abriendo un escenario algo más favorable para el sector, que seguramente suponga al menos una caída menor del área sembrada.